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Desde mi escaño

¿Crisis en la telefonía móvil?

¿Crisis en la telefonía móvil?

La crisis económica, ni que decir tiene, se nota en todos los sectores, incluso uno tan próspero y tan rentable como el del la telefonía móvil. Pese a ser España uno de los países donde el consumo de terminales supera con creces la media mundial, así como el gasto, en los últimos tiempos se está viendo venir una dinámica que no gusta mucho a las operadoras. Los clientes han buscado fórmulas para, legalmente, poder ahorrar costes. Por ejemplo, una llamada perdida a una persona significaba que ya estaba a punto de llegar a su cita y, aunque les pueda parecer una fruslería, lo cierto es que ahí las compañías dejaban de ganar unos cuantos millones de euros porque, si hablamos de llamadas, se cobra el establecimiento más el primer minuto y si nos referimos a los mensajes, los 15 céntimos más el IVA de rigor tampoco se lo saltaba nadie.

Esas estrategias de ahorro llevaron a los responsables de las tres grandes operadoras (Movistar, Vodafone y Orange) a intentar cobrar por el hecho de hacer o recibir una llamada perdida. Sin embargo, y me imagino que por cuestiones puramente legales, no lo llevaron a cabo. Además, ¿desde qué óptica se puede analizar si yo le hago una llamada a alguien y esa persona no desea o no puede atenderme en ese momento? ¿Razonablemente la empresa puede entender que tengo un código establecido de antemano con el receptor? Es evidente que no.

De todas maneras, el excelente servicio de marketing o mercadotecnia (más español y más nuestro el término) de Movistar va a hacer posible que los usuarios de prepago puedan disponer de minutos gratis a cambio de un mínimo trabajo, escuchar unas cuñas esponsorizadas. Movistar ofrece el primer minuto gratuito por llamada a cambio de escuchar una cuña publicitaria de entre 8 y 15 segundos de duración, si bien el establecimiento de llamada se sigue cobrando, dependiendo del horario y el tipo de tarifa, el cliente puede obtener un descuento de entre 5 y 59 céntimos en cada conexión. En estos tiempos de crisis es indudable que todo lo que sea gastar menos hablando lo mismo supone todo un alivio, máxime porque España sigue siendo el país con las tarifas más caras del planeta y parte de la constelación interplanetaria.

Evidentemente, Movistar o cualquier otra compañía que se lance a este reto no va a perder nada porque ese minuto que regala por cuña lo recupera cuantiosamente por la vía del ingreso publicitario. En ese aspecto, al menos, ganamos los clientes que, poco a poco, vemos como la dictadura de unos precios abusivos se va abriendo paso a una moderada reducción, con planes muchas veces ventajosos y que hace tan solo un lustro eran imposibles de imaginar. Ojalá la competencia siga el ejemplo emprendido por la empresa de Telefónica, aunque, por supuesto, no nos conformamos con eso, aún queremos más, pero como dice el refrán; a caballo regalado, no le mires el diente (en este caso, el descuento).

1 comentario

Máximo Medina -

Perdón. ¿Crisis en la telefonía móvil? Pero si Telefónica acaba de presentar sus resultados de los nueve primeros meses de este año y tiene más ganancias que en años anteriores. Además, su presidente, César Alierta, acaba de indicar que la crisis en España ya ha pasado lo peor. Los móviles han resultado más rentables para las compañías que cualquier otro producto. Apenas tiene personal y todo va por máquinas, con lo cual los ingresos sólo pueden subir y los gastos están congelados desde hace años. En más de una ocasión he comentado la cantidad de gente que veo por las calles con el telefonillo pegado a la oreja, en especial mujeres. Esa estampa es síntoma de que el negocio está mejor que nunca. Excelente momento para que el Gobierno obligara a estas corporaciones a bajar sus tarifas. ¿Es normal que Telefónica gane más de ocho mil millones de euros por año como si fuera un banco cualquiera? Creo que no, que los precios en España están por encima de la media europea y que alguien, el Ministerio de Industria, por ejemplo; debería poner coto a esta burrada de beneficios anuales. Por último, indicar que la competencia no existe cuando el mercado está copado por dos o tres compañías. Es muy fácil ponerse de acuerdo para no matar la gallina de los huevos de oro. Qué oro, mejor platino, incluso uranio. ¡Vaya negocio! Cuando sea mayor me gustaría ser el máximo accionista de las Matildas.