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Desde mi escaño

Picaresca autorizada

Picaresca autorizada

La cultura del esfuerzo, definidamente, se va al garete. La Universidad de Sevilla, en base a no sé qué absurda norma, ha legalizado la posibilidad de que los alumnos copien en sus exámenes y que los profesores permitan esta práctica. Sí, dicho así parece más grave de lo que es, pero es que la cosa tiene más miga que el pan Bimbo. Porque no es que se haya dado barra libre a que las aulas se conviertan en un buffet de chuletadas, pero sí que los docentes, aunque sorprendan al estudiante de turno copiando durante la prueba, estos no podrán decirle nada, sino que el control debe seguir adelante y, en todo caso, será posteriormente una comisión de tres profesores y tres alumnos los que decidan si ese examen tiene validez o debe anularse y, por tanto, que el aspirante o aspirantes pillados con las manos en la masa tengan que volver en septiembre.

De verdad, esto suena a chiste malo, pero no hay que tomárselo como una anécdota, sino como algo muy serio. ¿Ustedes se imaginan hace 40 años, o incluso no teniendo que retroceder tanto en el tiempo, que alguna Universidad aprobase una norma de estas características? Vamos, al rector o a quien fuera el lumbreras que sólo tuviera la mínima intención de proponer algo así sería fulminantemente cesado o separado del servicio. Es que no sólo resulta una inmoralidad, sino que además supone reírse de la impartición de las enseñanzas de los docentes y del esfuerzo que la gran mayoría de alumnos realiza para poder sacar una carrera.

Esto es como si en una carrera ciclista a uno de los participantes le permitiera utilizar un motor a propulsión para ascender los puertos más duros. Sí, sería el primero, pero su victoria no tendría mérito. Aquí, a nivel académico, es mucho peor porque no sólo es que se abre la puerta en la Universidad de Sevilla a la trampa, sino que además se crea una comisión ad hoc para evaluar si las chuletas eran o no pertinentes. Al menos, digo yo, espero que los alumnos que la tengan que conformar tengan una acentuada conciencia de pertenencia al club de la honradez y defiendan los intereses de quienes se pegan horas y horas confeccionando apuntes y estudiando como cosacos y reprueben al tramposo de turno.

Insisto, la picaresca española ve con cierta gracia al pillo, a aquella persona que trata de triunfar con métodos de mayor o menor ilegalidad, pero es que situándonos en la esfera de la enseñanza, el hecho de engañar a un profesor o a tus propios compañeros es una cuestión de la mayor gravedad en el ámbito anglosajón, acarreando incluso la expulsión del estudiante al que se le haya visto copiando, sobre todo porque se entiende que hay que aplaudir el esfuerzo de alguien que se prepara para una carrera y que se supone que debe aplicar los conocimientos que ha adquirido en la vida real. Claro, eso sí, también es verdad que quienes salen de Oxford o Cambridge, por ejemplo, encuentran ocupación laboral nada más terminar sus estudios. En España, por desgracia, la Universidad se ha convertido en la mayoría de los casos en un PreInem. Por eso, tal vez, igual se permiten esas prácticas ilícitas, dicho sea con toda la ironía del mundo mundial.

1 comentario

Máximo Medina -

Da igual que copien o no. Es la moraleja que se debe extraer de la extraña decisión de la Universidad de Sevilla. Y es que en cierta medida esto va en consonancia con otras decisiones anteriores en lo que lo importante no es aprender, sino sacar el título, tener la acreditación. Estamos en una sociedad donde lo importante no es tener conocimientos y saber aplicarlos, lo trascendente es tener un papel que destaque las excelencias de un individuo que no sabe nada, no sólo de su materia, sino de ninguna otra. Luego se queja todo el mundo de la escasa preparación de los españoles a la hora de afrontar un trabajo, pero si se permiten estas historias, ¿qué podemos esperar? Si un pueblo es culto y está preparado es difícil engañarlo. Si sucede lo contrario, el gobernante de turno tendrá mucho más sencilla su tarea. Ahora podemos explicarnos cómo en las primeras enseñanzas se permite pasar de curso a alumnos con varias asignaturas suspendidas. Da igual, quizás por ello tenemos muchos licencias y hasta doctores que no saben hacer una 'o' con un canuto. Empezando por Zparo.