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Desde mi escaño

La caudilla de la Pampa

La caudilla de la Pampa

España ya sabe con quién se juega los cuartos. Salvo casos muy excepcionales, hacer negocios con regímenes pseudodemocráticos conlleva o equivale al mismo peligro que hacerlo con esas naciones del clan de la alianza de civilizaciones, es decir, en otras palabras, que montas el chiringuito, te consolidas, creas riqueza que, obviamente, por ley hay que invertir en la nación en la que te has implantado para que luego venga una presidenta que, por los reales decretos de sus santísimos ovarios, te expropia la compañía. Así, sin más, sin mediar más explicaciones y quedándose el empresario de turno con cara de tonto.

Con lo de YPF ha pasado exactamente esto, que la señora Kirchner, por sus santas narices, ha dicho al más puro estilo Hugo Chávez que la compañía es suya y que la expropia, contradiciéndose además con lo que decía hace 20 años cuando, aprendiendo ya el modus vivendi de no dar golpe, es decir estando de diputada provincial, daba el visto bueno a la privatización de YPF porque era una empresa ruinosa, daba pérdidas a la economía austral y, por tanto, era mejor desprenderse de ella y pasársela al mejor postor, en este caso Repsol.

Hasta la fecha, todo iba como la seda no sólo para la petrolera española, sino también para el resto de empresas de nuestro país , pero, desde que en Venezuela se instaló el germen o el virus de las nacionalizaciones y del papanatismo populachero, el futuro de todas las grandes compañías (y las que no lo son tanto) corren serio peligro de ser asaltadas por auténticos corsarios encorbatados o con faldas y siempre en nombre del reparto de una riqueza entre el pueblo, concepto éste bastante laxo y que suele limitarse, curiosamente, a los ’mangatarios’, familiares y amigos de estos .

Ahora lo importante es mostrar firmeza y dureza contra la señora Kirchner y no permitir ni media veleidad. Ahí le toca hacer a Mariano Rajoy y al ministro de Exteriores, al señor Margallo, una labor contundente y decidida, convencer a la Unión Europea y a Estados Unidos que a Argentina hay que asfixiarla económicamente, que sepa que no puede ir por el mundo como si existiese ella sola. A esta Kirchner la dejan y entre lo de las Malvinas y Repsol acaba por montar una guerra con Chile, Perú o Brasil.

1 comentario

Máximo Medina -

El problema, amigo Velarde, es que en esos países esto que ha hecho Argentina, se puede hacer, algo que en otras naciones de nuestro entorno sería impensable. Además, la comunidad internacional asiste sorprendida al evento porque no termina de creérselo y muchos esperan que a sus propias compañías (es un decir, porque Repsol en realidad es una empresa privada yno pública) no corran con la misma suerte. Creo que España hace bien en auxiliar a las empresas españolas que han invertido en el exterior, pero hasta cierto punto, porque luego sus dividendos no son repartidos entre todos los españoles, sino sólo entre sus accionistas, por ello defensa, sí, pero tampoco volverse loco con todo este asunto, porque cuando Repsol invirtió en Argentina, supongo, sabía lo que hacía y a lo que se enfrentaba. Lo extraño de todo este tinglado es que EEUU no se ha expresado acerca del particular y de por sí es muy raro. Por supuesto que la compañía petrolera debe apelar a las instancias judiciales necesarias para que sea indemnizada y cuanto más saque mejor, pero otra cosa muy distinta es que Argentina pague, porque allí económicamente la realidad no es nada boyante. A ver si a Mariano se le ocurre nacionalizar a Seat... por poner un ejemplo. Por cierto, doña Cristina sólo ha hecho lo que le permiten hacer, otra cosa bien distinta sería que no pudiera. Lo que resulta evidente es que cualquiera que desee invertir en Argentina se lo pensará muy mucho. Y en algunos otros países de su entorno, también.