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Desde mi escaño

Informáticos informales

Informáticos informales

¿Sirve de algo la aplicación de la Ley Electrónica si luego el servicio que presta es irregular o nulo a todos los efectos? Esto es lo que está sucediendo cada dos por tres en el Archipiélago canario con el servicio telemático que ofrece el Gobierno para realizar determinadas labores, entre ellas la renovación de la demanda de empleo. De nuevo, este fin de semana y lo que va de lunes los usuarios que ha pretendido renovar el documento se han visto imposibilitados por errores en el sistema informático.

No es la primera vez que sucede este problema. A mediados de marzo del presente año ya hubo problemas a lo largo de todo un fin de semana, a pesar de que se decía en la propia web del Gobierno de Canarias que el problema se subsanaría antes del mediodía. Al final, la deficiencia duró casi 24 horas más de lo inicialmente previsto.

Se supone que un servicio que se presta para que el ciudadano no tenga que perder tiempo en el desplazamiento a las oficinas de empleo tiene que funcionar a la perfección, que no se puede tolerar que un fallo informático afecte de tal manera a la Administración y, lo más importante, perjudique a los administrados, que son los que, con el dinero de sus impuestos, sostienen este conglomerado burocrático.

Desconozco si en el Servicio Canario de Empleo o en Gobierno de Canarias han contratado a Pepe Gotera y Otilio para mantener el sistema informático, pero los hechos demuestran que no podemos fiarnos de unos técnicos que o bien no tienen ni pajorera idea o, directamente, no existen, que los arreglos en los servidores se le adjudica a empresas externas que, frecuentemente, incumplen lo acordado en el contrato.

Sirva como anécdota, además relatada por expertos en la materia, que el propio Ejecutivo regional, en sus oposiciones de 2008, vio como tenía que impugnar varias preguntas del apartado informático porque, en algunos casos, estaban mal redactadas o con dos posibles respuestas válidas y, en otros, ya estaban desactualizadas. Si los mismos que plantean esas cuestiones teóricas son los que tienen que acometer los arreglos informáticos, aviados van los ciudadanos.

1 comentario

Máximo Medina -

Mal asunto, pero que muy malo, Con la informática hemos topado y eso hoy en día no se lo salta ni el caballo de Espartero. En un principio, hace dos décadas, la informática llegó a nuestras vidas como la salvadora de las penurias que estábamos pasando en tareas pesadas de diverso tipo. Ese rescate derivó posteriormente en una esclavitud del usuario que depende, y cada vez más, de los sistemas. Si no hay energía regresamos al siglo pasado, mediados, vamos; si es el sistema el que se cae, apaga y vámonos. Cuantos minutos, horas, de nuestras vidas hemos perdido reseteando tal o cual programa. Pensábamos que con los avances en forma de memoria o artilugios varios todos esos problemas caerían en el olvido, pero nada más lejos de la realidad. Ahora nuestro caballo de batalla son las llamadas actualizaciones y si uno, mejor el ordenador, no está actualizado, mal vamos. Todos los organismos que han decidido meterse en el oscuro reino de Internet han tenido algún que otro problema con tal o cual programa. ¿Qué sería de nuestras vidas sin problemas? Ni siquiera seríamos los mismos. Pero por favor, que toda vuelva a la normalidad, esa normalidad anodina que acabará por hacernos felices. No estamos ya para muchas tonterías.