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Desde mi escaño

Disfrutando como una enana

Disfrutando como una enana

La señora Ana Oramas ha conseguido elevar el nivel de la política a las cotas más altas de la babosería, de la ramplonería, del almibarismo más empalagoso que se pueda conocer. Esta política, perteneciente a Coalición Canaria, ha puesto en evidencia a toda una comunidad porque, quienes presumen de tener la voz de Canarias (ese es uno de sus lemas de campaña), han hecho el más absoluto de los ridículos delante de toda España. Hoy en día, con las nuevas tecnologías, todo llega a cualquier rincón y la delicada intervención de la ex alcaldesa de La Laguna en el Debate sobre el Estado de la Nación ha sido una muestra que ha ido más allá del peloteo, de la cortesía, de la amabilidad. Es que le ha faltado montárselo en plena tribuna de oradores con Zapatero.

No sé si es que esta señora no es capaz de superar mentalmente su reducida talla física, pero espero que sus asesores le pongan una y otra vez el vídeo, que apenas dura poco más de un minuto, porque no se puede caer más bajo (y nunca mejor dicho). Si es que hasta el propio presidente estaba que se moría de la vergüenza de ver como esta nacionalista hablaba de las hijas, de la inhabilidad y del mi amor. De acuerdo que tras dos días de intensas sesiones, la mente se relaja, pero no podemos llegar hasta extremo de frivolidad. España tiene cinco millones de desempleados y la señora Oramas se pone a hablar de cuitas privadas y a dar consejos a lo Elena Francis. Magistralmente demente, por supuesto.

De todas maneras, esta coalicionera debe estar que no cabe en sí de gozo, ha debido de crecer, al menos en satisfacción, unos cuantos palmos. Hoy es noticia en todos lados. De ser una perfecta desconocida para los españoles, se ha convertido en la star system de la Carrera de San Jerónimo. Ya todo el mundo conoce otro aspecto típico del Archipiélago. Ahora no hace falta irse hasta La Palma para contemplar la tradicional Danza de los Enanos durante las Fiestas Lustrales de Santa Cruz. Basta con acercarse hasta la capital de España y ver como una señora que cambia más de permanente que de socio político su partido le hace el baile de los siete velos y del amor eterno a Zapatero. Eso sí que no tiene precio.

Desde luego, después de la boutade parlamentaria, no será de extrañar que cierto editorialista de la avenida Buenos Aires tenga ya las armas afiladas para darle en el mismísimo carné de identidad. Si hace tiempo que ya le había tomado la matrícula, después de la astracanada en la Cámara Baja, me temo que lo de quícara va a ser poco menos que un término suave. Y, menos mal, que tanto Zapatero como Oramas tienen hijas, si el presidente llega a tener un varón…todos hubiésemos pensado en una futura alianza político-familiar, de León a San Cristóbal de La Laguna pasando y haciendo parada y fonda en la Villa y Corte.

1 comentario

Máximo Medina -

Velarde creo que usted ha sido en esta ocasión muy dura con la señora Oramas, que lo único que ha hecho es demostrar a las claras que el partido al que pertenece ha permitido que su grupo siga mandando en las Islas, aparte de las prebendas por aquello de prestarle nuestros votos cuando fuera necesario en el Congreso de los Diputados. Como discurso político, el de doña Ana se salió de tono y una cosa es uno criticar al Gobierno y otra muy distinta poco menos agradecer lo que ha hecho por España. Pero, en mi opinión, fue la intervención del portavoz socialista que al no poder censurar a su propio presidente la tomó con la oposición. Pese a todo la intervención de Oramas debería pasar a la historia como lo que no debería hacer un político 'puro' en el Parlamento nacional.