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Desde mi escaño

El futuro de la refinería de Santa Cruz

El futuro de la refinería de Santa Cruz

Santa Cruz de Tenerife ha contado a lo largo de tres cuartos de siglo con una industria próspera como la refinería, un espacio que hasta no hace muchos años ocupaba gran parte de lo que es la actual expansión de la ciudad, quedando el núcleo gestionado por Cepsa en un pequeño reducto si se tiene en consideración cual era la superficie del mismo. Sin embargo, a pesar de haber contribuido a que la capital chicharrera haya salido adelante, empiezan a surgir las voces críticas sobre su futuro dentro de la trama urbana. Lo cierto es que quienes están en franca oposición a la permanencia por más tiempo de la refinería en Santa Cruz no andan carentes de razón, sobre todo cuando lo que se alegan son razones de salubridad.
En estas últimas semanas estamos asistiendo a una continua emanación de gases que superan con creces los parámetros normales. Los ciudadanos que residen cerca de este complejo se han quejado en varias ocasiones sobre el ambiente irrespirable y los dolores de cabeza que les genera la emisión de sustancias al aire que no parecen ser, precisamente, muy saludables. De hecho, la estación que tiene que controlar el nivel de contaminación del aire llegó a estar fuera de servicio hace varios domingos, concretamente el 10 de mayo, con lo que no se pudo demostrar fehacientemente que en esa fecha la refinería fue un festival de emisión de gases potencialmente tóxicos a la atmósfera. El único hecho que quedó probado fue que muchas personas llamaron al 112 e incluso se pusieron en contacto con diversos medios de comunicación para saber si estaba ocurriendo un hecho de gravedad en la instalación gestionada por Cepsa.

La preocupación por lo que pueda estar sucediendo ahí ha llegado incluso al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. El alcalde, Miguel Zerolo, con un estudio elaborado por la Universidad de Santiago de Compostela, esgrime razones de salud para que los responsables de Cepsa vayan ahuecando el ala, aunque también hay quien ve otros intereses ocultos en el regidor para que la llamada milla de oro termine de expandirse y que por eso no se ha solicitado el informe a la Universidad de La Laguna. Claro, podía haberse hecho, además los investigadores que hay en la misma no desmerecen a sus homólogos gallegos, pero tampoco se puede soslayar el hecho de que el centro docente tinerfeño tiene suscrito un convenio de colaboración con Cepsa. De acuerdo que un catedrático jamás subordinaría su ética profesional a los euros de la petrolera, pero a lo mejor es la propia institución la que no está interesada, precisamente, en enfadar a su socio financiero.

En definitiva, habrá que estar pendiente a los acontecimientos, aunque esta batalla sobre refinería sí refinería no lleva librándose muchos años y me da la sensación de que tenemos Cepsa para rato, aunque habrá que estar ojo avizor a su actividad y a controlar lo que emite al medio ambiente. Estoy conforme conque hay que salvar puestos de trabajo, pero también defender la salud de los habitantes santacruceros. Vamos, digo yo.

1 comentario

Máximo Medina -

Nos encontramos aquí con un caso reiterativo en el paso de los últimos años. Una importante corporación que trabaja en un terreno de cierto riesgo (cuáles no lo sé) y que pretende ser controlada por un segmento que no pertenece a su propia compañía. Es un intento, hasta ahora vano, porque estas súper empresas suelen defenderse solas de los acosos del exterior. La refinería ha existido en Santa Cruz casi desde siempre, incluso antes de que la capital sea lo que conocemos ahora, y se merece un reconocimiento, pero asimismo la central de transformación de hidorcarburos, aunque no funcione al 100% de su capacidad, tendría que variar su política y permitir cierta inspección desde el exterior. Todo ello pese a tener equipos de elite en lo que a prevenir cualquier siniestro se refiere. La refinería no es ya lo que era, incluso en apartado del empleo, pero curiosamente ha ganado en importancia por el precio del crudo. Eliminarla parece un absurdo, pero controlar su impacto e incluso buscarle otra ubicación en la isla parecen medidas acertadas a largo plazo. Lo malo es que el tiempo es tan inexorable que acaba llegando a donde se proponga ir. Y entonces...