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Desde mi escaño

Despilfarro con alas

Despilfarro con alas

La España de las autonomías ha dado lugar a cuestiones positivas, pero, lamentablemente, pesan mucho más las negativas y casi todo por culpa de un derroche que no ha tenido parangón. Al final, en lo que se han convertido las comunidades, prácticamente sin salvedades, ha sido en pequeños gobiernos, en mini naciones donde el despilfarro es el modus vivendi. Eso sí, luego la cuenta, que la pague papá Estado, que para eso está. Son esas mismas autonomías que sangran al Gobierno central las que luego, como diría el malogrado Manuel Fraga, no quieren "ni tutelas, ni tu tías".

Precisamente, y repasando la prensa del fin de semana, me quedaba con el enésimo artículo sobre el derroche aeroportuario. Aquí, todo hijo de vecino ha querido que le monten en la puerta de su casa un aeródromo, aunque luego la utilidad o el uso que se le diese al mismo fuese prácticamente cero. Pero bueno, algunos pensarían que como el juguete no lo pagaban ellos, pues adelante con los faroles.

El caso es que en esta nuestra España tenemos una serie de aeropuertos que podían denominarse de una manera peculiar. Igual que se conoce al de Madrid por Aeropuerto Internacional de Madrid Barajas, a otros el apelativo que les vendría a pelo sería el de "Aeropuerto Inútil de…" y ahí pueden ir ustedes poniendo el nombre, a razón de no sé cuántos millones el despropósito, pero la lista es larga: Huesca, Lleida, Reus, Castellón, Córdoba, Badajoz, Ciudad Real, La Gomera, La Rioja, León, Salamanca, Burgos, La Coruña, San Sebastián, Albacete.

¿Ustedes ven lógico, por ejemplo, que La Rioja tenga aeropuerto? ¿Saben ustedes qué vuelos tiene? Uno diario con Madrid y no sé si en verano algún charter con Baleares, pero pare usted de contar. Y así todos los casos. En Albacete, por ejemplo, hay días en lo que lo único que vuela por allí deben ser las moscas y más aún en Castellón, donde no hay vuelos conocidos ni por conocer. Todo esto es un despropósito que nos cuesta miles de millones al año y que al final sólo vale para que menos de 1.000 personas al mes utilicen estas instalaciones.

A este paso vamos a tener que bendecir la crisis porque, de lo contrario, cualquier ayuntamiento estaría pensando en pedir un aeropuerto de titularidad municipal, pero pagado a talonazo por el Estado. Así también invito yo, con pólvora ajena todo es más sencillo.

1 comentario

Máximo Medina -

Quizás discrepemos en el significado del verbo despilfarrar, pues siempre había creído que era gastar sin sentido y sin intención de que reportara un beneficio. A mí me parece lógico que las comunidades, por aquello del turismo, invirtieran en infraestructuras, pero lo que resulta incuestionable es que debieron ser avaladas por cierta utilidad, aunque fuera mínima. Otra cosa que echo en falta que es que todas esas obras no estuvieran supervisadas por alguna autoridad (¿estatal?) para que su finalidad fuera real. Lo que me temo es que ahora, en época de crisis, todas las inversiones públicas pasadas, actuales y futuras están en tela de juicio. No es para tanto, aunque también es rigurosamente cierto que ciertas obras tienen la misma utilidad que una o con un canuto.