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Desde mi escaño

El PSOE y la Esteban grancanaria

El PSOE y la Esteban grancanaria

Milagro en Las Palmas de Gran Canaria. Los socialistas se acaban de dar cuenta de que gobernaban con el clon de Belén Esteban. Así, al menos, califican a María Bernarda Barrios, más conocida por Nardy Barrios, los concejales del PSOE que estaban hasta el gorro de la doña. Cierto es que el equipo de Jerónimo Saavedra ha tenido más paciencia que un santo al aguantar a un personaje peculiar, siniestro, de aviesas intenciones y con una avaricia de poder fuera de lo común.

Sí, a la señora Barrios se la podría definir perfectamente como una especie de arribista política, alguien que no tiene ideología definida, salvo la de ganar más cuota de poder y, por ende, más euros a final de mes. El alcalde, pese a su mayoría absoluta, la colocó en su equipo para que fuera el ariete contra el Partido Popular. Sus salidas de tono, más que criticables, ya conducían a la más aguda de las hilaridades. Es que sólo sabía decir lo de siempre, que la democracia en la ciudad había estado secuestrada por doce años de gobierno de los conservadores.

Lo que sucede es que cuando tienes a un bufón en la corte que se excede en su papel y comienzan a volverse las gracietas en contra de quien nombró a la concejal de Compromiso, la risa se torna en preocupación y hasta te olvidas del talante democrático que debe presidir todo acto de cualquier político. Saavedra se hartó y sabía que Barrios iba a utilizar en su provecho el recordatorio del alcalde de que el PGO había que aprobarlo porque sí, que no había libertad de voto. Esa era la excusa que uno y otro buscaban.

De todas maneras, quien realmente sale perdiendo en esta trifulca de patio de vecindad de Las Escaleritas (por poner un símil con el barrio de San Blas, donde habita la Esteban) es la ciudadanía de Las Palmas de Gran Canaria. Durante cuatro años ha visto como la ciudad ha ido en franco retroceso, con obras paradas, con suciedad acumulada y perdida en el marasmo de la bronca política. Los socialistas no han gobernado, sólo se han dedicado a deshacer los logros de la anterior etapa. Así le ha ido a la capital grancanaria y, sobre todo, a sus vecinos, que son los que acaban pagando las consecuencias de la ineptitud de este equipo municipal.

1 comentario

Máximo Medina -

Nunca comprendí a Jerónimo Saavedra, político refinado de amplia experiencia y con su carné socialista allá donde va, en esa decisión suya de incluir a María Bernarda Barrios en el equipo de gobierno de Las Palmas de Gran Canaria, tras ganar las elecciones por mayoría absoluta. Puede que la quisiera para presentar batalla al grupo de la oposición, el PP, pero todo tiene un límite. A doña Nardy, por su trayectoria política que no la conozco de nada y nunca la he votado por aquello de las circunscripciones electorales, le gusta más un rollo oficial que a un tonto una tiza y que le hayan hecho ese honor no cabe duda de que le habrá hecho tilín. Pero todo tiene un límite y obviamente no se puede tolerar que alguien que participa del gobierno de la ciudad no puede votar en contra de su propio equipo y mucho menos en un tema tan esencial para el municipio con su plan general de ordenación. Saavedra y sus colaboradores directos se habrán cansado de esta señora que desde el momento en que fue nombrada concejal tenía los días contados en lo que a gobierno real se refiere. Y han sido muchos días, demasiados quizás. Las cosas del alcalde y sus intenciones de no 'quemarse' con la oposición. Lo mismo no se creía que tuviese mayoría absoluta.