Blogia
Desde mi escaño

Obhumo

Obhumo

El presidente de EEUU, Barack Obama, firmó, nada más tomar posesión de su cargo, una orden ejecutiva que elimina la prohibición impuesta por su predecesor, George W. Bush, al uso de fondos del Gobierno para subvencionar a grupos que practiquen o asesoren sobre el aborto. La decisión del nuevo presidente representa una victoria para los grupos defensores del derecho al aborto. La concesión o no de fondos gubernamentales a los grupos pro aborto en el exterior ha sido un asunto contencioso en las últimas administraciones, que los han autorizado durante mandatos demócratas y prohibido durante los republicanos. Esta prohibición, que se conoce como "la política de la Ciudad de México", porque se anunció en una conferencia de la ONU celebrada en allí en 1984, representó una de las piedras angulares de la política social de Ronald Reagan. Bill Clinton la abolió durante su mandato (1993-2001). Pues bien, pocos meses después, apenas en medio año, el vendehumos afroamericano no tiene el menor reparo en cambiar sus 'principios' ante el Papa Benedicto XVI y anunciar que aplicará medidas para proceder a la reducción de los abortos en los Estados Unidos. ¿Es o no es una contradicción?

Ahora, de verdad, entiendo porque nuestro jefe del Ejecutivo, Rodríguez Zapatero, tiene esta especie de querencia por el mandatario estadounidense. Ambos son iguales a la hora de decir sí a todo el mundo y luego hacer lo que les dé la gana. Obama, ya conocido en algunos foros como Obhumo, porque su política, hasta la fecha, sólo parece basarse en promesas intangibles; no ha cumplido con ninguno de los puntos principales de su programa electoral. Ahí tenemos, por ejemplo, el no cierre de Guantánamo o la retirada de tropas de Irak. Durante la campaña todo eran bonitas palabras, principios indestructibles. Yes, we can, pero de esa antológica frase hemos pasado al No, we can. Pero vamos, lo que realmente ha definido la catadura moral del personaje es su doble moral o vara de medir respecto al tema del aborto.

En este punto, sin duda, tendría que haber sido mucho más contundente la Santa Sede. Sí, Obhumo será muy mediático y todavía pinta bastante eso de que el nuevo inquilino de la Casa Blanca sea un hombre de raza negra, pero hay cuestiones que deben estar muy por encima de los efectismos y de los juegos de artificio. Benedicto XVI no puede ni debe conformarse con las promesas de un presidente que, a tenor de los hechos, parece poco empeñado en cumplir sus palabras. Mientras se siga destinando un solo dólar a la financiación de estos grupúsculos antivida, Obama no puede ir alardeando de que va a reducir la realización de abortos en su país. Eso sería una falacia y reírse en la mismísima cara del máximo representante del poder espiritual sobre la faz de la Tierra. Y es que Barack, amigo mío, ya está muy calado, igual que en España el del talante.

1 comentario

Máximo Medina -

Los americanos hace ya tiempo que saben que han elegido un presidente más. La ilusión que despertó Obama se ha ido disipando como el humo en el que han caído muchas de sus promesas. La doble vara de medir del inquilino de la Casa Blanca no es nada nuevo en la forma que EEUU tiene de ver el mundo. Se enclava dentro de esos parámetros en los que dentro de la Unión (de Estados) hacemos esto y fuera pregonamos lo contrario. Por eso aquella frase célebre que no recuerdo quien pronunció: 'De los americanos haz lo que hacen, no lo que dicen'. Imitándoles puede que te vaya bien, si les obedeces ciegamente, seguro que te irá mal. Y Obama no iba a ser una excpeción, pues allí los presidentes están muy mediatizados por multinacionales, corporaciones y demás familiares.