Blogia
Desde mi escaño

Sopena: Una fábrica de bilis

Sopena: Una fábrica de bilis

La libertad de expresión, consagrada en nuestra Carta Magna, es interpretada torticeramente en España por un personaje que dice ser periodista, pero que no es otra cosa que un sectario de marca mayor, un mala baba andante y que destila bilis en cada palabra que pronuncia. Este cabalero, por llamarle de alguna manera, se hace llamar Enric Sopena y es director de un invento digital llamado El Plural. Lo de la pluralidad se refiere a que los ataques a la derecha, al cristianismo y a los valores tradicionales de nuestra sociedad van a pares, como los donuts.

Sopena es uno de los invitado a la tertulia que se celebra sábado tras sábado en La Noria y sus intervenciones están cargadas de un odio exacerbado hacia todo aquel que ose a llevarle la contraria. La tiene semanalmente contra Isabel Durán, Alfonso Rojo y Miguel Ángel Rodríguez, pero anoche ya traspasó los límites de lo éticamente respetable.

Uno puede estar en franca y abierta disensión contra las opiniones que vierten el resto de contertulios. Como todo en la vida, a cada cual le gusta un color, un equipo de fútbol, una comida, un tipo de hombre o de mujer y, por supuesto, cada persona abraza un tipo de ideología o se identifica más que una que con otra. Pero espetarle a Miguel Ángel Rodríguez que Aznar es un terrorista de Estado es, como poco, para que ya los propios abogados del ex presidente español hayan puesto una querella por injurias.

Sopena se ha pensado que insultar sale tan barato que al final es gratis. La escalada de improperios de un amargado de la vida ha ido superando cotas hasta llegar al término de lo denunciable en los juzgados. Si Aznar es terrorista de Estado, siempre según su criterio, ¿qué podemos decir de la etapa de Felipe González y la cúpula de Interior con toda la parafernalia de los GAL y el mangoneo a troche y moche de los fondos reservados? Pero nada, eso es cosa de poca monta para un periodista venido a menos y que parece estar haciendo méritos a ver si la izquierda más rancia de este país le busca un acomodo en algún departamento de comunicación para seguir echando esa bilis y esa mala leche que no parecen tener fin.

Y, de remate, para concluir su gloriosa actuación sabatina, se permitió el lujo de llamar racista a Isabel Durán. Por activa y por pasiva le demostraron los tres conterturlios del llamado sector conservador-liberal (si se les puede tildar así, of course) que la visita de Aznar a Melilla no fue una provocación porque, guste o no, fue a España. No así Zapatero cuando la crisis del embajador, que cogió su petate y se marchó hasta Rabat. Claro, igual Sopena está confundido como Moratinos, que fue capaz de confundir Melilla y Ceuta con territorios marroquíes coincidiendo con una visita de los monarcas españoles a las ciudades autónomas.

1 comentario

Máximo Medina -

Me sorprende que alguien se tome la molestia de escribir sobre este señor que está más acabado que las maracas de Machín. Sopena es bien conocido en los círculos políticos por su crítica hiriente hacia el Partido Popular e incluso todo aquél que no comulgue con las tesis socialistas, en este caso de ZP. Además, como cita usted, amigo Velarde, es de la vieja escuela, cuando la mayoría de sus colegas de militancia han optado si no por retirarse, más bien por censurar abiertamente los disparates del Gobierno de ZP en la gestión de la crisis o en la sana intención de desviar la atención hacia otros puntos para mantener al personal entretenido. No vale la pena perder más tiempo en este individuo, por llamarlo de alguna manera.