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Desde mi escaño

El no a todo por sistema

El no a todo por sistema

Santa Cruz de Tenerife acogerá el próximo sábado una manifestación en contra del anillo insular, una convocatoria más donde se muestra la oposición de diversos colectivos ecologistas, sindicales y vecinales a los proyectos de infraestructuras que se pretenden poner en marcha en la isla de Tenerife. Independientemente de razones y argumentos a favor o en contra, lo cierto es que llevamos prácticamente una década en un auténtico sinvivir de negativas a cualquier iniciativa que se plantea desde las diferentes administraciones a la hora de poder mejorar la calidad de vida de aquellas personas que diariamente deben desplazarse desde el Sur al Norte o viceversa. Sí, claro que tenemos que vigilar y ser extremadamente críticos con los disparates medioambientales que pudieran cometerse a la hora de trazar una carretera, un tendido eléctrico o los trenes que llegarán hasta los municipios sureños y norteños. Pero, qué duda cabe, hay que ponerle límites a unos y a otros. No se puede estar perpetuado en el no por sistema ni tampoco en arrasar porque sí. Como dicen los sabios, en el término medio está la virtud.

Tenerife lleva muchos años de retraso en relación, por ejemplo, con determinadas infraestructuras que se han construido en Gran Canaria. Insisto en que las vías de circunvalación que se han habilitado a la entrada de Las Palmas de Gran Canaria y la manera en la que se han solventado muchos de los atascos que se venían produciendo antaño han sido todo un alivio para los conductores que cada jornada deben acudir a la capital grancanaria. Sí, es cierto que se siguen produciendo retenciones por la existencia de un parque móvil elevadamente exagerado en las Islas, pero al menos se ha conseguido reducir el tiempo de espera en el coche y más aún se logrará una mayor fluidez cuando se termine una faraónica y complicadísima obra como es la ampliación de la carretera que va al norte de Gran Canaria.

Aquí, en la isla del Teide, sin embargo, parece que los tiempos son muy diferentes, que nuestra clase política se acobarda frente a esas concentraciones del no. Hay muchos proyectos que llevan años y años durmiendo el sueño de los justos (y de los injustos) en las gavetas del presidente y consejero de turno y hay que recordar que el servidor público está colocado por los ciudadanos, vía urnas, para que haga, que se le note dinamismo. La pasividad, salvo casos muy contados, no suele reportar votos y menos aún asegura la posibilidad de revalidar el cargo en la poltrona. Por supuesto, y en esto no puedo quitarle un ápice de razón a quien me lo replicase, tampoco es deseable que se aprueben y se comiencen proyectos que luego no puedan ser terminados o, lo que es peor, que enciman tengan que ser derribados sin haber pasado de un esqueleto estructural, y ahí tenemos el caso del mamotreto de Las Teresitas para demostrarlo.

En fin, veremos a ver cómo reaccionan los políticos frente a la manifestación del sábado. Y, aunque puedo entender la preocupación de ecologistas y vecinos por la destrucción/ocupación de unos terrenos, también tenemos que valorar, más en tiempos de crisis, a esas personas que día tras día se tienen que pegar más de 200 kilómetros y varias horas en su vehículo para poder llevar el jornal a su casa. Ante todo, pediría que nuestra clase dirigente fuese valiente y arriesgase. Si uno está convencido de su proyecto, que lo lleve adelante y si luego es un disparate, ahí estarán las urnas para quitarle el carguito.

1 comentario

Máximo Medina -

La experiencia me dicta que existen dos tipos de personas: las que han sido elegidas para representarnos en los foros políticos (congreso, senado, parlamento regional, gobiernos autonómico y nacional, ayuntamientos, cabildos, etc.) y otras que creen representar a alguien (generalmente a nuestra conciencia) y no han sido elegidos por nadie o como último extremo por sus propios afiliados. Pues bien, estos últimos llevan bastante tiempo oponiéndose a todo siempre y cuando su opinión no haya sido tenida en cuenta. Los integrantes del primer grupo como cobran una pasta por su cometido pasan muchas veces de sus reponsabilidades, mientras que el segundo grupo pretende hacerse con esas prebendas a base de no dar su aprobación a nada. La mayoría de los proyectos en los que el medio ambiente entra en juego son rechazados por estos grupúsculos que se pasan de rosca con tanto verdismo trasnochado. El entorno debemos cuidarlo, pero no a base de dejarlo como está por los siglos de los siglos. El ser humano se ha distinguido del resto de los animales en ser quien acomoda el entorno a sus necesidades, si no, estaríamos todavía viviendo en cuevas. Ahora bien, progreso no significa nunca degradación. Buscar el término medio es el quid de la cuestión, ahora bien ponerse de acuerdo es otra historia. La larga historia de la humanidad en las últimas décadas.