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Desde mi escaño

Provincianismo blanquiazul

Provincianismo blanquiazul

Me repatean los provincianismos, los localismos, para qué te cuento y ya determinados barriobajerismos es que me enervan por completo. Anoche, emisora va, emisora viene para estar al tanto de la desgracia acaecida en Lorca con, de momento, diez fallecidos por mor del terremoto, tropecé con la retransmisión del encuentro entre el Betis y el Tenerife en los micrófonos de Radio Club, de la Cadena Ser, (medio que escucho habitualmente para poder hacer las crónicas del cuadro blanquiazul, incluso cuando juega en casa, porque ya sabrán que a Periodista Digital el abyecto esbirro de oro nos privó de acreditaciones basándose en el hecho de que somos unos jetas que queríamos entrar de gorra a los partidos). Pero bueno, a lo que iba, me sorprendió ayer, de manera desagradable, que se pusiese en tela de juicio el tinerfeñismo de algunos aficionados porque, simplemente, se pusieron a celebrar el triunfo del Barcelona.

Todo el debate se desencadenó por una serie de mensajes en los que se afeaba la conducta de ciudadanos que estaban lanzando petardos, voladores y otros elementos de artificio para festejar la Liga ganada por el cuadro blaugrana. ¿Y eso es malo? Pues parece que para los señores Manoj Daswani y Javier Cabrera no era la postura más conveniente, que con un Tenerife casi certificando su descenso a Segunda División B casi habría que estar sufriendo por el representativo y no celebrar éxitos ajenos. De chiste, por favor.

El CD Tenerife ha hecho sufrir a los más fieles durante nueve meses, ha sido un parto doloroso que al final acaba con un feto defuncionado y encima pretenden algunos comunicadores que compartamos la tristeza o, mejor dicho, que los seguidores del Barcelona se sumen a esa depresión de los blanquiazules más acérrimos, como si el hecho de alegrarse por la victoria de los culés suponga que uno es menos tinerfeño que Cristóbal Amador, por poner un ejemplo.

El club del Heliodoro no se merece una sola lágrima de los miles de socios que han llenado en cerca de sus tres cuartas partes el estadio gran parte de la temporada y es normal que se busquen referentes fuera de la isla porque, además, siempre ha sido así. El eterno binomio Real Madrid-Barcelona siempre ha existido y no habrá quién lo pare. Lo del descenso se fue incubando desde septiembre y se dejó ir extendiendo la pandemia por la geografía corporal del Tenerife. Ahora sólo un hálito de esperanza le queda y es que el Salamanca no venza…pero eso es alargar innecesariamente una agonía que todos quieren que ya suceda porque no queda otra.

Y, ya puestos a afear conductas, también habría que recordarle al señor Daswani y al señor Juan Carlos Castañeda el pitorreo que tenían el pasado sábado cuando la UD Las Palmas perdía en Xerez y el Salamanca ganaba en Vallecas. Ahora el objetivo es intentar arrastrar a los amarillos al descenso y no se dudó en festejar desde los micrófonos de la Ser en Tenerife los goles que perjudicaban a los grancanarios. Por la misma lógica, señores Daswani y Castañeda, ¿no era mejor estar tapaditos cuando ya tenemos bastante en casa? ¡Qué malos son los provincianismos!

1 comentario

Lewis Rogers -

No comprendo qué tiene que ver una cosa con la otra, se peude ser del Tenerife, del Barcelona y del Milán a la vez y alegrarse de algún triunfo y o es que ¿ahora vamos a estar de luto porque el Tenerife está a punto de irse al submundo de la Segunda B? El fútbol es un negocio y lo único que ha sucedido es que el Tete el chiringuito se le ha caído al suelo. Velarde tampoco me parece atinada su comparación con el 'feto defuncionado', sino que el Tenerife nos ha hecho creer que estaba embarazado y eso jamás ocurrió, cual telenovela mexicana o colombiana. No es que el niño naciera muerto, es que no había niño y quizás por ello... 'antes de que los pienses, estaremos en...'. ¡Qué pena! En lo de Las Palmas, es más comprensible, porque allí también se alegran de que a los blanquiazules les vaya mal. No todo el mundo, ni siquiera la mayoría, pero sí algunos que esos sí que promocionan el provincianismo. El suyo.