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Desde mi escaño

Vacuidad política

Vacuidad política

Dicen que algunos se meten en política porque se lo pasan teta. En el caso de Soledad Sánchez, la candidata del Partido Democrático de Ciudadela, ese aserto se queda pequeño. Se lo ha tomado verdaderamente a pecho, aunque sus dos grandes ‘argumentos’ me parecen poca cosa para lo que en realidad debería de ser una actividad llena de profesionales y que acaba siendo un foro donde el primer o la primera friki aprovecha para hacerse la publicidad gratuita y tener los famosos 15 minutos de gloria efímera. Y en el caso de esta pseudopolítica, la norma no va a cambiar. Dentro de poco será una don nadie. Me juego lo que quieran.  

Lo cierto es que enseguida ha salido la señora o señorita Sánchez a reclamar poder hacer con su cuerpo lo que le venga en gana y mostrarlo a quien a ella le apetezca frente a la prohibición del Instituto de la Mujer de Baleares. Y sí, esta persona tiene toda la razón del mundo. Soledad puede hacer de su capa un sayo y mostrarle sus protuberancias a quien más guste, pero si los ‘argumentos’ que tiene para resolver los problemas de Menorca y, más en concreto, de Ciudadela, es la muestra pública de sus carnes trémulas, aviaditos van los ciudadanos de esa localidad.

Aquí no estamos hablando de un atentado a la libertad individual, el que esta señora o señorita no pueda seguir encandilando a sus ciudadanos con su generosa anatomía, sino lo que se ventila es saber dónde están los límites de lo permisible. Hace algunos años, por ejemplo, tuvimos que aguantar como el candidato de Ciudadanos, Albert Rivera, se despojaba de todo trozo de tela para mostrarnos que el venía limpio y sin nada que ocultar a la política. Perfecto, todo lo alegórico que ustedes quieran, pero no dejaba de ser otra falta de respeto a la política.

Y es que, qué quieren que les diga, a mí me da lo mismo que una señorita me muestre su anatomía o que un caballero hago lo mismo con respecto al electorado femenino. Eso no va a condicionar en modo alguno mi voto. Bueno, no es del todo cierto, claro que lo condicionaría, especialmente si tenía pensado votar a ese candidato o candidata. Alguien que pretende hacer la gracieta fácil, hacer el payaso o no tomarse la política como debe ser, con seriedad, no merece ser digno de crédito.

Algunos creen que la política es el plató del Sálvame, de La Noria o del ¿Dónde estás corazón? pero son suficientemente importantes y serios los asuntos que han de sustanciarse diariamente como para confiarle mi voto y, sobre todo, la responsabilidad de un cargo, a alguien que no tiene vergüenza ni decoro alguno. Para mí, y en referencia a Soledad Sánchez, los verdaderos argumentos están en un programa electoral donde se comprometa a crear empleo, escuelas, guarderías…y no ofrecer un folletín pornográfico.

P.D. Y el que le quiera ver los pechos a la susodicha…que lo busque en internet. Aquí, sólo fotos decentes e informativas, sobre todo para que conozcan el rostro de esta descastada de la política.

1 comentario

Máximo Medina -

En política, en los últimos treinta años, lo hemos visto casi todo. Aparte de los ejemplos que usted cita, recuerdo el de la Cicciolina, que incluso salió elegida diputada en Italia. Y ame dirán qué programa político llevaba una conocida, por aquella época, pornostar que sabía tanto de administración pública como uno de ingeniería cuántica. Está claro que lo que buscan estos candidatos no es otra cosa que tener un sueldo seguro durante cuatro años, algunas prebendas y privilegios y si cae algo más, mejor que mejor. La verdad es que todo votante que deje su sufragio por uno de estos 'independientes' merecería el castigo de no poder ejercer su derecho en un par de legislaturas. Aunque, claro, la libertad y todas esas historias nos llevan a estas situaciones.