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Desde mi escaño

El dedo en la llaga

El dedo en la llaga

Manuel Alcaide, Diputado del Común, ha vuelto a poner el dedo en la llaga de la sensibilidad social con su último atisbo de propuesta que, a buen seguro, sólo se quedará en una declaración que no pasará de polémica. Dice este representante parlamentario que igual habría que plantearse que los funcionarios llevaran uniforme para controlar de alguna manera a aquellos que se pegan sus buenos escaqueos con cafelitos a mansalva o con compritas en los comercios. Ni que decir tiene que las palabras han sentado igual de bien que a un Cristo dos pistolas.

Los amiguetes del reduccionismo laboral (que no salarial) ya han salido a la palestra a arremeter contra Alcaide y los socialistas, cómo no, piden que se vaya de una vez por todas, que sólo sabe crear conflictos y que consideran esta medida de los uniformes tiene hasta tintes franquistas. Alguno ha dicho, incluso, que ha confundido la realidad con la serie de Cuéntame y las peripecias ujieriles de Antonio Alcántara.

Pero, miren ustedes, en el fondo del asunto no veo tan disparatado un cierto control a ese pequeño porcentaje de servidores públicos que aprovechan la más mínima ocasión para evadirse de sus obligaciones.

Es cierto que, quizá, lo del uniforme no sea ahora lo más adecuado, sobre todo porque no podemos estar gastándonos dinero en cuestiones banales, pero si es verdad que debemos establecer mecanismos de control para saber exactamente por qué la señorita o el señor de la mesa de tramitación de nuestro expediente lleva una hora fuera sin razón aparente y con una cola detrás nuestra digna de Doña Manolita en las previas del sorteo de la Lotería de Navidad.

Hace ya algún tiempo, en el Cabildo de Tenerife, se habilitaron unas máquinas dactilares para controlar las entradas y salidas de los funcionarios. Con la ley antitabaco en vigor, las excusas de los fumadores eran enormes para salir cada equis tiempo del edificio insular y echarse la caladita.

Una vez se puso en funcionamiento la maquinita de marras, unos optaron por burlar la ley yéndose a fumar al sótano, contraviniendo, por supuesto, los preceptos legales. Otro, directamente, reventaron el bicho de una soberana patada. "¿Quién se cree que es el Cabildo para controlarnos?" espetó algún que otro representante sindical.

Por eso, las afirmaciones o los deseos de Manuel Alcaide son compartidos por la gran mayoría de los ciudadanos. Lo que pasa es que meterse con la masa funcionarial no es políticamente correcto. Al PSOE canario le traen al pairo estas manifestaciones, pero ha visto un jugoso caladero de votos y no dudará en ganarse el favor de estos.

Sin embargo, no nos equivoquemos. Aquí lo que se trata es de que cualquier trabajador, ya sea público o privado, cumpla con las tareas encomendadas. El escaqueo en el sector no funcionarial suele pagarse caro, incluso con el despido fulminante. Los privilegios del funcionario son tener un trabajo fijo, un sueldo asegurado (aunque con ZP un 5% menos) y una estabilidad que para sí la quisieran 4,6 millones de españoles. A partir de ahí, está obligado a pencar sus 7-8 horas de lunes a viernes como un campeón. Con o sin uniforme.

1 comentario

Máximo Medina -

A don Manuel Alcaide no le conozco personalmente, pero siempre me ha parecido una persona juiciosa y a la vez seria. Lo de los uniformes a los funcionarios me hizo gracia en un principio, pero el trasfondo es lo importante: saber cuáles son los empleados públicos que se demoran en exceso cuando no se encuentran en el trabajo. De esa forma incluso se les podría señalar con el dedo, "mira a ése que tendría que estar trabajando y está aquí de cháchara". La ciudadanía no es tonta y sabe que con los funcionarios se ha creado un fantasma que se llama 'desayunar', 'salir un momento' o 'le falta tal o cual documento'. Son frases típicas de quienes trabajan en la cosa pública y lo cierto es que la cadena jerárquica no funiona porque da la impresión de que a sus jefes les importan bien poco donde están sus tropas.. De todas maneras, el Estado no es tonto y donde debía haber 10 funcionarios sólo hay 5 y la forma de quejarse es ésa. Incluso 'papá' Estado creó la figura de los laborales, que son funcionarios, que trabajan como funcionarios pero que no tienen los privilegios de los que han ganado una oposición. Es tan 'buena' idea que en tiempos de crisis se los quitan de enmedio y así consiguen ahorrar. En lo que no estoy de acuerdo amigo Velarde es en eso de que el PSOE ha visto un caladero de votos. Tras quitarles el 5% de sus sueldos, ahí no hay nada que hacer. No hay nada más certero para dejar de votar a un partido como que te toque el bolsillo. Es algo que no se olvida. Aunque hay tanto idiota suelto que cualquiera sabe. Ah! y al señor Alcaide felicidades por su idea, que en principio parece graciosa, pero que tiene más profundidad que la sima de las Marianas.