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Desde mi escaño

Ciao Berlusconi

Ciao Berlusconi

Berlusconi ya es historia. El histriónico primer ministro italiano, dueño de prácticamente media Italia, ya ha dicho adiós a su cargo después de acometer, eso sí, los recortes que precisa la economía del país trasalpino para salir de la crisis, exactamente lo contrario que en su momento hizo Zapatero, que tuvo que realizar una serie de durísimos ajustes, además forzado por Obama, Merkel y Sarkozy, pero siguió en su puesto como si nada hubiese pasado.

Es verdad que a Berlusconi no lo ponen fuera estos recortes que ha tenido que realizar. Es más, ésa era su misión y debía cumplimentarla a rajatabla. A Il Cavaliere le colocan fuera de su mansión presidencial todas las veleidades de mayor o menor calado cometidas hasta la fecha. De hecho, a muchos nos sorprendía como este caballero podía seguir al frente de un país después de conocerse al detalle todas las fiestas con señoritas de dudosa reputación y, más aún, alguna de ellas sin llegar a la mayoría de edad. Pero es verdad que Italia es así, una nación que mantiene en el poder a políticos excesivamente populistas y Berlusconi únicamente se ha aprovechado de esa circunstancia.

Tampoco vamos a engañarnos. Este empresario mediático, dueño de las más relevantes televisiones italianas, dueño del Milán y un largo etcétera de empresas, ha conseguido comprar voluntades. Cualquier problema lo resolvía de la mejor manera que sabía, extendiendo el talonario. ¿Qué había que comprar silencios? Nada, no hay problema, sólo poner en un cheque en blanco el número de ceros preciso a la derecha y cuestión zanjada. Esa ha sido la política de Berlusconi a lo largo de casi dos décadas de mandato, también es verdad que con la permisividad de unos socios políticos que han permitido ese mangoneo y desorden político y moral.

Ahora a Italia se le abre un panorama esperanzador, aunque con la negra nube de la presión mediática. No hay que ser muy listo para no pensar en el emporio mediático de Il Cavaliere y como puede enfocar desde su plataforma determinados asuntos. Es verdad que Silvio va a tener que rendir muchas cuentas, pero es innegable que cuenta con una de las mejores defensas, la información, y me temo que más de uno y dos políticos en Italia con ganas de cantar La Traviata, tal vez se queden con las ganas de hacerlo, no vaya a ser que se líe parda, pero en su contra, no en la del ya ex primer ministro, que además me da que está más que curado de sus escándalos.

1 comentario

Máximo Medina -

Berlusconi no es santo de mi devoción, pero aún lo es menos que lo hayan obligado a dimitir porque algunos socios europeos no le consideraran idóneo para seguir capitaneando el Gobierno italiano. Los transalpinos votaron con libertad y dieron el poder al ínclito don Silvio y sólo ellos, por medio de la representación parlamentario, son los únicos que podían obligarle a dimitir y no los mercados internacionales. Eso sí, querría hacer una precisión: Italia no hace los recortes para salir de la crisis (eso ya veremos cuándo ocurre), sino para contentar a unos acreedores que piden más garantías para cobrar las deudas que Italia tiene con los inversores extranjeros. Y, no lo olvidemos, el país cuya capital es Roma es la séptima nación del mundo. Si no es capaz de pagar sus deudas, ¿quién lo será?