Blogia
Desde mi escaño

TVE y la publicidad

TVE y la publicidad

El presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ha anunciado una reestructuración importante en Televisión Española que se centraría en una drástica reducción de la parcela publicitaria. Eso sí, antes de que nadie se haga ilusiones, esa limpia de anuncios se refiere única y exclusivamente a los spots, a esos que anuncian Coca Cola, Cola Cao o Nokia (connecting people), pero no a la publicidad subliminal que es, en si misma, el propio entre Radio Televisión Española, donde las loas, cantos y alabanzas a la gestión de ZParo son el pan nuestro de cada día y donde las malas noticias, al menos en lo tocante al Ejecutivo socialista, no existen, desaparecen y se diluyen como azucarillos en agua.

Desde luego, es importante que de una vez por todas alguien decida meter mano a la televisión pública de este país y que deje de tener esa doble vía de financiación, la propia de los Presupuestos Generales del Estado y la que procede de los anunciantes, sobre todo porque, a más cauces de percibir dinero, el agujero del déficit se ha ido haciendo más y más grande. Eso sí, lo que tendrá que explicar muy bien el señor Zapatero es cómo conseguirá que el ente sea rentable quitándole la publicidad. ¿Supondrá que los ciudadanos tendremos que pagar más por este servicio denominado pomposamente público? Esperemos que no. Lo lógico es empezar a soltar lastre también por otros lados, sobre todo esas productoras externas que, en muchas ocasiones, encarecen el producto que elaboran, sabiendo que TVE se puede permitir ciertas alegrías presupuestarias al tirar con la pólvora de todos los contribuyentes. Por ejemplo, podía empezar a prescindir de espacio como ¡Mira qué bodrio!, perdón, ¡Mira quién baila! que sólo tuvo éxito en su primera edición y que ahora sólo vale para que luzcan palmito personajes y personajillos más o menos famosos o que aún se resisten a vivir tranquilamente su retiro dorado del primer plano de la actualidad.

Lo gracioso de este anuncio de reducir la publicidad y de pretender someter a TVE a un lifting presupuestario es que coincide casi en el tiempo con la compra de una serie de eventos deportivos, como la final de la Copa de Su Majestad el Rey, que supondrá un coste muy elevado, mucho más que el que pagó, en su momento, Tele 5 por las últimas finales de la competición del KO. Todos estamos de acuerdo en que el ente público debe estar presente en todos los espectáculos de interés general, ya sean deportivos, culturales, políticos o sociales, pero hoy los tiempos han cambiado, el deporte y, en menor medida, la cultura, se han sometido a unas nuevas reglas de mercado, donde impera el tanto tienes, tanto te llevas. TVE no tiene que competir por puntos en la audiencia, debe ofrecer un servicio público de calidad, imparcial y con la mayor objetividad posible. No se puede derrochar el dinero de los contribuyentes, sobre todo porque pagar el doble por la final de un partido de fútbol hará que quienes tengan los derechos, en este caso Santa Mónica Sports, los eleven de cara a la próxima temporada.

1 comentario

Máximo Medina -

Tras comprobarse de forma fehaciente y reiterada cómo se comportan las cadenas privadas españolas no sé yo si sería conveniente reforzar TVE y no tratar de eliminarla, porque quitarle la publicidad de 'pago' sería casi como eso, en favor claro de esas privadas que tanto gustan al Gobierno.En un mundo ideal, la tele pública no debería competir con las privadas, pero todos sabemos que eso no es así, que lo público debe ser tan bueno como lo otro, o en caso contrario, mejor desaparecer. Las privadas sólo atienden a una cosa: el balance de resultados, el resto les trae al pairo, mientras que las públicas deberían dar servicio, inmersas en él las retransmisiones de todo tipo. TVE tiene una ventaja: llega a todos lados y además su historia le hace de las más vistas. Otra cosa bien distinta es su programación, que nunca está en manos de los profesionales. Es necesaria una televisión oficial, hasta los americanos la tienen, porque si no existiera qué haría el Gobierno si quiere dar un comunicado y las privadas no lo emitieran. La comunicación ejecutivo-pueblo es fundamental, aunque lo que indique el primero no le interese lo más mínimo al segundo. La manipulación, tanto en una como en otras... es otra historia.