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Desde mi escaño

Una huelga innecesaria

Una huelga innecesaria

La Liga de Fútbol Profesional sopesará mañana viernes la posibilidad de convocar una huelga por la medida del Gobierno de España de derogar la llamada Ley Beckham, esa que permitía a los clubes unas exenciones fiscales bastante ventajosas a la hora de traer a grandes cracks mundiales y que, por tanto, iban a cobrar más de 600.000 euros al año. En vez de reclamar un 40-44% de retenciones, el porcentaje se quedaba en el 24%, cantidad más que atractiva y que, en cierta medida, arroja la suficiente luz para comprender los motivos que han llevado a muchas estrellas a elegir nuestra competición en vez de la inglesa, la italiana o la alemana. De hecho, en estos dos últimos campeonatos, el Calcio y la Bundesliga, las retenciones que se practican son igual para todo el mundo, nacional o extranjero, así no hay más debate o discusión.Sin embargo, Spain is different y ya han puesto el grito en el cielo los equipos ante el riesgo de ver como esos excelsos futbolistas podrían dejar de ver nuestro torneo como un paraíso y elegir otros destinos. Pues miren, mejor, así se empieza a apostar decididamente por la cantera.

Y sí, sé que han salido muchas voces críticas con la medida que aprobarán socialistas, Izquierda Unida y el Bloque Nacionalista Gallego, que seguramente esto sea el chocolate del loro y que al final tampoco va a suponer un ingreso mayor en las arcas del Hacienda, que la verdadera riqueza, la de los SICAV, por ejemplo, no hay quien le meta mano y estamos hablando de grandísimas fortunas. Cierto, qué duda cabe, pero no menos verdad es que esta ley se aprobó, inicialmente, con el objetivo de que a España recalasen grandes científicos, artistas, economistas, etcétera y que pudieran beneficiarse de unas buenas redenciones fiscales por desarrollar aquí su labor. Finalmente, visto lo visto, los únicos que han sacado tajada han sido los equipos de fútbol.

Pues, aunque suene impopular, me posiciono en contra de ese parón que pretende promover la LFP porque, en primer lugar, trata de defender únicamente su interés como entidad semiprivada y no le importa el interés general. Estamos hablando de que a final de esta temporada hay un Mundial y sólo faltaba que hubiera que prolongar el campeonato dos semanas más. Como siempre, vamps más que justos a la hora de darle tiempo al seleccionador de turno para preparar esa cita mundialista y si encima podemos meternos en una huelga, más vale ponerse a rezar. Pero es que no sólo se trata de que haya Mundial. Ésta sería una ocasión de oro para potenciar de una vez por todas las canteras de los equipos. Salvo el Bilbao, ninguno de los otros 19 equipos de Primera apuestan de verdad por los chavales que tienen en las categorías inferiores. Bueno, cierto es que Guardiola en el Barcelona ha sacado a más de media docena de jugadores de los filiales y ahí están, internacionales en algunos casos. Pero vamos, que lo normal es traerse a jugadores foráneos debido a que a la larga sale más rentable para el club de turno que mirar hacia lo que tiene en su propia casa.

En fin, allá la LFP y los señores Astiazarán, Tebas y compañía, pero no se pueden tener unas miras tan particulares y de tan bajo perfil. El fútbol de hoy no es el de los albores de los 80, cuando la famosa huelga por el convenio laboral de los jugadores. Hoy, por ejemplo, puede usted parar la Liga, pero habrá que seguir jugando Champions o la European League y encima encajarlo todo con la Copa del Rey y dejar fechas libres para que dé tiempo a llegar en buena forma al Mundial de Sudáfrica. Si en el resto del continente se fríe a impuestos a los equipos por esos megafichajes megacarísimos, no veo la razón por la cual aquí siempre hemos de estar con la papita suave. Para una cosa que el Gobierno de ZP piensa con un mínimo de coherencia.

1 comentario

Lewis Rogers -

Me dice el amigo don Máximo que el 99% de las huelgas que se realizan en España tienen como finalidad reividicar algo, alguna mejora, pero en el caso de los futbolistas es más bien para tratar de evitar que les quiten algo que ya tienen: una tributación bajísima con respecto al resto de los mortales que también cotizamos. Conozco amigos que no llegan a los 2.000 euros mensuales y que, en comparación, pagan más a Hacienda que las grandes estrellas futboleras. Quizá estos jugadores ni siquiera se quejen, pero sí sus clubs, que al fin y a la postre son los que abonan esos impuestos. Ellos salen libres de polvo y paja, más que nada porque su carrera es muy limitada en el tiempo y se acaba pronto. Como bien escribe usted don Juan, a las Sicav (sociedades de inversión de capital variable) no les hinca el diente nadie y se ha convertido en un plácido lugar donde las grandes fortunas pacen con toda naturalidad, tributando al 1% sus ganancias, que en cinco años han superado los 8.000 millones de euros. Los futbolistas tienen que pagar impuestos conforme a los emolumentos que ganan, al igual que otros profesionales de los más distintos ramos. Hacer distinciones no sólo es injusto, sino que roza lo vergonzoso. Que le pregunten a los Gasol, Calderón, Rudy o Sergio cuánto pagan en los EEUU.