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Desde mi escaño

Un paso para crear conciencia

Un paso para crear conciencia

Los periodistas en Santa Cruz de Tenerife salieron este sábado a la calle en un primer paso para plantarle cara a los advenedizos que se han creído que los medios de comunicación son simplemente juguetes que se pueden abandonar a gusto de consumidor cuando dejan de dar los beneficios apetecidos. Unos 300 profesionales de los diferentes ámbitos (prensa, radio, televisión, internet, gabinetes o agencias) se concentraron para pedir que acabe la precariedad en el sector, que se intensifiquen las inspecciones de trabajo, que se eviten situaciones comprometidas como las que están viviendo en estos momentos medios jóvenes como ACN Press, La Opinión de Tenerife o Teidevisión, así como lo que está sucediendo en otras empresas más veteranas, Diario de Avisos, El Día o la prácticamente defuncionada y enterrada La Gaceta de Canarias. En todas, en mayor o menor medida, se han producido despidos injustificados, únicamente sustentados por la magnífica fórmula a la que recurren empresarios mediotínticos, la crisis. Y encima más de uno se queda tan ancho.

Lo cierto es que el gran problema que aqueja a nuestra profesión, la de contador de cosas, viene de raíz. Aquí todo el mundo puede ser dueño de un medio de comunicación sin que nadie tenga que exigirle un título o una trayectoria acreditada como gestor impoluto del mismo. Nadie, inicialmente, está en contra en que un panadero, un constructor, un lechero o un vendelavadoras se haga cargo de la presidencia de un periódico o de una televisión, pero sí que la autoridad laboral debería de pedirle que sepa llevar el negocio adecuadamente. Desgraciadamente, estamos hablando de empresarios que, en muchos casos, sólo persiguen un beneficio rápido y si no lo obtienen empieza a recoger amarras, pero sin importarles las personas que dejan botadas a su suerte (a su mala suerte, para ser más concretos).

Lo gracioso es que cuando estos mismos advenedizos nadaban en la abundancia, regateaban al plumilla de turno hasta el último céntimo de euro de una subida salarial, pero en cambio sí que se acuerdan del currante cuando hay que arrimar el hombro, ya sea mediante un recorte sustancial en la nómina o a través de un despido fulminante. Bueno, hay casos peores, donde ni siquiera te despiden para no tener que pagarte las nóminas pendientes y, con un poco de infortunio, sólo te queda el Fondo de Garantía Salarial donde te darán una cuarta parte de lo que te adeudan. Es más, seguramente quien te ha estado puteando durante todo ese tiempo saldrá limpio de polvo y paja y seguirá teniendo vía libre para seguir pasándose de la raya.

En fin, sé que el acto vivido el sábado en pleno centro santacrucero sólo es un grano de esperanza en un desierto de precariedad, pero es un paso importante para empezar a crear conciencia y que desde las administraciones empiecen a habilitarse los mecanismos necesarios para evitar que canchanchanes de tres al cuarto ocupen unos puestos de tamaña responsabilidad. Si un bufete de abogados o una sociedad médica no puede estar ocupada por alguien que no posea la titulación necesaria, entiendo que para presidir un medio de comunicación habría que acreditar, por lo menos, una gestión seria empresarialmente hablando y, de paso, aprender nociones específicas de lo que es el negocio periodístico.

2 comentarios

Máximo Medina -

Como dijo en su momento Jack el destripador, vayamos por partes. En un pasado reciente, los medios de comunicación eran un servicio al público (al lector, oyente o televidente), pero desde hace unos años para acá se convirtieron en florecientes negocios por partida doble: se ingresaban pingües beneficios vía venta y publicidad (así como promociones y demás) y a la vez se tenía una porción de la opinión pública (algo que sólo había estado en manos de los profesionales de la información). Los creadores de esta última verdiente han sido empresarios sin escrúpulos que sólo unos meses antes habían estado bajo la crítica de esos medios que acabaron comprando. Silenciar voces y a la vez obtener rentabilidad es un asunto demasiado atractivo para quien posee dinero, Dios sabrá por qué fines conseguido. Esta degradación empezó en los 90 y la situación actual ha llegado porque la operación se ha llevado desde dentro, es decir miembros de la profesión que cruzaron al lado oscuro y ya no supieron ni pudieron volver, porque se involucraron en un nuevo segmento de 'intocables', en un circuito donde sólo entran elegidos. El problema es que con estos nuevos patrones no hay futuro. Están tan acostumbrados a optimizar productos que cuando uno no les renta lo que creen, lo eliminan con una frialdad digna de verdugo inflexible.Es lo que está ocurriendo en esta profesión y en muchas otras, aunque en menor medida. En mi opinión, la situación global no ha tenido nada que ver en este invento, porque la precariedad laboral ha ido creciendo mes a mes por el miedo de los precarizados a perder su estatus. Al final, todos caen por el sumidero y cuando asumen la situación ya es demasiado tarde. Cuando a un empresario se le abre una puerta, mucho más cuando las herramientas laborales que hay en nuestro país se lo permiten, se vuelve inexorable. En todo momento habría que delimitar quién está en cada sitio y es justo lo que no ha sucedido. La precariedad existe en muchos sectores, pero que también la haya en la prensa es cuando menos grave. El trabajo intelectual pasa por una grave crisis de valoración y es que al empresario jamás lo podrás convencer de que en un trabajo en el que se necesitan 30 personas no se podrá hacer con 15. Gastos, ebeficios, pérdidas, esos son los parámetros que controlan, porque la 'calidad' es que el medio de comunicación funcione. Así ha ido y así irá, porque cualquier recorte fue siempre hecho con asesoría interna. No es que los periodistas hayan ayudado, pero no pusieron muchos problemas a la operación. ¡Qué difícil era cerrar un medio de comunicación hace años y qué fácil es ahora! Me parece una buena reflexión.

Ale -

Como periodista debería marginar su situación personal para abordar con objetividad la situación global. Los periódicos, radios y demás medios de comunicación no dejan de ser una empresa, y como tal se busca su rentabilidad.
Eso no justifica que en muchas ocasiones los sueldos no se ajusten a la categoría de un profesional. Sin embargo, desatender los motivos de una crisis económica mundial es también cerrar los ojos ante una realidad que no sólo afecta a su gremio en particular.