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Desde mi escaño

Arqueología socialista

Arqueología socialista

¡Qué manía tiene el PSOE con eso de desenterrar y desempolvar el pasado! Zapatero se ha convertido en el friki antifranquista más ácido del Ejecutivo monclovita y parece resistirse a dejar su mandato sin poder cumplir una de sus fantasías políticas, la de fulminar por entero cualquier resquicio del Generalísimo. Se ha cargado nombres de calles de personajes que estuvieron del lado de Franco, estatuas ecuestres retiradas para mayor gloria de Santiago Carrillo, apertura de tumbas a diestro y siniestro, mangoneo atroz en el Valle de los Caídos, con daños a una pieza escultural del valor de La Piedad de Juan de Ávalos, cierre de la cripta, cercenar la posibilidad de celebrar misas y ahora quiere sacar de allí los restos, que se exhumen para comprobar vaya usted a saber el qué. Lo que pasa es que la comisión de expertos nombrada al efecto no ve claro eso de jeringar en el panteón, al menos hasta después de las elecciones.

De todas maneras, en cierta manera, comentaba en una tertulia en Radio Inter, en el programa A fondo, con Enrique de Diego, que esta manía del PSOE de revolver en el pasado tenía su cierta lógica. El socialismo que tenemos en España está siempre mirando hacia atrás y no sólo en lo que toca a casas ajenas, sino a las propias. Están paseando como auténticos santos de estampita a Felipe González, a Alfonso Guerra, a Peces-Barba. A este paso, llegarán Vera, Barrionuevo, Corcuera, Planchuelo y Sancristóbal, es decir, a todo el GAL, con el añadido de que todo este pasado viene comandado por Alfredo Pérez Rubalcaba, otra vieja gloria, el portavoz de la época más negra del felipismo y el responsable de Interior cuando se produjo el infame chivatazo del Bar Faisán.

Con todos estos ingredientes, no me extraña que los populares estén ahítos de entusiasmo, pletóricos y rebosantes de felicidad. Es verdad, cada vez que sale Rubalcaba, se encarece el pan electoral para los de la calle Ferraz, pero eso precisamente es lo que da tristeza en el electorado, que vamos a votar no a favor de…sino en contra de…y encima en muchos casos con la pinza en la nariz. Sabemos que el PSOE no es hoy por hoy la solución de nada, sino el problema de todo. La incógnita que hay que despejar es saber qué se propone hacer el PP cuando llegue al poder, cuáles serán las líneas de actuación, qué recortes planeará y cómo los ejecutará.

Al final, paradojas de la vida, Franco va a estar presente en cierta medida en el hundimiento electoral de los socialistas. Y es que al PSOE le ha salido carísima toda la catatonia de la Memoria Histórica, máxime en tiempos de crisis donde igual no había ni una triste ayuda para dar de comer al pobre de la esquina, pero sí para gastar cientos de miles de euros en la búsqueda de la tumba de García Lorca, que encima ni han encontrado y sólo ha servido para molestar el sueño de los justos de muchas personas anónimas que sólo pretendían seguir criando malvas. Zapatero, claro está, olvidó esa máxima que para atrás, ni para coger impulso. Lo que sucede es que la factura la pagan los que le suceden, en doble vertiente, los suyos, porque pasarán por un largo desierto opositor y los otros, los que ganen las elecciones, porque recomponer la economía va a ser una labor entre anatómica y arqueológica.

1 comentario

Máximo Medina -

Da la impresión, así lo apuntan todos los indicios, que los socialistas tienen una obsesión con el pasado. Y es tal que pretenden hasta cambiarlo. Y además lo pretenden hacer gente que, en muchos casos, ni siquiera llegó a conocer al generalísimo-dictador-Franco. Quizás eso le resultase rentable décadas atrás, pero ahora resulta algo infumable rememorar la historia (como ellos la cuentan) cuando la tortilla se ha salido fuera de la sartén. Asimismo, es algo tan reiterativo que ya cansa.