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Desde mi escaño

El maleficio del diez y la excelencia blaugrana

El maleficio del diez y la excelencia blaugrana

El Real Madrid está viviendo esta temporada bajo el influjo maléfico del diez. No sólo se trata de que estemos en el año 2010, de que Messi lleve el mismo dorsal o de que haya que esperar una campaña más para alcanzar la cima de la décima Copa de Europa. Este conjunto blanco se ha estrellado cada vez que ha tenido un enfrentamiento crucial en el día 10. Primero fue el famoso alcorconazo, un 10 de noviembre; después fue la eliminación continental frente al Olympique de Lyon el 10 de marzo y ayer fue el batacazo casero ante el Fútbol Club Barcelona, 10 de abril. Y, de paso, como me recordaba un amigo, dos ex madridistas, Sneijder, en el Inter de Milán, y Robben, en el Bayern de Munich, ambos con el dorsal diez en sus camisetas, fueron esenciales para meter a sus equipos en las semifinales de la Champions.

 

Sin embargo, hechizos, conjuros o males de ojo al margen, lo cierto es que la entidad merengue se vio ayer claramente superada por un Barcelona que, a día de hoy, está muchos escalones por encima del resto. De acuerdo que lo del triplete no se repite este año porque quedó eliminado de la Copa del Rey ante el Sevilla en pleno mes de enero, pero en la Liga se le han puesto las cosas muy de cara y en la vertiente europea está a tres partidos de revalidar el entorchado y, además, con el morbo de hacerlo en el estadio del eterno rival, en el Santiago Bernabéu.

 

Veremos a ver qué sucede de aquí a lo que queda de campaña, pero al menos tengo la certeza de que no acabará como la de hace un año, cuando después del 2-6 ni Madrid ni Barcelona fueron capaces de vencer sus encuentros ligueros. Es más, los de Guardiola fueron campeones sumando dos puntos sobre doce (Villarreal y Deportivo) porque los merengues se quedaron en cero tras caer consecutivamente con Valencia, Villarreal, Mallorca y Osasuna. Ahora, con 21 puntos en litigio y la ventaja de tres más el average para los azulgrana, todo puede pasar, aunque el calendario de los culés no es nada complejo, con dos salidas a mi gusto algo intrincadas, Español, por la rivalidad local y Sevilla. El resto de enfrentamientos, sinceramente, no parecen complejos. Hombre, tal vez el Villarreal en el Madrigal, pero tampoco es ese equipo fiero de otros años, si bien arrancó un empate en el Nou Camp.

 

Desde luego, ya para terminar con la influencia del diez, esa es la excelencia por la que debe apostar Pellegrini en lo que queda de competición, ir a por los siete partidos en juego y confiar en dos empates blaugranas que darían un vuelco a una clasificación que, tras el trámite de Chamartín, parece casi resuelta. Pero en fútbol, menudo topicazo, no está nada escrito y hazañas más complejas se han visto a lo largo de los años en este deporte.

1 comentario

Lewis Rogers -

'Eficacia'

El sistema azulgrana se pasea en el Bernabeu. Ése podría ser uno de los títulos del encuentro entre merengues y culés. Tras todas esas coincidencias con el 'diez', uno ha caído en la circunstancia de que el Real Madrid no tuvo ayer ningún futbolista con ese número en el dorsal de su camiseta: Lass Diarra. No es que sea un jugador imprescindible para Pellegrini, no sé siquiera si estaba en el banquillo, pero al Real le faltó centro del campo, mientras que al Barça le sobró eficacia. Cuando ganaba 0-2, el equipo de Guardiola había tirado dos veces a puerta. Un cien por cien. Si a eso añadimos que el Real Madrid estaba falto de ideas, hasta poco balance parece esa pareja de goles. Para mí, la Liga está ya decidida. Muchos intentarán mantener el suspense hasta el final, pero sólo aparecerá el que el Barça quiera ponerle. por cierto, ayer, tambien, el Tenerife y el Valladolid se despidieron del Heliodoro con un hasta pronto. Quizás sea en Segunda División, porque ambos equipos, nulos en ataque, dieron la imagen de dos cuadros que no merecen estar entre los grandes. Oltra, con un lío de ideas y Clemente, como que lo suyo es el empate. Y eso que perdieron Málaga y el Xerez, otro que se entierra en la cola. Como suele ocurrir siempre: víspera de mucho, día de poco.