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Desde mi escaño

Rasgarse las vestiduras

Rasgarse las vestiduras

La muerte de Rayán, el bebé cuya madre había fallecido unos días antes por mor de la devastadora gripe A, ha destapado la doble moral de determinados sectores de la población española (con sus plataformas mediáticas incluidas) a la hora de valorar este suceso y lo acontecido, por ejemplo, con los asesinatos (sí, porque no son otra cosa) que se producen a diario en clínicas de nuestro país y que encima, para más inri, cuentan con el beneplácito del Gobierno más antinatalidad que ha existido en toda nuestra Historia. Sí, estamos ante un Ejecutivo que promueve la liberalización total del aborto y donde una niña de 16 años no tiene porque dar explicaciones a sus padres de lo que hace o deja de hacer con el ser humano que lleva en su vientre. Aquí los permisos paternos sólo están para colocarse un piercing o, como diría la 'ilustre' Bibiana Aído, "para ponerse tetas".

Sí, desgraciadamente todos estamos conmocionados ante este trágico hecho que se ha producido en el Hospital Gregorio Marañón y habrá que investigar hasta el final para depurar hasta la última responsabilidad. La enfermera, sinceramente, creo que es la menos culpable de este suceso. Sí, fue la mano 'ejecutora', pero al parecer ni siquiera debía haber estado ahí en ese momento y sólo ante la falta de personal tuvo que ayudar en ese turno. Tal vez, con la presencia de personal cualificado, se hubiera evitado esta muerte, pero ahora ya es tarde y sólo hay que procurar por todos los medios posibles que el episodio no se vuelva a repetir en ningún centro hospitalario. Lo más seguro, recurriendo a la jurisprudencia, es que a esta persona le caiga una inhabilitación por algunos años y el hospital, a través de la aseguradora de turno, deba pagar una fuerte indemnización a los familiares, aunque es obvio que ni todo el oro del mundo servirá para reparar este daño.

Pero, insistiendo en el hecho de que es lamentable que en España acontezcan hechos de este calado, no podemos obviar que a muchos nos gustaría que el ruido y el escándalo mediático que ciertos sectores de la progresía están haciendo con el caso de Rayán, tuviera igual repercusión en el caso de los abortos indiscriminados, aquellos que se hacen por el puro placer o vicio de no querer tener responsabilidades posteriores. Ya lo he manifestado en más de una ocasión que nuestro marco jurídico contemplaba unos principios absolutamente claros sobre la legalidad de la práctica abortiva (violación, malformación del feto o posiblidad de que la madre pudiera fenecer). Sin embargo, el gobierno ultraprofeminista de ZP ha dado rienda suelta y barra libre al aborto y ahora no hace falta, siquiera, permiso de la autoridad paterna-materna para acabar con la vida de una persona. Pero, qué paradoja, esas mismas plataformas mediáticas que se rasgan las vestiduras con la muerte de Rayán, hacen un más que sospechoso mutis por el foro ante estos asesinatos perfectamente legalizados.

2 comentarios

Tercera Opinión -

Hola, con respecto a este tema me gustaría que visitases mi artículo:

Quizás si Rayán hubiese ido por lo privado…

http://www.terceraopinion.net/2009/07/19/rayan/

Un saludo.

Máximo Medina -

Sólo querría hacer dos puntualizaciones ante el tema que hoy se propone en este blog. Una: seguirán existiendo los accidentes o errores en los centros sanitarios españoles y por un solo y único hecho, somos humanos y propensos a equivocarnos. Éste de Ryan saltó a la luz pública, pero hay muchos más que se desconocen y no por ello se puede demonizar a la clase sanitaria (algún que otro médico estúpido al margen) de este país, que en muchas ocasiones ha demostrado sus desvelos por sus pacientes. La otra precisión, amigo Juan, es que el Gobierno de ZP no es ultraprofeminista, sino abortista. Así de simple, y ayuda, porque abortar no es ayudar a una mujer, salvo los supuestos que tú has mencionado, a otra gente. Lo que pretende, a mi modo de ver, es evitar que los que se dedican al aborto no sean penalizados por ello. Es decir, suprimir la legislación que les castiga en caso de sobrepasar los límites de la ley que estaba (¿o está?) en vigor. Lo de los 16 años es un disparate y no voy a insistir más. Aído se ha dedicado como ministra a idear leyes que perjudiquen a los hombres, no que beneficien a las mujeres. Eso que se le llena la boa en decir como discriminación positiva (dos palabras que nunca deberían ir juntas en una frase). Así le va y le irá.