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Desde mi escaño

El GPS

El GPS

El GPS es uno de los grandes inventos de la sociedad moderna. Un aparato minúsculo que es capaz de llevarte a cualquier rincón del mundo. Sólo basta colocar el destino y lo demás es coser y cantar. Pero hay profesionales del volante, concretamente los taxistas, que deberían de tener un conocimiento más amplio de las calles por las que transitan sin tener que recurrir al comodín de la tecnología. Un conductor de taxi debería ser como ese carnicero o pescadero, que sabe darte el jamón perfectamente deshuesado o el pescado sin esas molestas espinas y sin necesidad de recurrir a un manual para saber cómo meterle mano al asunto.

Esto viene a cuento porque, recientemente, he tenido la experiencia de tomar algunos taxis y encontrarme con la sorpresa de decir una calle concreta, relativamente céntrica y decirme el conductor que no le venía en el GPS y, en un caso concreto, tuve que decirle al chófer que parase, que aquello no iba a ser el timo de la estampita, vueltas y más vueltas para llegar al Telefónica Arena. Me decía el gachó que necesitaba una calle en concreto, que las referencias de la Casa de Campo y Lago no le valían en absoluto para nada.

Y, claro está, uno echa de menos esos taxistas que se sabían el plano de cualquier ciudad como cualquier alumnos la lista de los Reyes Godos o la tabla de multiplicar del nueve. Les decías la calle más extraña y oye, en un pis pas te alcanzaban hasta el lugar requerido. Como mucho, consultaban una guía, pero nada más. Un simple vistazo y ya se montaban el recorrido en su cabeza. Lo que no me parece de recibo es que ahora haya determinados profesionales del sector que sólo se fíen de lo que les suelte una voz en off, sin ni siquiera dejarse asesorar por el cliente que llevan a bordo que, en muchos casos, sabe cómo llegar y qué ruta es la más corta (y económica).

Entiendo que hoy estemos todos presos de la tecnología, que haya personas que sean incapaces de sobrevivir sin iphones, ipads, portátiles, móviles, GPS y cualquier otro chisme que sirva para facilitarnos la vida, pero también es verdad que muchas veces la posesión de estos aparatejos nos condiciona la vida, no sabemos buscar una dirección si no la vemos antes el el google maps o en el celular 3G. ¿Dónde ha quedado el conocimiento de nuestras calles? Bueno, no quiero decir nada si esta gente tuviera que orientarse en pleno monte o en el desierto del Gobi, ¿a ver qué chisme tecnológico te dice dónde está casa Paco? A estos les das una brújula y piensan que en cualquier momento les aparece Carlos Alsina contándote y cantándote las últimas noticias de la jornada.

1 comentario

Máximo Medina -

Aquí me ha pillado: no tengo la menor idea de lo que es un GPS y tampoco cómo funciona. Por lo que usted cuenta, introduce la dirección y le muestra cómo ir al lugar prefijado, supongo. Pues si es así, me parece hasta peligroso, ya que no se puede dejar de mirar el aparatejo y claro así no se observa la carretera. Lo de la brújula de Alsina, muy bien traído, pero lo cierto es que las ciudades crecen tan deprisa que el callejero se queda obsoleto de un día para otro. Todo eso sin contarle aquello de que el consistorio decida cambiar las calles de nombre. Ahí sí que te las quiero ver, escopeta.