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Desde mi escaño

Los riesgos de juzgar libremente

Los riesgos de juzgar libremente

¿Es justo que Diego P.V, el acusado de haber matado a su hijastra y que después se demostró que nada tuvo que ver en el hecho, pueda solicitar una indemnización por daños y perjuicios no solamente a los médicos que erróneamente dictaminaron que la pequeña Aitana había sufrido maltrato o a los agentes que le mantuvieron encarcelado durante un par de días, sino también a los medios de comunicación que se hicieron eco del hecho y dieron una visión muy negativa de esta persona, siempre en función de los hechos que se presentaron a la prensa? Pues miren, aunque personalmente pueda ser parte afectada porque en mi blog http://juanvelarde.blogia.com hay un artículo hablando de crimen execrable, lo cierto es que debemos aprender mucho sobre lo sucedido en esta ocasión. Posiblemente, llevados por la pasión de la inmediatez, todos, en mayor o menor medida, cometimos el error de tomar como válidos los argumentos de los galenos y despreciamos un factor importante, el de la presunción de inocencia, esa que tenemos todos hasta que no se demuestre lo contrario.

 

Seguro que hay formas menos dolosas y dolorosas de llevar al soporte de papel, de las ondas o de la imagen, así como al infinito mundo de Internet, casos como el de la niña Aitana, pero de entre todas ellas escogimos la peor, qué duda cabe. ¿Me contrariaría tener que pagar una indemnización o una parte proporcional para restañar parte de los daños morales causados a esta familia? En parte sí, porque me dejé influenciar por la rigurosidad de una exploración médica que, a corto plazo, se reveló negligente a todas luces; pero también es verdad que dejé poco lugar a la posibilidad de pensar que este hombre era inocente. Es más, llegué a conjeturar la hipótesis de que la madre, compañera sentimental de Diego, tal vez tuviera que ver algo en este asunto. Por supuesto, jamás tendré problemas en tener que dar personalmente mis más sinceras disculpas a estas personas o tener que publicar rectificaciones allá donde procediese o se me ordenase.

 

Eso sí, me parecería bastante injusto que desde determinados colectivos médicos o policiales se pretenda poner ahora todo el acento en la voracidad de los medios informativos. Señores, no confundamos los términos. No mezclemos información con sensacionalismo, telediarios con los ‘tomates y sálvames de turno’. Nosotros, los periodistas, nos limitamos a informar verazmente de los hechos, tratamos de encajar todas las piezas en un puzzle que puede ser variable en cualquier momento. Nadie forzó al médico o a la Guardia Civil a que dieran los datos que ofrecieron a los medios de comunicación. A todos nos gustan las primicias y ganarle por la mano a la competencia, pero en esta oportunidad aquí ni ha habido exclusiva que valiera, sino unas informaciones comunicadas a todos al mismo tiempo. Cuando algo es secreto, nos guste o no, los periodistas sabemos o tenemos que saber esperar a que concluyan todas las pesquisas. Nuestro único, aunque gran error, obviar la presunción de inocencia y sacar la foto de una persona que, afortunadamente para él, fue y es inocente con todas las de la ley.

2 comentarios

Manuel -

Tu has visto la portada del ABC??

"La mirada del asesino de un a nina de tres anos"

http://kiosko.net/es/2009-11-28/np/abc_sevilla.html

Crees que la policia y los medicos le ha dictado el titulo al ABC??? Los periodistas no se equivocan??

Máximo Medina -

Si alguien cometió alguna negligencia que llevó a pensar que los indicios eran casi pruebas, que pague el pato, qué remedio le queda, porque tampoco se puede acusar impunente a nadie, sin que haya una razón clara y concreta. Es una situación evidente en la que mucha gente se precipitó en su juicio, sin pensar que la realidad fuera otra bien distinta. La autopsia dejó a todo el mundo en su lugar y la verdad es que algunos se quedaron fuera de juego. Que muchos aprendan de una vez por todas, en especial las autoridades, que la prudencia es la madre de todas las ciencias.