Blogia
Desde mi escaño

El baile de magos y las banderas

El baile de magos y las banderas

El próximo 2 de mayo tendrá lugar en Santa Cruz de Tenerife el famoso Baile de Magos, una fiesta con un arraigo indudable y que, Dios me libre, está fuera de cualquier polémica política. Sin embargo, el hecho de que el año pasado el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, concretamente el área de Fiestas, decidiera colocar banderas españolas como elemento decorativo, ha despertado en determinados elementos de la sociedad capitalina un odio exacerbado contra quienes se han atrevido a tamaña profanación, sobre todo en algunos independentistas de pegote, esos que no son capaces de ver más allá de la bandera de las siete estrellas verdes (¡¡¡ayy, mamá, bandera tricolor!!!) como si eso fuera lo más importante que precisa ahora Canarias o los representantes de la progresía, especialmente los del partido del puño y la rosa, que abogan porque se vaya al baile con la banderita multicolor, vamos, la que representa el movimiento de los gays, lesbianas, transexuales y bisexuales.

La verdad es que lo que me hace gracia es que sean estos elementos los que acusen a un partido, el PP, de politizar un evento como el Baile de Magos de Santa Cruz de Tenerife por el único hecho de poner banderas españolas. Pero, vamos a ver señores (y señoras) ¿qué somos, cameruneses, chinos, afganos, bolivianos? ¿se han parado a mirar con detenimiento su DNI o pasaporte? No sé, salvo que de repente hayamos sido conquistados por las huestes de Mohamed, aún seguimos perteneciendo a España. ¿Acaso hay que avergonzarse de ello? Yo, desde luego, estoy muy satisfecho de pertenecer a este país y muy feliz de residir en Canarias.

Lo lamentable es que este tema empiece a cobrar una importancia desmesurada porque, miren ustedes, en cualquier fiesta que se precie a lo largo y ancho del territorio nacional, la enseña rojigualda está presente. Pero no se crean que en la Península, no, no. Vayan a eventos folclóricos-festivos de la isla de El Hierro, acudan a la Bajada de la Virgen y ya verán el ingente número de banderitas españolas que presiden los diferentes actos, colgadas aquí y allá y nadie arma ningún escándalo ni habla de que se politizan las cosas.

Sinceramente, a veces uno siente envidia sana de los Estados Unidos de América. El norteamericano, que podrá tener muchas cosas malas, como a buen seguro nosotros o los chinos, tiene una cosa de las que pocos países pueden presumir, un amor sin condiciones a su bandera, a la que veneran como el más preciado tesoro. ¿O acaso se creen que la negativa de Bush de recibir a Zapatero era sólo un capricho? Sentarse groseramente al paso de la bandera de las barras y estrellas fue entendido como una ofensa máxima. Claro, eso aquí no lo entendemos, entre otras cosas porque en Cataluña los chicos de ERC queman la enseña nacional y no pasa nada. Pero nada, ya que se trata de llevar banderitas al Baile de Magos, propongo que aparte de poner la española, también llevemos la de la ONU, la de la Cruz Roja, la de la OTAN y la de la Unión Europea. ¡Qué ganas tienen algunos de la oposición de enredar y meter cizaña donde no había problemas!

2 comentarios

Tie Newebo -

Es curioso, ya que Coalición Canaria, muy ligada en la última época al nacionalismo canario y a la independencia (solo hay que leer los editoriales de El Día) se inventa en la capital tinerfeña una romería que jamás había existido para sentirse más canario.
En cambio, pactan para gobernar en el Ayuntamiento con el Partido Popular, partido de la derecha española, centralista y heredero directo de la política franquista (solo hay que ver los miembros que lo forman).
La fiesta es de la gente, del pueblo, sin necesidad de banderas, crucifijos o velos. Pero hay gente que no lo quiere entender y quiere imponer su postura a toda costa.

Lewis Rogers -

Desde hace ya años, la bandera española no pasa por sus mejores momentos. En algunas comunidades autónomas, tildadas de naciones, incluso fue eliminada. Es evidente que los símbolos politizan las relaciones, pero tampoco tanto como para crear una oleada de protestas. Hay cosas mucho más importantes y cada cual lleva en su corazón la bandera que defenderá en su momento. De ahí a entrar en la polémica media un abismo. Además, esas controversias sí que tienen un claro tinte político, nunca social. Tras la creación de la UE las mini naciones quedaron en entredicho. Eso siempre y cuando a algún político no le interese sacar a la palestra el nacionalismo de andar por casa. Conozco amigos de California o Seattle, los más progresistas de EEUU, que antes que nada son estadounidenses, después todo lo demás. Es una cuestión de identidad, que muchos tratan de cuestionar. A España se la podrá tener en cuenta o no en el mundo, a Canarias, Cataluña, País Vasco, Galicia, Valencia, etc, pues lo dudo bastante. Al tiempo, porque cuanto más pequeño, más manipulable. Eso sin eliminar las aspiraciones de los que desean ser independientes. Las ideas y las realidades no deben confundirse.