Blogia
Desde mi escaño

Indecencia millonaria

Indecencia millonaria

"Presidente Chávez, quiero ir a cantar a su país. ¿Me lo permite? Me da su palabra de que no le pasara nada ni a mi publico ni a mi gente ni a la empresa ni a mí? Si usted me da permiso y nos da su palabra de que nada va a pasar yo cierro mi gira en Venezuela. Usted tiene la palabra".

Estas palabras escritas en la cuenta que tiene en Twitter Alejandro Sanz demuestran hasta que punto uno de los amigos del clan de la ceja (o de la caja, mejor dicho) es capaz de rebajarse hasta la humillación con tal de no perder una parte del pastel pecuniario que le reporta poder actuar en el país bolivariano.

Y es que hay que recordar que Sanz, hace ya más de un lustro, se mostró, sorprendentemente, en contra de los preceptos dictatoriales del mandatario venezolano. Sus declaraciones en contra del referéndum para perpetuar su figura en el poder motivaron que, en el año 2007, al artista se le impidiese actuar en Caracas, a pesar de estar todo el papel vendido. Se alegaron problemas de seguridad, pero a nadie le quedó duda de que el motivo real de la suspensión de la gala fueron sus manifestaciones en contra del dictador, del gorila rojo.

La decencia por la que apostó Alejandro Sanz se ha visto enturbiada ahora, bien por la amnesia, bien porque existe un apego desmedido al color del dinero. De acuerdo que no se debe de mezclar la política con el arte (en cualquiera de sus expresiones), pero es que siempre ha sido el clan de la ceja los que se han postulado en favor de unos y, al mismo tiempo, arremeter contra los otros. Seguro que al cantante madrileño-andaluz le han explicado que Chávez es uno de los baluartes a los que hay que apoyar y que no se puede estar enfrentado al régimen por un quítame allá esas pajas.

Sanz demuestra, como otros músicos de la facción cejatera, que su modus vivendi es el de a más dinero ganar y no mirar con quien. El cantante no tiene escrúpulos en arrodillarse ante la egregia figura del dictador bolivariano con tal de asegurarse unos pesos. Algo así le sucedió en su momento a Víctor Manuel que, por muy rojo que siempre ha demostrado ser, no se anduvo con melindres a la hora de elogiar en un tema al caudillo, al General Franco. Esa es la conciencia política de estos personajes del mundo de la canción, cantar loas a quien mejor les pague. Una indecencia que les reporta millones.

2 comentarios

Máximo Medina -

Sentimientos y negocios no se deben mezclar, porque pueden ocurrir dos cosas: que salga una obra de arte o, por contra, que se establezca un disparate en el seno de la misma persona por sus diferentes inclinaciones acerca de una misma faceta. Alejandro Sanz no quiere perder mercados y por un quítame allá unas opiniones políticas se ha quedado sin poder actuar en Venezuela en los últimos años y así también privó a sus fans de verle en directo en el país bolivariano. Claro está que tampoco está obligado a mostrar su arte en ninguna parte y mucho menos a la fuerza, pero sorprende que en plena crisis, donde sus conciertos habrán bajado, solicite ahora ir al lugar que no visitaba por cuestiones 'morales'. Los músicos dependen de su público y Sanz no pareció tenerlo muy en cuenta al tomar sus decisiones. Ahora se retracta y si bien rectificar es de sabios, todo esto tiene un tufo a negocio cosa mala. Allá él y quienes vayan a verle si se le concede el 'permiso' de que no le pasará nada.

P.D.: A don Guillermo, claro que la objetividad existe, pero todos somos subjetivos. Usted también. Por cierto, las máximas del periodismo se las han tragado los dueños de los medios de comunicación. Ya no se escribe al dictado, se corta y pega. Es más cómodo.

Guillermo Fárez -

Me parece lamentable y asqueroso que tilde de dictador a un Presidente elegido democráticamente (le guste o no) y llame caudillo y General a un golpista de Estado y dictador. Sus actitudes son antidemocráticas y fascistas. Comportamientos como este son los que permiten e incitan que el propio Chávez y otras personas tilden a Aznar de terrorista de Estado, aunque usted eso lo vea intolerable a la vez que llama dictadores a otros. ¿Doble vara de medir? Si esta es la objetividad de los periodistas...
Además, este ataque sin fronteras nace de no saber leer bien las palabras: donde usteed ve una bajada de pantalones, todo el mundo v una crítica abierta y la desconfianza hacia el presidente venezolano. Le dice claramente: no me fío de usted, si voy quiero quee me asegure antes que no nos va a hacer nada.
Para usted es llenarse los bolsillos de dinero, para el resto del mundo libertad para cantar frente a miles de personas que no merecen una censura por desavenencias políticas entre el artista y el líder venezolano.
En los párrafos que usted escribe no existe objetividad (máxima del periodismo, ¿o ya no?): aprovecha cualquier motivo por insignificante que sea para desacreditar y manchar la reputación de algunos partidos políticos con ideologías distintas a la de usted. Y eso no es lícito, ni moral, ni digno.