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Desde mi escaño

¿Ayudas? Para el paro, no, para Cuba, sí

¿Ayudas? Para el paro, no, para Cuba, sí

¿Precisa usted una ayuda porque se ha quedado desempleado? ¿Tiene usted hijos en edad de ir ya a la Universidad y, sin embargo, no pueden matricularse porque no salen las cuentas? ¿Necesita operarse urgentemente en la sanidad privada porque las infaustas listas de espera no le dan cita hasta, por lo menos, dentro de dos años, pero su cuenta corriente no le permite ese dispendio de ponerse en las manos de los mejores especialistas? ¿Y se ve usted apurado para pagar el alquiler de la vivienda o la hipoteca y, sin embargo, las administraciones le cierran las puertas de las posibles ayudas? Pues nada, si usted se siente identificado con alguna de estas situaciones, lamentablemente, no tendrá más remedio que recurrir al manido ajo y agua (a joderse y aguantarse) porque nadie le va a hacer caso. Sus problemas le traen al pairo a muchos de nuestros gobernantes, pero muy en especial si miramos hacia el Ejecutivo que preside José Luis Rodríguez Zapatero.

 

Pero, igual que tiene que soportar esta situación, la cosa puede cambiar desde el momento en el que usted demuestre tener creada cualquier clase de ONG y que trate de defender cuestiones sociales en cualquiera de los países de la llamada Alianza de Civilizaciones. Por ejemplo, se puede usted embolsar una kilada (de kilo euraco) si asegura que ha montado una asociación para defender los derechos de las lesbianas en Zimbabwe, un problema que, como cualquier mortal puede comprender, le quitan el sueño a más de uno, sobre todo cuando la principal preocupación de uno de los países más pobres del planeta debe ser esa que dice el Gobierno para justificar los miles de euros destinados a esa nación y no las dificultades de la gran mayoría de la población para acceder a los alimentos de primera necesidad, por ejemplo.

 

¿Quiere usted más ideas extramuros de España? Pues justifique usted que va a ayudar a los congoleños, otra nación de reconocido potencial económico, a mejorarles el pie zambo. Caminar, desde luego, lo harán mejor, pero seguirán subsistiendo con la principal y casi única preocupación, la de asegurarse el sustento diario. Pero si verdaderamente desea dar el verdadero golpe, al estilo de la famosa película protagonizada por Paul Newman y Robert Redford, convenza al Gobierno de España que su objetivo es mantener la estirpe del tiranosaurus cubano, con Fidel y Raúl Castro como especímenes en peligro de extinción. Ante esa petición, Zapatero, Moratinos y el resto de ministros y ministras del Gobierno del talante le soltarán, a toca teja (o ceja), tres cuartos de millón de euros. Y estos son sólo unos ejemplos, pero los disparates de subvenciones y ayudas injustificadas se dan a docenas a diario y sumando miles de euros por aquí y por allá se va un auténtico pastón. Pero, cómo no, para los más necesitados de la propia casa llamada España no hay ni medio euro.

1 comentario

Máximo Medina -

Está claro que un Gobierno tiene la obligación de repartir equitativamente los presupuestos que tiene cada año y, obviamente, invertirlos en lo que más necesite el país. Ese objetivo de cualquier Gabinete está puesto en entredicho desde que ZP llegó al poder y, mucho más, en tiempos de crisis, donde las cuentas se miran con lupa, más que nada porque resultan insuficientes para los gastos a los que estábamos acostumbrados años antes. Los dispendios del Gobierno español en las últimas décadas no son nuevos y se mantienen pase lo que pase. Hombre, arregle usted primero su país y luego haga lo mismo con el resto, pero no al contrario. No es sólo porque queda mal, sino porque es absurdo. Otra cosa que parece evidente es que si usted tenía unos gastos de 1.500 euros al mes y ganaba 2.000, no tenía el menor problema para llegar a final de mes. Ahora, los gastos siguen siendo los mismos, pero los ingresos han bajado a mil. ¿Qué hacer, que me pague el Estado el resto? Pues no, papá Estado está para los bancos y grandes multinacionales, pero no para los ciudadanos de a pie. Búsquese usted los garbanzos por donde pueda, que nadie le va a ayudar, como tampoco lo hacían cuando se embolsaba 2.000 euros. Esta crisis actual nos ha enseñado muchas cosas, pero la principal es que no podemos seguir gastando como hasta ahora. No me refiero sólo al Estado, sino a cualquier familia. Así el consumo se contraerá y jamás saldremos de la situación actual, por el simple hecho de que no es que queramos gastar menos, es que no podemos gastar más, porque no lo tenemos. ¿Quién se beneficia de este parón económico? A la larga, nadie; a la corta, los de siempre...