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Desde mi escaño

El buen criterio de Aznar

El buen criterio de Aznar

Los socialistas están que trinan con las palabras, acertadas dicho sea de paso, pronunciadas por el ex presidente del Gobierno José María Aznar. Señaló el político en una convención del PP en León que España, ahora mismo, no está para tener 17 administraciones que hacen exactamente lo mismo, que con la crisis que estamos padeciendo habría que racionalizar los recursos, que el gasto que existe con tanta administración llega a ser sangrante para las arcas del Estado y, por supuesto, no digamos para las autonomías, endeudadas hasta las cejas, aunque también es verdad que el Gobierno de Zapatero ha repartido desigualmente la manteca financiera, precisamente a las comunidades más afines a sus ideas, casualmente.

Por supuesto, el PSOE y el convergente Mas ya han visto en estas afirmaciones de Aznar al verdadero demonio de Tasmania, al bicho que quiere centralizarlo todo y quitarles las competencias. Se trata, evidentemente, de un análisis interesado y sectario porque de las palabras del ex presidente no se deduce ningún robo de poder, sino de que habrá que arrimar el hombro para empezar a ahorrar de donde se pueda y no es normal que tenga que haber cuatro administraciones, por ejemplo, para gestionar un área determinada.

En este punto, por ejemplo, se me ocurre traer a colación el turismo. ¿Es normal que a día de hoy sólo falte por concurrir a Fitur la asociación de vecinos de mi barrio? España, no lo vamos a negar, es una amalgama de maravillas, un contraste de Norte a Sur, de Este a Oeste, con ciudades autónomas o archipiélago con rincones increíbles por descubrir. Pero una cosa es que estemos llenos de tesoros y otra muy distinta que cada espacio, por muy minúsculo que sea, pretenda tener un pedacito de espacio en una de las ferias de turismo más importantes a nivel mundial.

A veces Fitur, dentro del espacio reservado para España, que al fin al cabo es donde se organiza este gran evento, parece un reino de taifas. Las comunidades compiten entre sí por tener el espacio más grande, pero también quieren seguir con su elemento diferenciador las provincias, las islas, las ciudades y, lo dicho, a veces sólo parecen faltas las asociaciones de vecinos para promocionar las excelencias de su calle.

Y quien dice el turismo, nos pasa lo mismo con la educación, la recaudación de impuestos, la industria, la agricultura, la sanidad, el transporte. Demasiadas manos para hacer lo mismo y el problema es que en vez de colaborar se acaban molestando los unos a los otros y al final las consecuencias las acaba pagando el mismo, el ciudadano de a pie.

2 comentarios

Observador -

Velarde, pero de verdad usted se cree lo que escribe? Hay que ser ignorante político o sumamente cínico en lo periodístico para aplaudir afirmaciones de quien tuvo las más altas responsabilidades gubernamentales durante ocho años y no sólo no desinfló ese globo, sino que puso un puesto en una esquina y los vendió de saldo. El mismo que dijo en el 96 que Pujol era el gran problema del Estado español y, ocho días después, con la victoria en minoría, afirmó que era un estadista de altura que entendía que era lo mejor para el futuro de este país.
Para tener credibilidad, algo que no ha aprendido en todos estos años, hay que ser lo más objetivo posible. Y para usted es imposible criticar al Sr. Aznar y su troupe y, a su vez, aplaudir cualquier decisión que le huela a izquierda. El mundo no es blanco ni negro, y para un periodista lo debe ser menos permanentemente.
Deje este blog, no aporta nada. Está verde, Velarde.

Máximo Medina -

Las palabras de Aznar, las del PSOE y más brutalmente las de CiU nos llevan a un callejón sin salida. Muchas veces pienso para qué se votó una Constitución que consagra las autonomías. Tiene razón Aznar al decir que no podemos soportar el gasto de las 17 comunidades, pero debería empezar él a recortar el gasto renunciando a su pensión de 80.000 euros al año, tras acreditar un trabajo fijo y poseer varias empresas, amén de las conferencias y demás. Felipe González debería seguirle. Ahora bien, lo de CiU es harina de otro costal: pretende recortar a las otras autonomías, pero sin que Cataluyna sufra la menor disminución. ¡Hay que echarle cara! Sorprende, de igual manera, esta salida de pata de banco de los políticos, pues son ellos los que ocupan todos los puestos autonómicos y si desaparecieran, incluyendo los funcionarios, el paro subiría al menos otro millón de personas. Por ello concluyo en que no saben, los políticos, lo que quieren. Tratan de hacernos ver lo preocupados que están cuando en realidad les importa un pepino. Que empiecen renunciando a sus prebendas y luego hablamos.