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Desde mi escaño

¡¡¡Qué JETA!!!

¡¡¡Qué JETA!!!

El Gobierno de España insiste en toparse de bruces con el muro de la paz con ETA. Después de todo lo que se ha sabido, se ha publicado y se ha visionado hasta la saciedad sobre las pornográficas relaciones entre el entorno terrorista con la cúpula de Interior, todo ello bendecido por Zapatero y con la aquiescencia de Rubalcaba (el candidato de las mil caras, hasta la dura), nadie se va a creer que ahora los bilduetarras se han vuelto buenos y van a renunciar de por vida a empuñas las armas. Estos muchachitos, que se creen que Euskalerría es una nación aparte del Universo, han decidido por su cuenta seguir una estrategia que les sale más a juego, es decir, la de llenar las arcas de euros y, en cuanto se produzca un cambio de Ejecutivo, empezar de nuevo con las extorsiones, la kale borroka, los asesinatos cobardes y, en último extremo, los secuestros al estilo Revilla, cautiverios largos donde saben que al final la familia pasará por el aro porque para eso tienen millones en el banco.

El PSOE, en su fuero interno, sabe perfectamente que nadie con dos dedos de frente se va a creer la patraña de la paz definitiva. Esta gentuza lleva matando y amenazando (y viceversa) casi cinco décadas y no van a parar ahora por meros intereses electorales. De hecho, dentro de la propia banda, al estilo de cualquier partido político, existen familias y no todos ven con buenos ojos eso de reducir la tensión. Es más, ha sido llegar Bildu a determinadas corporaciones y las coacciones han sido evidentes. Pero nuestro Gobierno de España se niega en redondo a aceptar la realidad.

A diferencia de cualquier batalla o de cualquier guerra, donde el ejército debilitado busca un armisticio o una paz a cambio de no tener una condena demasiado despiadada por parte de los vencedores, el Ejecutivo de Zapatero actúa como la banda de Pancho Villa, es un ejército descabezado que, pese a tener en su mano las armas para reducir al enemigo, opta por allanarse a él, hacerle concesiones, incluso hasta utilizar agentes que vayan en contra de los intereses de la seguridad del propio país (léase chivatazo del Faisán) con tal de no enervar a una ETA que ha jugado con el caramelo de un comunicado que jamás ha llegado, tan solo pequeñas píldoras de cartón que los diferentes gabinetes han ido tragándose, pero ya tuvimos suficiente con la tregua trampa de 1998 como para que tiempo después ZP cayese en el engaño, ¿o tal vez estaba todo perfectamente pergeñado?

Sea como fuere, sería surrealista que este Ejecutivo, gobernado en la sombra por Rubalcaba, esté esperando un anunció de paz por parte de ETA para, inmediatamente, proceder a la disolución de las Cortes y convocar elecciones generales. Sencillamente me resultaría diabólico. De todas maneras, con 8 años de ZP y Rubalcaba al mando de la nave todo lo más inesperado ha cristalizado. No me extrañaría una pirueta más, sólo que esta vez confío en la madurez de unos ciudadanos que, lamentablemente, no lo están pasando nada bien.

1 comentario

Máximo Medina -

En mi parecer hay alguien evidente: ETA cada vez interesa menos a la gente y cada vez son más los individuos que no terminan de entender por qué aún existe cuando nos encontramos en un sistema democrático donde cualquiera puede defender las ideas que le vengan en gana, incluida la del independentismo. La banda ha pasado a mejor vida cuando la ciudadanía ya no la considera ni una preocupación (encuestas del CIS dixit) y se ha trasladado más a un asunto político que de orden público, más que nada porque a los que mandan todo lo llevan al terreno político y no al policial. Si se quiere acabar con ETA simplemente hay que obviarla, en caso contrario volverá a las primeras planas justo cuando les resulte conveniente. Eso sí, la Democracia se ha hecho mayor de edad y eso de vivir con esa espada de Damocles está ya muy visto. Y si los socialismos pretenden lograr rédito electoral de su presunta desaparición van listos, porque ese 'logro' no tiene la menor incidencia para los ciudadanos de al menos 15 comunidades autónomas españolas. Así que todo ese tinglado de negociaciones en la sombra, pactos no escritos o por lo menos no sacados a la luz públicos y demás aditamentos no es más que un rollo tártaro sin el menor interés. Por lo menos para mí.