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Desde mi escaño

Español, sí, ¿y qué?

Español, sí, ¿y qué?

Ya empezamos conque si la abuela fuma. No han hecho más que presentar al nuevo director deportivo del CD Tenerife, Pedro Cordero, y ya han salido a la palestra los cuatro listos de siempre a decir que esperan que se cuente con un proyecto meramente canario. Sí, claro, en teoría es muy bonito eso de contar con la cantera que, evidentemente, en momentos de crisis económica (y el CD Tenerife, desde luego, no está para grandes dispendios) es un recurso fundamental, pero tampoco podemos perder la perspectiva de que la obligación de los blanquiazules es intentar el regreso al fútbol profesional en el primer año y si lo que hay en cantera no es suficiente, habrá que tirar de cartera. Eso es de catón.

En algún medio de corte independentista ya han dejado su huella algunos lectores llamando ’español’ al señor Cordero y poco menos que pidiéndole que haga las maletas y se mande a mudar, tal y como canta Braulio. No voy a negar que soy un romántico del fútbol y que añoro que los equipos apuesten por los jóvenes talentos que tienen en las categorías inferiores, pero en el caso de Tenerife los datos son irrefutables. No hay clubes de Segunda División B y los dos que han disputado la fase de ascenso desde Tercera División han fracasado estrepitosamente, entre ellos el segundo conjunto del CD Tenerife. Con estos números, lo de confiar en los de casa tiene que ser, de momento, cortito y al pie.

Fíjense los años que llevan históricos como el Alavés o el Oviedo malviviendo en la Segunda B. Quien cae al pozo de esta división, salvo excepciones muy contadas, lo tienen en chino. En la acera de enfrente, el Tenerife tiene el ejemplo de la UD Las Palmas, que en poco más de una década cayó dos veces en este agujero negro, primero en 1992, de donde salió al cuarto intento, en 1996, y luego en 2004, aunque en esa oportunidad su regreso se produjo de forma más temprana, en 2006. Cierto es que los amarillos contaron siempre con una gran cantera, pero es que su apuesta por el producto local ha sido su modus vivendi, lo que no pasa en la acera blanquiazul.

De hecho, mientras en la UD Las Palmas han podido disfrutar de jugadores de la talla de los hermanos Valerón, Jorge, Guayre, Rubén Castro, Aythami y así un largo etcétera, en el Tenerife es que ni los huelen. Pedro Rodríguez Ledesma pasó de codearse en campos de tierra y a tener alguna presencia con el San Isidro a irse al Barcelona y debutar por todo lo alto con Guardiola. Los prebostes del Callejón del Combate se han cargado todo atisbo de cantera y recuperar años de terreno en barbecho no es nada sencillo. No le pidamos peras al olmo o, lo que es lo mismo, no le pidamos locuacidad al señor Miguel Concepción. Sin despilfarros económicos, lo cierto es que toca crear una plantilla que sirva para luchar en condiciones con el objetivo previsto, el del ascenso. Al que le gusten los guanches, que se vaya a Candelaria.

1 comentario

Lewis Rogers -

Coincido con su análisis doctor Velarde. En Tenerife siempre ha existido una buena cantera, pero los directivos del primer equipo blanquiazul (todos sin excepción) han mirado a la Península y Baleares antes que a su propia isla. Incluso, los más audaces, hay quien puso sus ojos en Argentina y de esta forma los jugadores tinerfeños entendieron que la única forma de ser alguien en el fútbol era 'emigrando'. Me tienta la risa al ver a un delantero como Ángel jugando en Segunda División, pero no en el Tenerife, cuando en el equipo que acaba de descender había un déficit notable de delanteros rematadores. Y él comenzaría la lista, pero habría muchos más. Es el sino de un Tenerife que no ha tenido en la cancha de juego lo que sus directivos esperaban encontrar. Y con la Segunda B mucho ojo, más que un pozo es un agujero negro.