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Desde mi escaño

La equis de Nueva Rumasa

La equis de Nueva Rumasa

La ministra de Economía, Elena Salgado, la misma que se ha fumado todos los brotes verdes, juega ahora a pitonisa a toro pasado. El caso Nueva Rumasa, dice esta inteligente, era algo que ya había pronosticado, que sabía a ciencia cierta de que los inversores iban a vérselas moradas para recuperar el capital depositado en la compañía de Ruiz Mateos. Y bueno, sí, puede ser verdad que quienes hayan confiado sus euros a la empresa de la abeja han pecado de inocentes o de pipiolos porque, analizado con frialdad, quién te garantiza un 8% de rentabilidad a día de hoy y con una crisis lacerante desde hace mucho tiempo (aunque mi contertulio Fran Concepción discrepa de este término, de la crisis, porque dice que estamos en la situación que nos corresponde).

Sin embargo, independientemente de lo que pase con Nueva Rumasa, de si al final los inversores recuperan al menos parte del dinero depositado y de que los empleos puedan mantenerse, lo que tampoco puede obviarse es que la información ofrecida por la familia Ruiz Mateos era bastante clara y, que yo sepa, nadie del Gobierno de España salió a defender los intereses de quienes allí depositaron los paquetes de 50.000 euros para conseguir ese rédito del 8%.

Ahora se habla de oscurantismos, de falta de transparencia e incluso, lo más chocante, medios de comunicación que, pese a aceptar páginas, cuñas o spots publicitarios sobre Nueva Rumasa, ahora sabían también que algo turbio había detrás. Es más, si así fuese, deontológicamente también estarían cometiendo una atrocidad porque han estafado a sus lectores, oyentes o televidentes aceptando un anuncio falso, una estafa a la que le han dado carta de naturaleza. Uno, que ha trabajado en la extinta La Gaceta de Canarias, llegó a vivir un amargo cruce de telefonazos entre un jefe de cierre, el director de la publicación y el empresario del periódico por una publicidad que la empresa que contrataba la página quería que apareciese en el mismo formato de la información. El de cierre, mi buen amigo Luis Miguel Grandoso, se quedó en medio de un fuego cruzado porque, si bien jerárquicamente se debía al director, no menos cierto es que el producto era del empresario. Al final, pese a la cuantía del anuncio, se optó por perder a ese cliente. Aquí, con Nueva Rumasa, no ha pasado eso. Todos han aceptado.

Evidentemente, ahora todo queda en manos de la Justicia, se tendrá que ver qué es lo que ha sucedido, si los Ruiz Mateos han cometido alguna irregularidad y pagar con creces los daños y perjuicios que hayan podido causar a los confiados inversores. Eso sí, también me sorprende el bombo mediático que se le ha dado a este asunto y, por ejemplo, no se le dé la misma relevancia a todas esas empresas de créditos instantáneos y que dejan el bolsillo del peticionario como un solar cuando de devolver el préstamo se trata. Se supone que en España la usura está prohibida, pero no se legisla contra estas compañías y, en cambio, cuando una empresa promete un 8% se la pone bajo el foco de la sospecha, pero justo cuando tiene un ahogo bancario (y mejor no pensar quién le ha dado la orden a las entidades bancarias para que bloqueen al clan Ruiz Mateos).

2 comentarios

Luis Miguel Grandoso -

Amigo Velarde: el caso que usted cita y que me pasó a mí, no tiene que ver con el caso Nueva Rumasa, pero sí con cuestiones que ocurren en la prensa diaria. Es algo bien distinto, porque lo que me sucedió fue una doble orden contradictoria y obviamente los que dieron la orden eran los dos más altos rangos de la empresa. Tras ponerse ellos de acuerdo, todo quedó zanjado. Porque, en el trabajo, con jerarquías de por medio, todos somos unos mandados, salvo los que deciden qué hacer, quienes quizás luego rendirán cuenta a otras personas que puede que incluso ni conozcamos. En el caso de Rumasa creo que es un cliente que pagó sus anuncios y si bien el periódico puede decidir poner o no la publicidad, con los tiempos que corren no me extraña que la admitieran. En publicidad quien engaña no es el periódico, sino el anunciante. Que yo sepa, los periódicos, emisoras de radio o televisión no han emitido contratos de Nueva Rumasa con sus clientes. Un abrazo, compañero.

Máximo Medina -

La verdad es que si los dueños de Rumasa se pensaron que con unas campañas publicitarias tendrían a los medios de comunicación de su lado, se equivocaron del todo. Los sorprendente de todo este asunto es que el grupo de empresas ofrecía una rentabilidad fuera de cualquier lógica y ése fue uno de los ingredientes de la crisis financiera que hoy padecemos. Los bancos ofertaban a sus clientes cuentas especiales que daban unos grandes intereses, pero quizá olvidando el gran riesgo que conllevaban. Tras eso vino el crack y al no poder los bancos devolver los intereses prometidos a sus clientes llegaron los problemas de falta de liquidez. En plena crisis, el volumen del consumo desciende y por ello extraña que ese conglomerado de empresas mostrara esos beneficios a priori. Lo único que ocurre es que eso no es ilegal y de ahí que siguieran adelante con su operación. Lo cierto es que hasta el momento no ha ocurrido nada a ciencia cierta, sino la posibilidad de que varias empresas del holding puedan pasar por el concurso de acreedores. Tal como están los concursos y lo saturados que están los juzgados mercantiles, puede pasar mucho tiempo antes de que se sepa nada y puede haber plazo suficiente para solucionar el asunto o para que termine de hundirse totalmente.La CNMV alertó en muchas ocasiones que no veía suficientes garantías en esos pagarés (cuando ese organismo no está para eso, sino para tener vigiladas a las empresas que cotizan en bolsa), pero sin embargo no dijo esta boca es mía cuando los grandes bancos se metieron a saco a invertir en asuntos inmobiliarios y poco después se quedaron casi sin liquidez por la cantidad de impagados y morosos que les supuso semejante operación. El problema del conglomerado de empresas viene a ser el mismo: sin financiación (el dinero lo tienen los bancos y cajas de ahorros) es imposible seguir adelante, porque todas las empresas del grupo venden sus productos, pero no los cobran al momento, sino más adelante. Esos meses que se tarda en hacer efectivas las ventas son las que acucian a todas las empresas, hasta tal punto que las dejan inoperativas. Empresas solventes, no sé si será éste el caso que nos ocupa, que se quedan en el camino por no tener el menor crédito.