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Desde mi escaño

El lógico enfado de Pepe Benavente

El lógico enfado de Pepe Benavente

La mala educación, al igual que cualquier enfermedad, suele campar a sus anchas por donde uno siquiera pueda imaginar. Ese virus que poseen algunas personas lo sufrió en sus carnes la pasada semana el cantante canario Pepe Benavente, un artista cercano, campechano, simpático y siempre dispuesto a entregarse a los demás, pero que el otro día, en las fiestas de Valle de Guerra, en La Laguna, no pudo soportar la incompetencia del máximo cerebrito de la comisión de fiestas. Y es que, miren ustedes, mientras el bueno de Pepe desgranaba sus canciones, tuvo que aguantar la 'rivalidad' de la música procedente de los quioscos que estaban aledaños al escenario donde él tocaba. Vamos a ver, ¿piensan que se trata de un comportamiento lógico por parte de quien tiene que velar por el normal desarrollo de una actividad musical? Se supone, creo yo, que si se ha contratado a Benavente o a quien quiera Dios que sea lo normal es que se respete al máximo la actuación. Una hora y media o dos horas no provocan pérdidas a los quioscos por no poder poner su musica. Es más, se entiende que la estrella era Pepe y que los asistentes a su concierto querrían escuchar sus canciones, no el gusaneo procedente de la parte de atrás con el chunda chunda que hizo interrumpir en más de una vez al artista canario su recital.

La mayoría han salido en defensa del conocido cantante, pero hay otros que se han comportado como auténticos hooligans, llevando esta cuestión a un terreno político en el que Pepe, me da la sensación, ni entra ni sale, sobre todo porque es una persona que siempre ha vivido de su trabajo y que su manera de ser le han llevado de aquí para allá, independientemente de colores o de partidos. Supongo que tendrá sus afinidades políticas, como las tenemos todos, pero ello no es óbice para acusarle de ser un vendido a Coalición Canaria o tildarle directamente de pesetero. De hecho, en más de una ocasión ha actuado gratis, algo que ha hecho por que sí, sin buscar intereses ocultos. Además, ¿quién en esta vida trabaja por amor al arte? Supongo que prácticamente nadie, incluso esos mismos que le pusieron de vuelta y media el pasado fin de semana en Valle de Guerra.

Lo lógico, en medio de esta polémica, es que se depuren las responsabilidades y que el brillante presidente de la comisión de fiestas vallera ponga su cargo a disposición del Ayuntamiento de La Laguna y que no vuelva a organizar nada más. En ese punto, además, coincidio plenamente con Benavente. Posiblemente, si hablamos de artistas de mayor empaque y caché como Bisbal (aunque dudo que tuvieran dinero para siquiera pensar en contratar una actuación) le hubieran hecho mil reverencias y durante su concierto no se habría producido esas deficiencias. Pepe no se merecía esa falta de respeto y quienes encima se han puesto de parte del responsable de Fiestas muestran un desprecio y un desconocimiento total por la figura de este cantante. Menos mal que él sabe diferenciar perfectamente el polvo de la paja y si el año que viene vuelve a ser requerido para cantar en Valle de Guerra, allí estará. Porque esa es su gente.

1 comentario

Máximo Medina -

Viene al pelo este comentario para hacer referencia a uno de los grandes males que está asolando este país: la falta de respeto. Cada vez son más los individuos que creen que como yo pago, los demás se tienen que aguantar aunque invada de forma clara su territorio. El caso de Benavente podría quedar en la mera anécdota, pero ya está bien de pasar el asunto, porque todos los profesionales tienen derecho a que, por lo menos, se les respete cuando están trabajando. Miren hacia los políticos, nuestros representantes democráticamente elegidos, y observarán que el contagio empieza con ellos. Una sociedad sin respeto es un colectivo caduco.