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Desde mi escaño

Pandemia sindical

Pandemia sindical

El 1 de mayo de 2009 será recordado en España como el día de la pandemia sindical, mucho más perjudicial que el otro brote viral que, sorpresivamente, ha servido para tapar otras cuestiones de la realidad económica y social. Mientras hablemos de la gripe porcina o de la nueva gripe, el resto de problemas quedan relegados a un lugar secundario. Por supuesto, no pretendo minimizar los efectos devastadores que está teniendo esta enfermedad. Me preocupa lo que pueda pasar en los próximos días, máxime cuando además aún los laboratorios no han hallado (eso espero) el remedio eficaz para cortar de raíz este contagio que se propaga casi a la velocidad de la luz.

Pero bueno, no nos vayamos por las ramas. Mi propósito es hablarles de la caradura que se gastan en esta nuestra nación unas organizaciones sindicales cuyo objetivo primitivo era el de defender al trabajador, pero que, a día de hoy, su único fin es el de posicionarse al lado del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Oiga, preguntaría cualquiera mínimamente inteligente, ¿pero es que no piensan hacer nada la UGT o CCOO con más de cuatro millones de desempleados? Sí, claro que lo harán, montarle manifestaciones, concentraciones y algaradas en las sedes de Presidencia de los Gobiernos autonómicos, sobre todo aquellos que no estén comandados por el PSOE. Es decir, habrá manifas delante de la Comunidad de Madrid, de la Generalidad Valenciana o, en las Islas Canarias, en las sedes de Presidencia de Gobierno. Nada de ir a las Delegaciones o Subdelegaciones gubernamentales. No, que ZParo no tiene la culpa de nada, sobre todo desde que ocupa el Ministerio de Deportes.

Si en España existiera un mínimo de vergüenza, mañana mismo tendrían que coger los afiliados de las principales centrales sindicales sus carnets, romperlos en cachitos y luego dejárselos a las puertas de los despachos de Méndez y Toxo. Se están riendo claramente delante de la jeta de los trabajadores, sobre todo porque la cuota de afiliados se la trae floja, no les da ni para pipas. Lo importante, pensarán el gordo y el flaco sindicalistas, es que sigamos recibiendo la subvención del Gobierno central y así podemos seguir disfrutando de nuestros viajes, de comilonas, de hoteles o de asiento junto al presidente del Real Madrid en el palco del Bernabéu.

Sí, queridos amigos, esta es la dura vida del sindicalista español, al menos aquellos que pertenecen a las plataformas mayoritarias. Y mientras, qué duda cabe, en el Palacio de la Moncloa deben vivir mejor que nunca. A más paro que crean, más lejos está la posibilidad de convocar, siquiera, una mini manifestación delante de la casa de ZPinocho. ¿Huelga general? Nada, eso queda para cuando vuelva a gobernar la derecha.  

 

4 comentarios

Jose Luis Rodriguez alias el Zapo -

Yo como bien ultraizquierdista estoy preocupado -y mucho- por que lso transexuales puedan operarse en la seguridad social mientrasa lso obreros asquerosos les meten el copago , tambien me parece muy preocupante que los gays no puedan tener sexo anal en la vía pública.

Mari Ano Rajoy -

Es que los de la derecha y los de la ultraderecha estamos más preocupados en tocar las narices al Gobierno en temas estúpidos e irrelevantes, pero con los que nos confraternizamos con la Conferencia Episcopal, como reuniones en la calle provida de un feto nonato o en repulsa del uso del preservativo.

Felipe González -

Zapatero va a hacer buenas muy políticas de empleo, por consiguiente

Máximo Medina -

Mi impresión particular es que los sindicatos están a la expectativa. Nadie podía imaginar el número de parados de estos últimos meses y de ahí que las centrales estén más pendientes de que no se recorten derechos que de tratar de buscar soluciones contra el desempleo. El que 3 de cada 4 despidos de la UE sean en España debe llamar la atención. Por un lado, el despido no debe ser tan caro si se utiliza esa herramienta para equilibrar los balances y luego, ¿por qué en el resto de países no sucede lo mismo? Los empresarios españoles tienen muchos vicios, pero el principal es culpar al trabajador, con el despido, cuando las cosas van mal. Lo curioso es que cuando van bien, el mérito es sólo del patrón. En el resto de la UE no sucede esto, el obreo es 'respetado'. Aquí abonando la indemnización, a la calle, en Europa es obligatorio que haya un motivo para el cese de la relación laboral... y además demostrable. He oído a tertulianos hablar sobre el papel de las centrales con los parados y me sorprende que digan que no les interesan. ¿Los sindicatos a quién representan, a los trabajadores o a los parados? Creo que a los primeros porque a los segundos les 'quitaron' sus derechos al despedirlos. Pese a todo la preocupación es grande, porque a ningún empresario le tiembla la mano a la hora de despedir. Cometen un grave error, porque el único y verdadero patrimonio de sus empresas son sus trabajadores. El resto es cuento y mucha, muchísima, política de tres al cuarto.