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Desde mi escaño

La honradez no vende

La honradez no vende

La honradez no es que sea un patrimonio de una clase social concreta, pero ya van siendo demasiados los casos de personas sumamente necesitadas, con trabajos precarios y que, sin embargo, no tienen duda alguna a la hora de devolver objetos de valor o dinero que les podría solucionar una parte importante de apretada economía doméstica. Esa gente, de verdad, se merece que les pase algo bueno porque, aun pudiendo hacerse fácilmente con un botín que alguien ha extraviado y que casi da por hecho que no le será devuelto, prefieren el camino de la honradez, aunque eso luego les pueda pasar factura entre familiares y amigos que no ven con tan buenos ojos ese gesto tan altruista y solidario.

La protagonista en esta ocasión es una empleada de la limpieza de la estación de autobuses de Granada y que responde al nombre de Palmira. Esta mujer halló en uno de los buses una cartera en la que al margen de documentación, tarjetas de crédito y otros elementos de indudable valor para su dueño, iban nada menos que 14.000 euros y algo de moneda china, unos 3.000 yuanes. Esta mujer no dudó un solo segundo en proceder a la devolución de este dinero, a pesar de que reconocía que esas cantidades habrían caído en su entorno familiar a las mil maravillas, pero lo primero era lo primero.

Ese gesto, sin duda, supone todo un homenaje a la honradez, al más puro concepto de buen ciudadano. Sé que estos gestos, lamentablemente, no venden, que al final parece que eres tonto de capirote si haces el papel de buen samaritano devolviendo lo que no es tuyo, pero también es verdad que no podemos estar pensando en que el otro o los otros no harán lo mismo que nosotros. Hemos de sentirnos satisfechos con nuestras actitudes y esta señora asegura que hoy es mucho más feliz que si se hubiese quedado con el dinero porque, en cierta medida, le hubiese estado dando vueltas la cabeza y el estómago pensando en lo mal que lo estaría pasando el legítimo dueño de esa billetera. Desde luego, doña Palmira nos ha dado todo un ejemplo.

1 comentario

Máximo Medina -

Ejemplos como el que relata usted amigo Velarde, se dan a miles todos los días, pero rara vez se les da publicidad. Es como una palanca contra los delitos que a diario también se cometen por gente sin escrúpulos. Afortunadamente para la raza humana aún queda gente con valores, personas que saben distinguir lo bueno de lo malo y lo que es suyo y lo que no. Es evidente que se debe felicitar a la señora, pero también que debería ser algo más corriente de lo que es.