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Desde mi escaño

Rubalcaba, el terrorismo con él nunca se acaba

Rubalcaba, el terrorismo con él nunca se acaba

¿Qué informaciones maneja el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para constatar la casi segura comisión de un atentado o de un secuestro por parte de la banda terrorista ETA durante la presidencia español de la Unión Europea en el primer semestre del año 2010? Pero, vamos a ver, ¿no es éste el mismo responsable político que en su momento se negó a informar en el Congreso de los Diputados del robo de 1.000 kilos de hachís de las dependencias de una comisaría de Sevilla porque había que mantener un secreto sobre las investigaciones que se estaban llevando a cabo? Como pueden ver y comprobar, este ministro se doctoró hace muchos años en la ley de la doble vara de medir y esa responsabilidad a la que alude cuando le interesa, deja de ser la norma habitual para intentar avisarnos de un peligro que, desgraciadamente, sabemos que está latente mientras permanezca activa una sola víbora del entorno etarra.

 

 

Desde luego, resulta curioso que sin que nadie se lo preguntara abiertamente, el titular de la cartera de Interior fuese tan explícito a la hora de dar excesivos detalles y eso, qué duda cabe, da que pensar sobre la relación que existe entre el Gobierno de España y ETA. No digo que haya un contacto abierto y que departan de tú a tú, por ejemplo, Zapatero con Otegi y De Juana Chaos, esos grandes prohombres de paz, pero sí que nadie se olvida de las negociaciones abiertas (pocas) y secretas (muchas) que mantuvieron destacados miembros del Ejecutivo con los muchachos de la kale borroka y el cóctel molotov. Acuérdense, por ejemplo, del famoso atentado en la T-4 de Madrid, hace ya tres años, y las palabras del presidente monclovita en las que habló de “accidente”, todo encaminado a conseguir una paz que desde el primer minuto era imposible de conseguir por las pretensiones de los terroristas, pero que había que intentarlo por si acaso se acababa deslizando alguna novedad en relación al 11-M.

 

Lo que sí resulta evidente es que este Gobierno tiene bastante miedo a un fuerte atentado y Rubalcaba, como experto y perro viejo en estas lides, se adelanta al posible acontecimiento para evitar que posteriormente la opinión pública pueda fijar sus críticas sobre su departamento. Sabe mucho este ministro, un auténtico conocedor de la política de fontanería, capaz de urdir tramas que lleguen, por ejemplo, a la vigilancia extremadamente celosa sobre determinados miembros de la oposición, tal y como quedó constatado hace algunas semanas en una sesión del Congreso cuando en un lapsus se le escapó aquello de que “le veo, le escucho y sé que lo que hace”. Una frase muy poco apropiada y muy desafortunada para quien tiene en sus manos la seguridad de todo un país.

 

Esperemos que las previsiones de Rubalcaba sean erróneas, que afortunadamente no tengamos que sufrir atentado o secuestro alguno, pero insisto en que resulta sumamente sospechoso que una información tan delicada sea soltada de una manera tan sencilla y, en cambio, ante la sustracción de varios kilos de droga se alegue el principio de la responsabilidad para no matar la investigación. Pero vamos, viniendo de Rubalcaba, tampoco me extraña nada.

1 comentario

Máximo Medina -

Rubalcaca, usted lo definía, es un fontanero... que ha llegado a ministro. Suele estar siempre en la sombra y eso para un presidente como ZpP es valioso porque así no le quita el protagonismo. Además, un fontanero sólo sale a la luz cuando interesa, no cuando es necesario, de ahí que todos sus anuncios especulativos deban ser puestos la carpeta de 'posibles pero no seguros'. Es tremendamente político, pero cuando actúa no lo hace a la luz del día, sino en tenumbra. Los ministros del Interior suelen lelvar todos los 'secretos' del Estado y en eso Rubalcaba es un as... un as en la manga.