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Desde mi escaño

Esperanza descarrila

Esperanza descarrila

6.30 de la mañana de un miércoles 12 de abril. A esas horas, aún con las legañas impidiéndome abrir los ojos con normalidad, enciendo la luz para levantarme de la cama, prendo la radio, en esos momentos estaba Sergio Barbosa en Así son las mañanas, el programa de Ernesto Sáenz de Buruaga en la COPE, y por poco no me caigo del susto. Es más, por un poco, aunque quede malsonante, casi ni micción. En definitiva, para no amargarles más el día, lo cierto es que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Doña Esperanza Aguirre, ha dado el visto bueno a una subida del precio del metro en todas sus modalidades, pero con especial saña en aquellos ciudadanos que sólo usarán este medio de Pascuas a Ramos. Lo que antes costaba euro y medio ahora se puede ir a más de dos o de tres e incluso a cinco si su destino es el aeropuerto de Barajas.

Resulta irónicamente gracioso que quienes dicen posicionarse en favor de quienes más padecemos los efectos de la crisis, es decir la clase trabajadora, se sumen a la teoría de seguir recortando más y más derechos. Si el PP de Rajoy nos regaló unas navidades con esfuerzos suplementarios, tocando al alza el IRPF, ahora viene la conservadora Aguirre a tocarnos de una manera más que directa los bolsillos. Y es que no hay habitante o visitante de Madrid que pueda evitar el Metro. Es el mejor medio que existe, rápido (hasta ahora era económico) y encima te unía de un extremo a otro en un tiempo razonable. Sin embargo, ese chollo se ha acabado.

Las excusas de la lideresa y de su equipo, encabezado por el consejero de Transportes, el señor Cavero, son tan peregrinas como el aumento de la luz, del precio del combustible, de que el Ayuntamiento capitalino vendió sus acciones o de que el Estado ha dado una cantidad simbólica. Sí, todo muy bien, pero aquí seguimos viendo como los políticos, independientemente del color que sean, no renuncian a una serie de bicocas. Por ejemplo, ¿veremos a la señora Aguirre cogiendo diariamente el Metro, o a los miembros del Grupo Popular en la Asamblea de Madrid? ¿Por qué no se renuncian a determinados edificios o asesores que salen por un pico?

Mire usted, señora Aguirre, los madrileños hemos tragado y comulgado con continuas subidas porque entendíamos que las reformas que entre Gallardón y usted han hecho en la red de Metro tenían que tener una contraprestación y ahí no podíamos decir que no. Sin embargo, no me cuadra esta subida atemporal, hecha con mucha ocultación y hasta negando la mayor para horas después darnos el desayuno. Dudo mucho de que esta subida se quede sin consecuencias y mucho me temo que lo que usted va a ingresar de más lo va a tener que pagar en incrementar la seguridad en las estaciones para evitar las más que previsibles coladeras masivas. Yo no pienso saltarme ni los tornos ni la ley, pero desde luego que entenderé a quien sí quiera hacerlo porque no es de recibo este tarifazo.

1 comentario

Máximo Medina -

No creo que a usted, amigo Velarde, se le haya caído la venda de los ojos a estas alturas, pero es que la realidad es bien tozuda: el PP venía a enderezar el rumbo, a bajar los impuestos y a poner orden en todo esto que es España. Pues bien, subida de IRPF general y congelación del salario base (con todo lo que conlleva) y del sueldo de los funcionarios y demás empleados públicos. Si no se cobra más, ni siquiera la carestía de la vida (también llamada IPC) el consumo, obviamente, se resiente, pero no es importante, porque lo que de verdad interesa es bajar el déficit como sea y al precio que sea. Bien, la liberal Aguirre habla con cierto convencimiento de que el arreglo está en devolver competencias al Estado: Sanidad, Educación y Justicia, pero se le olvida darse cuenta de que si esto fuera así, ¿para qué servirían entonces las autonomías, para tener un Gobierno autonómico sin contenido, mero recaudador de impuestos y poco más? Por si fuera poco, la paladín de todo aquello que sea liberalizado ahora sube el precio del Metro 'porque yo lo valgo'. Cuando un partido, en este caso el PP, hace lo contrario de lo que explicaba en su programa electoral suele pagarlo en las urnas. Con el PSOE hundido y el PP en éstas, ¿qué nos queda, la abstención? Pues, oiga, vamos de mal a peor.