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Desde mi escaño

Tratiños con Troitiño

Tratiños con Troitiño

La Audiencia Nacional, en particular, y la Justicia, en general, se ha creído que el común de los españolitos es tonto de baba. Si a Santiago Segura le hubieran encargado hacer el guión de cómo liberar a un etarra y reclamar su vuelta a prisión una semana después, estoy convencido de que no le hubiese salido algo tan surrealista y chapucero como la estrategia perpetrada por esta instancia judicial, presidida por Ángel de Juanes, y consentida, por supuesto, por obra y gracia de la factoría ¡Qué amaño! (digo Caamaño) y supervisada por el hombre del faisán, Alfredo Pérez Rubalcaba.

La fuga de Antonio Troitiño no es que fuera la crónica de una huída anunciada, sino que ha sido la radiografía fidedigna de lo acontecido con De Juana Chaos, pero encima sin el paripé de la huelga de hambre. Este hijo de mala madre tiene ante sí dos docenas de fallecidos, pero como el Gobierno de Zapatero está a lo que está, es decir a encamarse con la ETA y todas sus marcas electorales, decide hacer la vista gorda y luego, como en esas mesas de trileros que aún se pueden encontrar en determinadas ciudades, el ministro del Interior trata de jugar al engaño con el PP, al menos con quienes se dejan, como Federico Trillo, y los muy incautos acaban cayendo una y otra vez en la artimaña socialista. Elijas el cubilete que elijas, nunca estará la bolita o el rey de oros. Mientras sacabas la pasta, te han hecho el cambiazo. Pues con esto es igual.

Lo que verdaderamente da grima es ver como Rubalcaba habla de Troitiño como un hombre libre al que se le deben de respetar sus derechos. Pero, vamos a ver, faisanito de interior, ¿crees que alguien se puede tragar ese argumento? Es infumable, intragable e incomestible. Las palabras del ministro del Interior funcionan justo al revés que el mecanismo de ese pan que lo aguantaba todo. Cada vez que el vicepresidente primero habla, de cada diez palabras que pronuncia, once son mentira.

Si alguien tenía dudas de la connivencia del Gobierno con la banda etarra, aquí tiene la prueba más fehaciente que se pudiera conseguir. Aquí se está a lo que se está, a congraciarse son unos desalmados que igual te pegan un tiro en la nuca que estallan potentes artefactos en la T-4 y matan a dos ciudadanos ecuatorianos o que inundan de cartas de extorsión los buzones de los empresarios afincados en Euskadi y Navarra.

Pero nada, no vayamos ahora a escandalizarnos después de que se nos vendiera a Otegi como un hombre de paz, se creyese en la pornográfica huelga de hambre del sangriento de Juana Chaos o se pensase en algún momento que Troitiño se quedaría tranquilamente en su casa dedicado al cultivo de amapolas o a criar malvas, que casi sería el oficio que mejor le vendría. El Ejecutivo ha conseguido lo que quería y ahora tendrá que ser, por enésima vez, Francia o la Interpol la que solucione la papeleta…aunque me da en la nariz que ni Rubalcaba ni Zapatero están por la labor de que le encuentren, no vaya a ser que le estalle la papa caliente en sus marmóreas jetas.

1 comentario

Máximo Medina -

El caso ocurrido con este recluso es una prueba más de cómo están redactadas las leyes en España. Las hacen de tal manera que se pueden interpretar de varias maneras, con lo cual llega la confusión y el trabajo para un tribunal superior que debe determinar de qué forma se tiene que aplicar. Por eso no es de extrañar que ocurran cosas como las del tal Troitiño, que tras ser puesto en libertad, en apenas unos días, ya se ha dictado una orden para que ingrese de nuevo en prisión. Como parece evidente, aquí no hay ningún culpable, sino cuestiones de 'interpretación'. Es decir que el juez o el tribunal que haya dictado su libertad, se queda tan tranquilo porque simplemente aplicó la normativa tal como lo creyó oportuno. Las consecuencias posteriores no significan nada y menos cuando el Ministerio del Interior declara que una persona libre no puede ser vigilada. Se habla de vigilar, no acosar ni estar encima de ella, sólo conocer en todo momento su paradero. Pero no, eso en algunos casos concretos, este quizás sea uno de ellos, va contra la ley. Pues que bien, así hay mafias en España que campan a sus anchas. Si no se les puede ni tan siquiera vigilar...