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Desde mi escaño

La reforma de Nostradamus

La reforma de Nostradamus

La reforma laboral elaborada y aprobada verbigracia por el propio PSOE compite en méritos adivinatorios con las predicciones de Nostradamus. Zapatero se ha lanzado en picado a una carrera de oráculo de Delfos y con su mágica varita va a ir tocando en la testa de todos los empresarios de España que tendrán la capacidad vidente de saber si dentro de su semestre su compañía irá a pérdidas y, entonces, es el momento ideal para soltar lastre preventivo, o sea, el trabajador.

Lo fascinante de este cambio en la ley es que el propio ministro de Destrucción de Trabajo, Celestino Corbacho, afirma que no ayudará a paliar el crecimiento del paro. Entonces, ¿es que no tenían más opción que aplicar esta media? ¿Las otras ideas eran peores? Por lo pronto, sin que la reforma haya entrado en vigor la Encuesta de Población Activa ya le ha dado el primer disgusto al Gobierno del talante. Ya hemos pasado del 20% (y lo que te rondaré morena).

Para mí, que ya hemos llegado a ese punto en que el elástico ha dado tanto de sí que ya no tiene capacidad para regresar a su centro. El Ejecutivo se ha puesto por montera (o por Monteira) lanzar mensajes absurdos, contradictorios, disparatados a ver si pueden seguir timando y tomando el poco pelo que le debe de quedar a los españoles. Se están convirtiendo (el presidente y los ministros) en los campeones del disparate, del surrealismo kafkiano más profundo. La ciudadanía, máxime en verano, parece narcotizada y sólo desea arrancar la hoja de julio para evadirse de una clase gobernante atroz.

Sin embargo, si todos los males desapareciesen con la canícula agostina, seguramente todos gozaríamos a tope de unas mejores vacaciones. Pero vamos a tener que aplicarnos cual hormiguita de la fábula. Habrá que seguir guardando, haciendo prácticas de amarrategui para cuando llegue la crudeza septembril. Es más, Zapatero no se va a ir de España, así que ni siquiera podemos idear una ley que impida entrar al país al mandatario que se va.

En definitiva, si quieren gozar de una mejor vida, matricúlense en el curso de quiromancia de la bruja Lola y aprendan a tener mejor visión de futuro que los empresarios para los que trabajan. Quizá, de esta manera, sean ustedes los que pueden pactar mejores finiquitos antes de que venga el tío ZP con la rebaja. O más aún, esfuércense en visionar quién será el mirlo blanco que nos sacará de esta crisis. Una pista. No miren ni en Moncloa ni en la calle Ferraz.

1 comentario

Máximo Medina -

Más que surrealismo kafkiano, creo que el Gobierno, y el PSOE, que no se nos olvide, se ha lanzado a un rollo tártaro que no hay que lo entienda. Yo en este caso de la reforma laboral soy como medio comunista, aunque sin que nadie me confunda con IU, que eso sí que es un fregado de aquí te espero comparado con otros partidos o formaciones políticas. Un partido de izquierdas, y el PSOE dice que lo es, jamás habría hecho esta reforma que da a los empresarios un despido más barato (nos han zampado 12 días de indemnización de un día para otro, de 45 a 33) y encima, por si fuera poco, facilitan las posibilidades de despido objetivo, como ese supuesto de que la empresa baje sus beneficios aunque siga ganando. Vamos que la SEAT, por ejemplo, gana en un semestre 500 millones y en el siguiente se queda en 125, justo en ese momento tiene potestad para despedir a diestro y siniestro. Hasta el temido ERE se ha quedado obsoleto con el salvajismo laboral que impone la nueva normativa. El Gobierno, y el PSOE, se ha dado cuenta de que los culpables de la crisis son los trabajadores y por ello tienen que ser castigados. Y estuvieron meses cacareando lo contrario. ¿Por qué habrán cambiado de opinión? ¿Quizás porque se acercan las elecciones y necesitan el poder financiero? Si es que somos tontos, aunque de izquierdas cada vez menos.