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Desde mi escaño

Huelga de pilotos de Iberia: Alguien miente

Huelga de pilotos de Iberia: Alguien miente

Los pilotos de Iberia han decidido que los españoles no volemos. Ya están convocados 24 nuevos días de huelga, entre los que estarán jornadas tan delicadas para las vacaciones de los viajeros como los puentes (San José y el 1 de mayo) o la Semana Santa. Evidentemente, fechas claves como para jeringar los planes de cualquier españolito, pero también es cierto que no se van a hacer la reivindicaciones cuando no se le fastidia a un alto porcentaje de usuarios. Es lo que tiene el derecho a la huelga (como el de trabajar, por supuesto), que puede gustar más o menos, pero es lo que hay.

Otra cosa es que alguien está fallando en este conflicto laboral. O bien alguien no está sabiendo explicar bien las cosas, en este caso qué supone la creación de esa aerolínea de bajo coste o bien que los sindicatos, mejor dicho, el SIN-DI-CA-TO, el SEPLA, está actuando de manera brutal no sólo contra los intereses de la empresa, sino también está yendo contra los pasajeros, que no saben exactamente a qué carta quedarse y, lo peor de todo, es que con una aerolínea menos, ya que Spanair cerró sus puertas, hay menos plazas, los billetes son más caros y los agobios en los aeropuertos se han multiplicado.

Nos quieren vender los pilotos que esto es un asunto capital, que Iberia puede irse al garete si se empeñan los actuales rectores, con el señor Antonio Vázquez a la cabeza, en crear esa línea de bajo coste, que eso supondría destruir miles de empleos. Sin embargo, la propia aerolínea pone sobre la mesa que esta creación low cost no es un suma cero, sino al contrario, que viene a añadir valor y puestos de trabajo, algo atractivo según los tiempos que corren. ¿A quién tenemos que creer entonces? Está claro que aquí hay cuestiones que no cuadran en absoluto.

El problema es que al final, como sucedía en la fábula, mientras unos y otros discuten si son galgos o son podencos, si se destruyen o no puestos de trabajo, vendrán las vacaciones, los usuarios optarán por destinos en tren o coche o se irán a la competencia. Al final de todo, lo que quedará es un agujero económico para la compañía aérea y no hay que ser demasiado perspicaz para saber quiénes van a pagar el pato…los pasajeros, como suele ser la norma habitual de la casa. Y es que hemos pasado del manido el cliente siempre tiene la razón a el cliente paga los platos rotos, aunque nunca haya estado en ese restaurante, digo compañía aérea.

2 comentarios

Máximo Medina -

Al Sepla y a la compañía le importan bien poco sus clientes, pues con posturas irreconciliables es imposible solucionar un conflicto. El sindicato parece tener más fuerza, más que nada porque los empresarios no encontrado aún al robot que pueda manejar un avión con la misma pericia y seguridad que un piloto. Si volar en España cuesta más desde la caída de Spanair, si siguen por ese camino puede convertirse en algo imposible. Eso de dialogar y llegar a acuerdos parece que no se vislumbra en el futuro cercano de las partes en pie de guerra. Casi todos los años el mismo cuento, pero lo único que me alivia algo es que en caso de pérdidas no serán abonadas con dinero público.

Máximo Medina -

En Iberia, por años precedentes a los que no valdría la pena ni volver, quienes mandan son los señores, señoritos o señoritingos del Sepla. Tienen una fuerza enorme, porque los patrones de las líneas áreas, no han conseguido que un robot sea capaz de manejar un avión como un piloto y ante esa disyuntiva están más trincados que el pomo de una puerta. Lo que me sorprende de este conflicto, enésimo en la que se denominaba compañía de bandera, es que la dirección de la compañía ha insistido en sus mensajes que aguantarán carros y carretones y que cederán lo más mínimo en sus pretensiones. Está claro que el Sepla es un sindicato unipersonal, solo pilotos, pero a la compañía (a su consejo de administración) parecen importarle más bien poco sus clientes. Desde la caída de Spanair, volar en España es más caro -menos competencia- y si a esto sumamos estas 'discrepancias' laborales puede que en poco tiempo sea también imposible. Los políticos siempre hablan de diálogo y consenso, se nota que tanto los empleados como los patrones de Iberia tienen muy poco de ese ingrediente dialogante. Aunque, la verdad, intentar dialogar con Rajoy se ha puesto como que bastante caro y además en aspectos fundamentales a nivel social.