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Desde mi escaño

Rajoy: Más hermético que una lata de sardinas

Rajoy: Más hermético que una lata de sardinas

El Gobierno sigue sin aprender la lección en materia de comunicación.  El gabinete de Mariano Rajoy hace del hermetismo su lema de cabecera y aunque tiene muchas explicaciones que dar sobre los recortes que está acometiendo, éstas parece que se las reserva para Alemania. Y es que, aunque parezca mentira, el inquilino de la Moncloa le tiene más miedo a la prensa que a la propia Ángela Merkel o a la Unión Europea en bloque. Su manera de afrontar la relación con los medios es similar a la de un alérgico con el polen, o lo combate o directamente lo huye. En el caso de Rajoy es evidente que opta por la segunda opción, tomar las de Villadiego en cuanto otea un micrófono, tal y como hizo en la sesión plenaria en el Senado del 10 de abril de 2012.

Insisto, el presidente del Gobierno de España no puede ofrecer esa imagen de debilidad ante los medios de comunicación. Obviamente, como además no puede ser de otra manera, el papel de los periodistas es el de actuar como verdaderos inquisidores, pero no sólo con el partido en el poder, sino también con la oposición. Aquí no se trata de llevarse bien con periódicos, radios o televisiones cuando se está fuera del poder. Ahí es lo fácil. El político se hace querer y promete diariamente una exclusiva con la que tapar la acción de Gobierno. Sin embargo, es llegar al poder y, de repente, se hace el más absoluto de los silencios. Ya no hay noticias que dar y, a lo sumo, todo se remite a escuetos comunicados de prensa.

Rajoy, sin embargo, va mucho más allá del hermetismo. Se dedica al innoble arte de chulearse de los periodistas como quien no quiere la cosa. Incluso, en ocasiones, llega a ningunear a la prensa política y económica para dedicarle toda su atención a una bella reportera de un canal privado (y eso lo hizo estando en la oposición). Al presidente aún no le han debido explicar con claridad que su estrategia de ostra, tortuga o caracol que le servía cuando vegetaba en Génova ya no le vale, que ahora en Moncloa hay que dar la cara, que no se puede afrontar una rueda de presa con un simple "Carmen, por favor" (refiriéndose a Carmen Martínez Castro) cuando las preguntas son complicadas.

Evidentemente, este periodista y aficionado de bloguero no pretende iniciar ni capitalizar ninguna cruzada. Sin embargo, no estaría de más que el gremio empiece a pensar seriamente en una especie de plante cuando al señor Rajoy se le ocurra convocar a los medios. Es más, aún creo que no se han dado las oportunas disculpas cuando en la famosa rueda de prensa en la que se dieron los nombres de los ministros de su gabinete el presidente decidió que no habría preguntas. Como sigamos así, acabaremos por convertirnos en meros escribas del faraón y de su peculiar ’Cleopatra’.

1 comentario

Máximo Medina -

Pienso que lo de Rajoy no es un problema con la prensa, sino que ejecuta sus acciones, por dolorosas que sean, y no da cuenta alguna a nadie. Siempre le quedará el pretexto, e él y a quien estuviera de presidente del Gobierno, de que 'viene de Europa' y también de que 'hay que convencer a los mercados'. Parece evidente que a los españoles no les tiene que convencer, porque para ello le dieron la mayoría absoluta y de esa misma manera se cree en situación de hacer lo que crea oportuno para sacar al país de la crisis. La economía es lo importante, y lo demás que espere, que ya habrá tiempo. Lo cierto es que esos mercados, y sus socios europeos, no terminan de creerse nada y si el déficit desciende, luego se encontrará (se lo está encontrado ya) con que el país produce menos, es decir entra en recesión. Rebajar el déficit es importante pero quizá no tanto como el bienestar de los españoles, que fueron quienes le pusieron en el sillón de la Moncloa. Y es que ya se sabe que cuando un político resulta elegido no realiza las acciones que favorecerían a sus ciudadanos, sino las que interesen al país. Así nos va... y nos irá.