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Desde mi escaño

Los vampiros de la SGAE

Los vampiros de la SGAE

La Sociedad General de Autores y Editores, conocida más por sus siglas, la SGAE, sigue actuando como una vampira ávida de euros para repartir generosamente entre sus miembros que, curiosamente, suelen identificarse con los artistas de la ceja. La última hazaña de esta institución ha sido, ni más ni menos, que reclamar el 10% de un concierto benéfico en Almería. Se trataba de recaudar fondos para Juanma, un menor de cinco años que sufre una enfermedad neurodegenerativa que responde al Síndrome de Alexander y para tal empresa se prestó desinteresadamente David Bisbal, uno de los cantantes más punteros a nivel internacional. Pues bien, a pesar de que el artista declinó recibir cualquier compensación económica, los piratas y corsarios de la SGAE se presentaron ante los familiares y organizadores del evento a solicitar su impuesto revolucionario o, de lo contrario, amenazaban con suspender el concierto.

Observando esta clase de actitudes, cabe inferir que en esa Sociedad sólo habitan repugnantes alimañas, capaces de mercadear hasta con el sufrimiento de unos padres que se desesperan por no poder hacer nada ante la enfermedad de su hijo y que cuando ven un atisbo de esperanza para recibir un dinero que pueda ayudar para que Juanma sea visto por los mejores especialistas, llegan los sacacuartos de la SGAE a pedir su parte (y además por adelantado y con aviesas amenazas de desmontar el concierto que Bisbal iba a ofrecer gratis). Dicen los expertos en cuestiones jurídicas que esta organización puede reclamar legalmente su porcentaje por este tipo de eventos benéficos, aunque también aseguran que siempre la ley se puede interpretar en función de la situación. Al parecer, en algunas ocasiones los organizadores de conciertos o festivales han tratado de anteponer el término benéfico para eludir cualquier pago a la ’empresa’ de Teddy Bautista, pero en este caso, el de este niño con el Síndrome de Alexander, no estamos ante un caso en el que los padres busquen lucrarse al 100%, ni siquiera al 0,0001%. Por tanto, torpeza manifiesta de la SGAE que deja bien a las claras que no observa y después actúa. No, siempre está pendiente de cobrar su recompensa cual ave carroñera. 

De todas maneras, uno ya no se extraña de los comportamientos de la SGAE, que ha empleado incluso a detectives para que se cuelen hasta en las celebraciones más íntimas. Aún colea el caso de una pareja de novios a los que un elemento contratado por esta organización se les coló en su fiesta, grabando a diestro y siniestro para después pasarles la factura por la música que habían puesto sin pagar los derechos previos. El dato no lo sé de memoria, pero creo que le reclamaban a los contrayentes una cantidad cercana a los 20.000 euros. Pues bien, el asunto fue puesto en manos de unos abogados que al final consiguieron que el chiringuito de Bautista tuviera que pagar más del doble de esa cantidad por daños y perjuicios, por una clara intromisión en la intimidad. Aun así, está claro que la Sociedad sigue haciendo de las suyas y no sería de extrañar que, próximamente, sus oficinas las trasladen al camposanto más cercano y que, en vez de despachos, los puestos de trabajo se ubiquen en ataudes. La única diferencia con Drácula es que ellos sí saben dar (o al menos lo pretenden) buenos estacazos. Económicos, claro.

1 comentario

Máximo Medina -

El asunto de la SGAE en España, lo de su cobro por todo bicho viviente que se mueva al son de cualquier música, es algo ya enfermizo. No voy a oponerme a que los artistas puedan cobrar sus derechos por creaciones, pero hay, como siempre, casos y casos. El que nos ocupa es algo casi hasta hiriente. Menos mal que las últimas noticias hablan de que se debió a un error y que la SGAE no cobrará nada por el acto benéfico del menor en cuestión. Pero mue gustaría ir más lejos. El Parlamento, como legislador, y luego el Gobierno, como ejecutor, deberían buscar otras fórmulas como para no llegar a estos extremos. Pero claro, ¿cómo negociar con una asociación que es capaz de meterse en actos privados, bodas y demás, para ver si se lesionan los derechos de creación de cualquier músico o grupo? A la Sociedad se le han dado alas con algunas normativas y ahora no se van a bajar del burro. Todo les parece poco y a la ciudadanía en general, y a mí en particular, le da la impresión de que pretende cobrar, cuanto más mejor, sin dar el menor golpe. Esto tiene visos de no acabar bien. Luchar contra la pirtatería es una cosa y lo que hacen es otra muy distinta. ¿Otro caso de juez y parte? Puede.