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Desde mi escaño

La tomadura de pelo de un pirata atlántico

La tomadura de pelo de un pirata atlántico

La voracidad de la Sociedad General de Autores, la SGAE, en relación a cobrar el canon donde sea y como sea está llegando a límites realmente surrealistas. Sus detectives chapuceros, capaces de metersea grabar ilícitamente en un banquete de bodas, para luego mandar la correspondiente factura y que, después de todo, no sólo fue lo de lo comido por lo servido, sino que encima tuvieron que indemnizar a la pareja de novios por intromisión en su intimidad, se han fijado ahora un nuevo reto, el de las peluquerías. La caza de brujas ha comenzado en Barcelona, donde ya han sido apercibidos varios locales que, o pagan el canon de seis euros por tener puesta la radio (especialmente emisoras musicales) o tendrán que enfrentarse a multas que pueden llegar en algunos casos hasta los 6.000 euros, en un claro alarde de que aquí mandamos nosotros, con el pirata del Atlántico (canario de nacimiento él), el sinpar Teddy Bautista, al frente de las operaciones.

Por supuesto, la indignación de los dueños de estos establecimientos, así como la de los propios clientes, no se ha hecho esperar un solo segundo. Los más originales, aunque con un punto bastante acentuado de ironía, han colocado en la puerta de sus locales un cartelito avisando a su estimada y distinguida clientela que más vale que se traigan la música de su propia casa, bien un mp3, mp4, ipod o el transistor de toda la vida y, a ser posible, con auriculares. La SGAE no quiere oír en una peluquería un solo acorde que no haya pasado previamente por la caja del señor Bautista y me parece que en esta tomadura de pelo, nunca mejor dicho, se van a quedar calvos esperando a que alguien abone esa cantidad de seis euros o lo que fuese. No hay lugar a que la dictadura de los piratas del Atlántico (insisto que es por el origen canario del señor Teddy) campe a sus anchas sin que nadie le ponga freno, es decir, el Gobierno de turno, bien a nivel nacional o autonómico.

Es que además, si uno lo piensa con cierta tranquilidad, ¿por qué demontres uno debe pagar nuevamente algo que ya lo satisfizo económicamente en su momento? ¿Es de recibo que los honrados peluqueros o los panaderos o los propietarios de un bar o de una cafetería se priven y nos priven a los demás de escuchar música o las noticias? Para los corsarios de la SGAE parece que sí. No sólo se han conformado con el hecho de que nos metan el canon cada vez que compramos un teléfono móvil, un pendrive, un cd, una película o un ipod, sino que encima luego pretenden cobrarnos nuevamente si estos dispositivos los ponemos a disposición de los pabellones auditivos de la clientela.

De todas maneras, no me extraña que lleguen a este punto de ridiculez recaudatoria. Estos mismos personajes, con patapalo Bautista a la cabeza, son los que también han ido por los hospitales solicitando el diezmo por tener televisiones en las habitaciones de los enfermos. Y miren que no defiendo la cuestión del top manta, más que nada porque la calidad que te ofrece el original no es lo mismo que una copia, aunque te puedas ahorrar el 80% del precio, pero viendo las actitudes de los miembros de la SGAE, sinceramente, no me apena que haya personas que traten de piratear a los propios piratas. En cierta manera, les digo, ellos se lo han buscado.

1 comentario

Máximo Medina -

Poco a poco, la SGAE se ha ido convirtiendo en un poder fáctico, sobre todos para los que pululamos por esta red de redes. Quizás no sea el papel que le corresponda, pero con la legislaciones que sus amigos socialistas le han hecho, no cabe duda de que están aprovechando el chollo. Una cosa son los derechos de autor y otra bien distinta que usted sólo pueda ver y oír lo que pague y además varias veces si es posible. Las emisoras de radio ya han pagado el canon SGAE y ahora ¿los peluqueros otra vez? De acuerdo en que la piratería le puede hacer mucho daño a ese sector, pero que reaccionen como lo han hecho los americanos: bajando los precios para hacer más atractiva la compra de un DVD o un CD original y no copiado. Por si fuera poco, la SGAE arroja muchas dudas en su funcionamiento interno, como quiénes cobran drechos y quienes no y por qué. Pero es otra historia que debería interesarnos, porque, encima, es una empresa privada. L Sociedad se ha pasado, pero alguien se lo ha permitido.