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Desde mi escaño

Copa anímica

Copa anímica

Se rompió el maleficio del madridismo con el Barcelona. Después de más de dos largos años de sequía, el conjunto merengue consiguió un triunfo que, además, no sólo tiene el sabor de saber que se puede con el cuadro blaugrana, sino que además bien vale una Copa del Rey. Como sumidos por el efecto de lo que aconteció en los últimos minutos del partido de Liga en el Santiago Bernabéu, el miércoles se pudo ver sobre el tapiz de Mestalla a un Real Madrid que jugó sin complejos frente a un equipo que le había colado goleadas de escándalo (2-6 y 5-0) en los últimos tiempos y que amenazaba nuevamente con repetir la hazaña del triplete.

Los expertos en esto de la cienciología futbolística o futbolera afirman sin ambages que lo que le puede pasar ahora al Barcelona es más una cuestión de coco, de ponerse las pilas lo antes posible si no quiere dejarse arrastrar por la senda de la inercia, que además suele ser muy cuesta abajo y, por tanto, muy fácil de caer con demasiada facilidad al pozo de la indolencia o, mejor dicho, del bloqueo mental.

Hace siete años el Real Madrid de Carlos Queiroz lo tenía todo en sus manos para hacer la temporada del siglo en la casa merengue. Llevaba una buena renta al Valencia y al Barcelona, en Copa era uno de los finalistas y en la Champions League el Mónaco no parecía enemigo para pasar los cuartos de final. Pues bien, de una tacada, el Zaragoza gana la final de la Copa del Rey, en Liga comienzan a producirse resultados adversos, con derrotas humillantes en casa ante Osasuna, Mallorca, Barcelona o Real Sociedad que le dejan incluso fuera de la clasificación directa para la Liga de Campeones y en la competición europea sucumbe ante el Mónaco (3-1), que hizo valer el 4-2 jugado en feudo merengue.

Bien es verdad que en el caso del Barcelona la renta en la Liga es más que amplia, ocho puntos más el average particular con los blancos, pero el partido del sábado ante el Osasuna puede tener su morbillo, ver cómo ha superado el cuadro de Guardiola esta pequeña crisis de identidad. Nadie en el Nou Camp se plantea siquiera la remota posibilidad de un tropiezo con los de Mendilíbar y que al Madrid le dé por ganar en Mestalla. Cinco puntos a falta de cinco partidos y con la eliminatoria de Champions de por medio puede suponer echarle pimienta de la fuerte al tramo final de competición.

Lo curioso del caso es que, de momento, quien puede presumir de haber dado el primer zarpazo de la temporada es el conjunto de José Mourinho. Y es que a veces tiene más razón ese refrán de Más vale pájaro en mano…, aunque en Barcelona, lógicamente, se acogerán a otro dicho; No por mucho madrugar….Quien pase a la final de Champions, dando por hecho que los culés se harán con la Liga y que el Madrid ya tiene la Copa, será el vencedor moral de la campaña, sobre todo si se logra alzar la copa de las grandes orejas. Y tenemos un precedente, el de 1998, cuando el Real Madrid, fulminado en la Liga y en la Copa, ambos torneos ganador por el Barcelona, consiguió la Liga de Campeones. El peso del cetro continental fue un jarro de agua fría a los logros catalanes en las competiciones caseras.

1 comentario

Lewis Rogers -

La verdad es que al Real Madrid y a Mourinho les han venido muy bien este triunfo ante el Barcelona. No sólo porque sea el primero en algunos años, sino porque además significa un título como es la Copa del Rey. Pero además pienso que el equipo merengue se mereció más la victoria por el simple hecho de que jugó sin complejos, con su gente muy bien mentalizada en el sentido de no caer en el juego de toque del Barça y tampoco precipitarse a la hora de intentar robar algún balón. Desde hace algunos meses, el juego del Barcelona, quizás por conocido, no me dice gran cosa. Dominan bien la pelota, pero abusan mucho del pase hacia atrás y si Messi no tiene su día, son incapaces de hacer jugadas de gol. Por cierto, el tanto de Ronaldo tuvo una plasticidad digna de un póster y creo que al final el Madrid se impuso porque nunca olvidó su mono de trabajo, ni siquiera en el descanso. Hay veces que el obrero debe imponerse a la aristocracia, porque si no el mundo sería muy previsible.