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Desde mi escaño

España se cita con la historia balompédica

España se cita con la historia balompédica

España, por vez primera desde que el Mundial entró en la época de la modernidad, va a jugar una de las semifinales. El tope para nuestra selección, desde que se instauró el actual sistema de liguilla y eliminatorias en México 1986, siempre había sido los cuartos de final. Precisamente, nuestro gafe con esa ronda empezó en la cita azteca, cuando caímos en la suerte suprema de los penalties frente a Bélgica. Ocho años después nos apeó del sueño de las semifinales Italia y otro tanto tiempo después fue Corea, con un arbitraje escandaloso, la que nos puso camino del aeropuerto. Ahora, ese maleficio de los cuartos se ha roto y todo lo que se haga de aquí al fin de semana venidero es subir uno o dos peldaños para nuestro combinado.

Lo cierto es que el partido de Paraguay no fue, lo que se dice, una perita en dulce. Como preveía, los guaraníes se pertrecharon muy bien atrás y nos dieron más de un susto en el ataque. Y, a fuerza de ser justos, no hay que ocultar que tuvieron la mejor ocasión para haber cambiado la suerte de la eliminatoria. Con un penalti tan riguroso como innegable, Cardozo echó por la borda (o acertó Iker Casillas) las esperanzas de los rojiblancos. Eso sí, la suerte también estuvo para los de Martino cuando Alonso, en la siguiente jugada, marcó de penalti, pero el árbitro mandó repetir y entonces Villar, el meta paraguayo, estuvo fino para rechazar el disparo del centrocampista español.

Al final, un golpe de fortuna, un doble remate de Pedro al palo, primero y Villa, al poste y gol, después, dejó eliminado a un rival que se mereció algo más. Y es que España, guste o no, no está jugando brillantemente. Es verdad que hay ráfagas de buen balompié, pero no las suficientes como para decir que está desplegando un juego de calidad. Es más, a mí me sorprende y me llama poderosamente la atención que las casas de apuestas den como máximo favorito al conjunto de Del Bosque. Sin querer menospreciar a los entendidos, considero que ahora, con diferencia, la gran candidata al título es Alemania. Los germanos se han cargado a Inglaterra y Argentina con un global de 8-1 a favor.

Pero bueno, esto es fútbol, no es una ciencia exacta y si Holanda fue capaz de tumbar a Brasil o Uruguay, que llegó por la puerta trasera al Mundial, también es semifinalista, siempre hay que darle una oportunidad a España, pero insisto en que la empresa será harto compleja y muy ardua. Sin embargo, nadie ha ganado un Mundial sólo con papitas suaves. Ahora toca medir ese prestigio ante uno de los mejores equipos del planeta. A ver si la suerte nos acompaña.

1 comentario

Lewis Rogers -

España, si está con confianza, es un rival peligroso para cualquiera. Da la impresión de que el equipo tiene un patrón de juego muy definido, con mucho toque de balón en el centro del campo, pero cuando improvisa se convierte en un bloque capaz de cualquier cosa. Trenza un buen juego, ha sido sólido en retaguardia, pero las chispas eléctricas son las que acaban dándole el triunfo. La selección de Del Bosque cumple bien con los cánones: defensa seria y sin comprometerse, centro del campo creativo y ataque certero, pero hay algo entre todas las líneas que hace que todo funcione: la confianza. La única vez que ha ido por detrás en este Mundial fue ante Suiza y no reaccionó, así que ante Alemania, el martes, no debe ir por detrás nunca. Los teutones también tienen ilusión y nos conocen bien, por lo que no darán la menor facilidad. Ozil debe ser vigilado muy de cerca, así como eliminar los remates de Klose, pues el resto es ya más asumible. Jugará bien, mal o regular, pero la selección gana, que es lo que importa. Jamás nuestra selección había tenido tan cerca la final de un Mundial y además con un rival asequible en la final, ya que saldrá del Holanda-Uruguay, dos equipos que no parecen tener el nivel del cuadro español. Quizás por ello la semifinal ante Alemania sea la verdadera final del torneo mundial de Sudáfrica. Y todo es posible, incluso un triunfo de España, que hasta ahora, dicho sea de paso, no ha sorprendido en el terreno de juego. En los resultados, por supuesto que sí.