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Desde mi escaño

Desgobierno portuense

Desgobierno portuense

El Puerto de la Cruz lleva dos legislaturas viviendo en la más absoluta indigencia gubernativa. Si el ciclo 2003/2007 fue la etapa de los roces entre Marcos Brito, de Coalición Canaria y Eva Navarro, del Partido Popular; la era iniciada desde mayo de 2007, con la alcaldía de Lola Padrón, del PSOE, aunque con el apoyo necesario de los conservadores, no le va a la zaga en lo que se refiere a los líos en la casa consistorial portuense. Desde que se firmó el pacto entre las dos féminas, de todos era sabido que tarde o temprano estallaría el pacto a los cuatro vientos y de nuevo habría inestabilidad a manos llenas. La señora Navarro, por desgracia, no es un socio (bueno, una socia) fácil de llevar en un acuerdo y los personalismos de los que han hecho gala Brito y Padrón, uno en la oposición y la otra en la poltrona tampoco han ayudado a buscar el interés general, es decir, legislar en beneficio de los ciudadanos.

Ahora se está planteando, superado el meridiano del mandato municipal, una moción de censura que ponga a la actual regidora en el lugar en el que se encuentra CC, es decir en la oposición. Pero claro, para lograr ese objetivo sería necesario que los populares apoyasen a Brito y la verdad es que tampoco creo que estén por la labor los de la derecha de dar respaldo a los nacionalistas para que ahora ostenten el mando en el Puerto de la Cruz. Amén de rencillas y cuentas pendientes de la anterior legislatura, ¿qué programa se puede aplicar cuando ya se está afrontando la segunda mitad del mandato y además con un tiempo que más que correr vuela?

Personalmente, para mí sería un error del PP apoyar esa moción de censura, pero ya no sólo porque no suele tener rédito el cortoplacismo de devolverle al PSOE el hecho de haberte dejado fuera de la vida municipal, sino porque al final los perjudicados serán los vecinos que verán como pasa un gobierno más y lo que se hace (poco, eso sí) en dos años se deshace en los otros dos restantes. Eso, queramos o no, le ha supuesto al Puerto de la Cruz ir perdiendo prestigio, que los grandes proyectos se queden aparcados y no olvidemos que hablamos de una ciudad que vive por y para el turismo. Con esta casa particular de los líos, sita en la plaza de Europa, no me extraña que al final no quede ni el Tato en los complejos turísticos del municipio. Si es que con esa casta política se lo han ganado a pulso.

1 comentario

Máximo Medina -

El 'espectáculo' del Puerto de la Cruz, un municipio venido a menos, al menos turísticamente, desde la potenciación del sur de la isla, está siendo observado no sólo por toda Canarias, sino por los vecinos portuenses en particular. De antemano se pensó que un pacto PSOE-PP no acabaría nada bien, pero la inquinas personales con los nacionalistas acabaron de esa extraña pareja de formaciones políticas. Ahora hay quien piensa racionalizar el asunto y todos los indicios apuntan a que es demasiado tarde. Todo ello sin pasar por alto estos dos años transcurridos de pura apatía que, para algunos, han sido un inferno en pleno paraíso norteño. Lo obvio, y quizás hasta lo interesante, es que los ciudadanos del Puerto hayan tomado nota y alguno de los firmantes del pacto pueda haber cavado su fosa electoral. De momento, la cosa no está clara, pero estos 720 días de oposición no le han venido nada mal a CC. Lo mismo en 2011 se repiten los resultados. Cosas peores y más misteriosas se han visto.