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Desde mi escaño

Un Bono para La Noria

Un Bono para La Noria

La tercera autoridad del Estado, José Bono Martínez, ha vuelto a liarla, y además a lo grande, como a él le gusta. El pasado sábado 25 de junio acudió al programa La Noria para que le hiciesen una entrevista de encargo, de éstas en las que sabes perfectamente lo que te van a preguntar y donde además te van a dar pie a soltar la gracieta de turno. Lo que sucede es que con el político socialista nunca es suficiente y la broma de meterse con Intereconomía se le fue de las manos a la cadena privada, concretamente a Jordi González, conductor del mareante programa, al que no le quedó otra que hacer seguidismo de las chanzas y bromas de dudoso gusto del presidente del Congreso.

Evidentemente, Bono tuvo su media hora de gloria, pero imagino que a los programadores de Telecinco no tuvo que hacerles demasiada gracia la rentabilidad publicitaria hacia la cadena del toro porque, tal y como sostienen algunos especialistas en esto de la publicidad, el silencio no es rentable y es mejor que hablen de ti, aunque sea mal. Por supuesto, esto es una exageración, estoy convencido de que al Grupo Intereconomía no les hizo ni pizca de gracia los exabruptos del salobreño, pero también es verdad que la cadena ha tenido una propaganda, pese a ser mala, que normalmente costaría muchos euros sostenerla si corriera de tu cuenta.

Pero, insisto, eso, el que en Telecinco o La Sexta se hable mal de un medio, es un aspecto secundario, lo que no lo es, en absoluto es que sea el presidente del Congreso el que se ponga el traje de bufón de la corte para salir a escena y hacerle el juego sucio a la cadena de Paolo Vasile y, más en concreto, a La Noria. No es nada nueva la inquina de Jordi González hacia Intereconomía y como una vez vejó a un tertuliano de esa casa que había sido invitado a la mesa de debate. Esta vez, todo hay que decirlo, hay que quitarse el sombrero ante el conductor del programa por saber meter en todo el lodo a una personalidad de tan elevado rango. La empresa, desde luego, no era nada sencilla, todo hay que decirlo, pero también contaba con el factor de que a este político le gusta más una cámara que a un tonto un lápiz.

Veremos a ver cuánto le dura la rentabilidad a González de esta payasada mediática y, sobre todo, a ver cuánto tiempo permanece con la sonrisa sarcástica el señor Bono. Las risotadas sobre el calvo pueden volverse en contra desde que la Justicia hable y ponga en su sitio a un caballero que se ha creído en posesión de la verdad y de medio patrimonio inmobiliario de Castilla-La Mancha. Torres más altas han caído y míster X, que se sepa, sólo ha habido uno, el resto, independientemente de su rango, han ido pasando una temporada entre barrotes.

19 redactores y lingüistas que trabajaban en el medio, algunos con una antigüedad de 18 años, pierden su empleo.

La tercera autoridad del Estado, José Bono Martínez, ha vuelto a liarla, y además a lo grande, como a él le gusta. El pasado sábado 25 de junio acudió al programa La Noria para que le hiciesen una entrevista de encargo, de éstas en las que sabes perfectamente lo que te van a preguntar y donde además te van a dar pie a soltar la gracieta de turno. Lo que sucede es que con el político socialista nunca es suficiente y la broma de meterse con Intereconomía se le fue de las manos a la cadena privada, concretamente a Jordi González, conductor del mareante programa, al que no le quedó otra que hacer seguidismo de las chanzas y bromas de dudoso gusto del presidente del Congreso.

 

Evidentemente, Bono tuvo su media hora de gloria, pero imagino que a los programadores de Telecinco no tuvo que hacerles demasiada gracia la rentabilidad publicitaria hacia la cadena del toro porque, tal y como sostienen algunos especialistas en esto de la publicidad, el silencio no es rentable y es mejor que hablen de ti, aunque sea mal. Por supuesto, esto es una exageración, estoy convencido de que al Grupo Intereconomía no les hizo ni pizca de gracia los exabruptos del salobreño, pero también es verdad que la cadena ha tenido una propaganda, pese a ser mala, que normalmente costaría muchos euros sostenerla si corriera de tu cuenta.

 

Pero, insisto, eso, el que en Telecinco o La Sexta se hable mal de un medio, es un aspecto secundario, lo que no lo es, en absoluto es que sea el presidente del Congreso el que se ponga el traje de bufón de la corte para salir a escena y hacerle el juego sucio a la cadena de Paolo Vasile y, más en concreto, a La Noria. No es nada nueva la inquina de Jordi González hacia Intereconomía y como una vez vejó a un tertuliano de esa casa que había sido invitado a la mesa de debate. Esta vez, todo hay que decirlo, hay que quitarse el sombrero ante el conductor del programa por saber meter en todo el lodo a una personalidad de tan elevado rango. La empresa, desde luego, no era nada sencilla, todo hay que decirlo, pero también contaba con el factor de que a este político le gusta más una cámara que a un tonto un lápiz.

 

Veremos a ver cuánto le dura la rentabilidad a González de esta payasada mediática y, sobre todo, a ver cuánto tiempo permanece con la sonrisa sarcástica el señor Bono. Las risotadas sobre el calvo pueden volverse en contra desde que la Justicia hable y ponga en su sitio a un caballero que se ha creído en posesión de la verdad y de medio patrimonio inmobiliario de Castilla-La Mancha. Torres más altas han caído y míster X, que se sepa, sólo ha habido uno, el resto, independientemente de su rango, han ido pasando una temporada entre barrotes.

1 comentario

Máximo Medina -

Lo de Bono no es nada nuevo cuando el mismo confiesa que cuando los periodistas no le entrevistaban era él quien las hacía, por aquello de estar en el candelero y que nadie se fuera a olvidar de su persona. Y lo que falta preguntarse es quién ha sido este señor en la política española, más concretamente en el PSOE. Pues el muñidor de numerosas 'operaciones' siempre en su beneficio particular y en su proyección dentro del partido, aunque en el último momento le ha salido rana, como la última vez que perdió ante ZP el puesto de secretario general. Siempre le gusta estar en los papeles, pero como es obvio para que se le destaquen sus grandes logros en su vida pública. Pero cuando ocurre lo contrario, es decir que alguien ose pedirle explicaciones por algo, entonces se convierte en un ser extraño que olvida quien es y a quien representa y se enfanga cual luchador que defiende no se sabe muy bien qué. Es Bono, despreciado por sus rivales y vitoreado por sus adeptos. Un caso más de blanco y negro, aunque el episodio de La Noria, con presentador incluido, no será uno de los más edificantes de su carrera.