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Desde mi escaño

Concejales decepcionantes, ciudadanos decepcionados

Concejales decepcionantes, ciudadanos decepcionados

No lo entiendo, de verdad. Les prometo que por mucho que he intentado ponerme en el lugar de quienes han tomado la decisión de no hacer nada, al final saco en claro que, o bien mis pensamientos y mi manera de actuar son erróneos, o, por el contrario, que hay mucho político que exige responsabilidades a los demás, pero luego, a la hora de retratarse, acaba poniendo las más vagas excusas para justificar lo injustificable. Sí, queda muy bien para los grandes titulares de que ahora no es la oportunidad, de que no es el momento, pero lo cierto es que siempre es la oportunidad y, sobre todo, el momento, en especial para aquellos ciudadanos que, en una desesperada situación económica, veían el teórico gesto de los prohombres y produjeres munícipes como una pequeña luz de esperanza.

 

Pero miren, no pudo ser. La tan cacareada reducción de los sueldos de los concejales del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife no se pudo llevar a efecto porque los ex socios del pacto acordaron perfectamente la estrategia. Unos, los nacionalistas, negaron la mayor, y otros, los populares, los secundaron con una vergonzosa y vergonzante abstención. Todavía, para más befa y mofa, se quiere argumentar que con 200.000 euros no se resuelve nada. Oigan, un momento, no se arreglarán los problemas de todo el mundo, pero bien gestionada esa cantidad sí que podría valer, por ejemplo, para arreglar la situación vivencial de alguna que otra persona, aumentar las ayudas al albergue municipal o cualquier otra urgencia que precisen los tan denostados servicios sociales de la ciudad chicharrera.

 

Pero no, aquí es muy fácil ponerse a hablar del chocolate del loro, de los millones que se han perdido por aquí, por acá y por acullá, pero al final, cuando se trata de hacer un leve esfuerzo para reunir un dinero no mayor de los 200.000 euros, entonces unos y otros buscan las excusas más peregrinas para mantener sus abultados sueldos y dejando en la más honda de las desazones a esos ciudadanos que aspiraban a un gesto de humanidad y de humildad de sus dirigentes políticos.

 

Lo cierto es que tanto CC como PP decepcionaron a una buena parte del electorado capitalino porque, independientemente de que se pueda o no defender lo que por ley le pertenece a uno, su salario, algo que, por supuesto, ninguno de nosotros nos bajaríamos así como así, la realidad es que no creo que los concejales de ambas formaciones tengan problemas para llegar a fin de mes si prescinden de unos 1.000 euros por barbilla. Pero claro, como no se resuelve la situación de todos los chicharreros necesitados, entonces no concedemos la dádiva, que se aguanten todos como están. Muy edificante, señores míos. Luego vendrán en el 2011 los lamentos de que por qué se siguen perdiendo votos o por qué los ciudadanos no van a votar. ¿Acaso necesitan más pruebas, damas y caballeros de la política santacrucera? En fin, no me extrañaría que cualquier año la temática del Carnaval fuese, directamente, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Razones de peso están dando para que alguien inspire la temática.

1 comentario

Máximo Medina -

Creo que lo he comentado en más de una ocasión, pero la insistencia aunque no sea una virtud denota que uno tiene las cosas claras. Desde que comenzó la crisis económica todo, en especial lo público, está en tela de juicio. Ahora los medios de comunicación y cada vez más ciudadanos se preguntan cómo es posible que el alcalde tenga tantos asesores, que el presidente de no sé qué gane tanto o que el presupuesto de una obra es de 100 millones y por qué no es de 50. Incluso se ha llegado al punto de mencionar a los intocables: los funcionarios. ¿Por qué hay tantos funcionarios y qué hacen?, se preguntan muchos contribuyentes. Y es que cuando el patrimonio personal, en forma de sueldo, de puesto de trabajo o incluso de pertenencias particulares, está en juego, es cuando nos preguntamos todas estas cuestiones. Cuando hace dos años la economía no tenía ningún problema nadie se fijaba en nada de esto, ni en los presupuestos, ni en los gastos de tal ministerio o cual concejalía. Utilizamos la máxima de que mientras toquen a otros, no me tocan a mí. Tras esta larga exposición, indicar que los concejales chicharreros también son personas y ni quieren ver recortados sus sueldos, como tampoco querría ninguno de los asalariados de este país. Que me lo congelen incluso lo paso, pero reducirlos... Lo grave quizás de todo esto es que los electores se están dando cuenta de dónde están metidos, de quienes les representan y también la identidad de quienes no les ayudan cuando están metidos en el pozo. Eso puede dar paso a dos cosas: 1) que la mayoría pase de la política totalmente o 2) que se acrecienten los extremismos, tanto de derechas como de izquierdas. ¿Nos hace falta un partido de centro? Obviamente sí y además con urgencia, más que nada por lo divertido que será ver a determinados políticos cambiando de chaqueta. Además, a la velocidad del viento. Y si es huracanado, más.