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Desde mi escaño

Real coscorrón en Alcorcón

Real coscorrón en Alcorcón

Pellegrini, antes que nada, debería de seguir como técnico del Real Madrid. La humillante e histórica derrota sufrida ayer por el conjunto merengue en el feudo de Santo Domingo (4-0) en el partido de ida de la Copa del Rey ante el Alcorcón es achacable y sólo achacable a unos jugadores que, en su mayoría, se dedicaron a pasear por el campo y, en cierta medida, a mandarle un recadito al técnico chileno por haberles concentrado para este encuentro. Algo está sucediendo en el seno de la plantilla blanca, pero el asunto no huele nada bien y me recuerda a lo que aconteció hace años con José Antonio Camacho, quien se marchó dando un portazo y aseverando que mientras se permitieran ciertos vicios a determinados futbolistas, ahí no habría preparador que fuera capaz de sacar provecho. El tiempo le dio la razón y desde septiembre de 2004 a junio de 2007, el Madrid no ganó ni el torneo de la galleta.

Desconozco si finalmente Florentino Pérez, acuciado y agobiado por sus consejeros áulicos, tomará la decisión de firmar el finiquito de Pellegrini, pero está claro que si accede a las pretensiones de quienes le rodean empezará a cometer los mismos errores que en su anterior etapa, la de dejarse llevar por un impulso aislado, el de un resultado catastrófico, (que eso es algo que a nadie se le oculta) pero que tampoco deja de ser remontable dentro de quince días en el Santiago Bernabéu a poco que la plantilla se conjure para ello. Por supuesto, tampoco quiero dejar fuera un dato importantísimo, el 5-0 que el año pasado le endosó el Poli Ejido al Villarreal, cuadro castellonense que esta dirigido por aquel entonces por el hoy máximo responsable del banquillo merengue. ¿Casualidad? Puede que sí, pero también había que entender que el plantel amarillo no era tan amplio como el madridista y que había una apuesta mayor por la Liga y por la Champions.

De todas maneras, lo sucedido anoche no es para imputárselo al técnico que, además, poco menos que tuvo que ejercer de educador del indomable Guti. Era tal el estado de excitación que tenía el jugador blanco que no hubo más remedio que dejarle en el banquillo durante la segunda mitad o la expulsión de éste era más que un hecho evidente. Insisto, la responsabilidad máxima del fiasco frente al Alcorcón debe imputarse a los once que salieron al campo porque cualquiera de ellos podía y debía darle mil vueltas a su rival. No digo yo que no se pudiera perder o incluso empatar, sobre todo porque los pequeños en su terreno se hacen más fuertes y máxime ante uno de los grandes de la Liga, pero no es de recibo que te claven cuatro y tú, ni tan siquiera, hacer el del honor. Eso se llama pasotismo y querer hacerle la cama al entrenador. Así de claro. Fíjense, por ejemplo, como el Sevilla fue capaz de contener y poner en su sitio la rebeldía del Atlético Ciudad, que no sólo se adelantó en el marcador, sino que incluso con 1-2 fue capaz de empatar. Luego, en la segunda parte, los hispalenses dejaron su impronta, 2-4.

Veremos a ver si Pellegrini aguanta, al menos, hasta este fin de semana, pero a nadie se le escapa que existe un cierto run run desde hace varias semanas en torno al juego del Real Madrid y, a pesar de tener a muchos de los mejores jugadores del planeta, hay una cosa vital que se llama período de adaptación y de acople. Por muy buenas que sean estas megaestrellas, habrá que darles tiempo, pero eso parece que es lo que le falta a Florentino o, cuando menos, a sus acólitos y ya hay quien tiene preparada la guillotina tras el Real Coscorrón recibido ayer. Ahora sólo falta que alguien la accione (candidatos parece que no van a faltar) y que nombren a un nuevo técnico, seguramente del gusto de los consentidos de la plantilla. Así, créanme, el Real Madrid podrá fichar a lo más granado del mundo que como no se les dé tiempo, acabarán sumidos en el más grandioso de los fiascos.

 

1 comentario

Lewis Rogers -

Pellegrini no ha demostrado ser el técnico que ellos esperaban... los jugadores, y más que un colega es un señor que les impone trabajo y además muchas horas. Eso no sienta bien en una plantilla que tiene varias cosas en su contra: es millonaria y joven y por si fuera poco se han advertido diversas rencillas entre futbolistas por conseguir un puesto junto a las estrellas. La competencia, según los economistas, es buena, pero no hasta el punto de llegar a la pelea. Asimismo, algunos jugadores que allí lo eran todo se han encontrado con que, poco menos, los han arrinconado y ése es un caldo de cultivo nocivo para cualquier club. Puede que el técnico salte, pero con eso el Madrid no solucionará nada. A lo sumo un par de semanas de paz, pero después volverá a comenzar la pesadilla. Sólo se podrá cambiar la situación con resultados, pero eso tampoco le vale al aficionado merengue que también quiere ver jugar bien a su equipo. Lo de Alcorcón no es una anécdota, sino la primera parada de un tren que apuntaba visos de descarrilamiento con tanta estrella en su interior. El fulgor, muchas veces, ciega a los mejores trabajadores del balompié. Más si son jóvenes y millonarios.