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Desde mi escaño

El sueño del ascenso versus las críticas a Luis García

El sueño del ascenso versus las críticas a Luis García

El CD Tenerife tiene ante sí un problema que precisa atajar (y nunca mejor dicho) a la mayor brevedad posible. El hasta ahora portero titular, Sergio Aragoneses (al menos desde el partido frente a la Real Sociedad), sufrió una pancreatitis que, salvo milagro, le dejará en el dique seco aún entre un mes y medio y dos meses. De nuevo, es Luis García quien ocupa ese puesto y, después de un fallo más o menos evitable frente al Alicante, el temor entre los aficionados blanquiazules es que el sueño del ascenso se pueda esfumar. Cierto es que tampoco había confianza previa en el cancerbero de Porriño, máxime conociendo su historial de juergas y barrabasadas fuera de los terrenos de juego pero que, indudablemente, influían en la parcela deportiva, pero en esta etapa parecía haberse rehabilitado del todo y estaba siendo una de las claves del éxito de los tinerfeñistas. Ahora, el regreso de Luis a la portería se ve como un paso atrás y eso es malo, ya no sólo para el deportista, sino para todo lo que rodea a la entidad.

Haciendo una reflexión, hay que darse cuenta ahora mismo de la posición que ocupa el CD Tenerife. Está en una zona más que privilegiada, con ventaja de tres puntos sobre el cuarto clasificado, una situación que hacía años que no disfrutaba. Es más, hace un año el equipo vagaba por la zona media y, al final, hubo que esperar casi hasta el final del campeonato para confirmar la permanencia. Por eso, no podemos volvernos locos ni desesperarnos. García, pese a quien pese, no es mal guardameta, pero sí es verdad que se han exagerado tremendamente sus errores y, determinada prensa, ha cargado mucho las tintas contra este futbolista, incluso cuando había que alabar los méritos de Sergio Aragoneses. Eso, guste o no, produce una merma psicológica importante y es más que normal que ahora Luis salga al campo con el miedo en el cuerpo, pensando que a las primeras de cambio el Heliodoro se le va a echar encima con una pitada monumental. Desde luego, si al final vivimos una escena de esa índole, podemos despedirnos del premio del ascenso.

Hay quienes plantean que, ante la baja de Aragoneses, el club debería de fichar a otro portero, ¿pero a quién? ¿hay alguien de garantías, sin ficha en su equipo y a un coste irrisorio para que cubra la portería blanquiazul? Otros proponen darle una oportunidad a Alberto, el chico del filial. Perfecto, pero ¿y si se lesiona el nuevo? ¿se han puesto a pensar hasta dónde puede caer la confianza de Luis García? Insisto. Tenemos un portero que vale para la categoría y que lo único que hay que darle es un respaldo mayoritario, sobre todo cuando hay tanto en juego. Además, si los delanteros del Tenerife no hubiesen fallado como escopetas de feria tantas ocasiones el pasado sábado, ahora no estaríamos dilucidando sobre la portería blanquiazul. De acuerdo que los números, hasta la fecha, no hablan de una actuación excelsa de Luis García, pero también es verdad que el Tenerife ha sufrido en los primeros meses de competición y su presencia en los puestos de ascenso no empezó hasta diciembre del año pasado.

Por tanto, no nos queda otra que confiar ciegamente en el portero que tenemos, hay que darle todo el apoyo y evitar, en la medida de lo posible, magnificar los posibles errores que pudiera cometer. Si se es comprensivo con los fallos de Nino o Alfaro, ¿por qué tiene que establecerse un doble rasero cuando hablamos del inquilino de la portería? No seamos cegatos, miremos a la clasificación y sigamos remando todos en la misma dirección para llegar a junio como un nuevo vecino del edificio de la Primera División.

1 comentario

Lewis Rogers -

El ascenso nunca debe ser un sueño, sino una meta. Un grupo de profesionales excepcionalmente pagado debería pensar, sólo, en hacer bien su trabajo. Es la única manera de conseguir un resultado final apetecible. En el caso del portero habría que señalar que un jugar no hace un equipo, pero en su caso los errores se notan más que en otra demarcación. Alguien pierde un balón en el centro del campo y no pasa nada, sin embargo ante los tres palos, experimentos los mínimos. Todo pinta bien, pero hay que acabar el lienzo. En eso están.