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Desde mi escaño

'Arenas' pegadizas

'Arenas' pegadizas

Rezan las encuestas que a los españoles nos interesa cada vez menos la política y, a tenor de algunos hechos, no es de extrañar que se produzca ese fenómeno. Sin ir más lejos, resulta cansino hasta la saciedad ver como las mismas sagas permanecen por los siglos de los siglos amén en la poltrona de turno. No dejan el puesto ni por casualidad. Se aferran al sillón o al escaño con mayor firmeza que echando en salva sea la parte Pegamento Imedio, Supergén o La Gotita. Como se dice popularmente, ni con agua hirviendo se marchan ciertos personajes públicos.

Pero, para no andarnos por las ramas, vayamos a un ejemplo claro y evidente de esta manía de permanecer siempre en primera línea así pasen 30 años. Este es el caso del señor Javier Arenas, hasta ayer mismo el líder del Partido Popular en Andalucía que, visto lo visto, que no podrá gobernar en la vida en su comunidad autónoma, ya empieza a buscarse un acomodo en la capital de España, a ser posible en el gabinete de Mariano Rajoy, para seguir en primer plano de la actualidad.

Quizá el señor Arenas no es consciente de que su tiempo pasó, que las elecciones de 2012 fueron su momento y que, pese a ganar, la aritmética de los pactos ha hecho que vuelva una vez más a la fría oposición, algo que no le viene muy bien a su tez morena de cortijo y rayos UVA. El ’campeón’ Arenas necesita notoriedad y cuatro años más en su comunidad sin tener más relevancia que las migajas que le permitan en la prensa local y en Canal Sur son escasos atractivos para un político con demasiadas ambiciones y demasiada necesidad de cuota de pantalla y aperturas de páginas nobles.

El PP, al igual que otros partidos, precisa de una renovación, de que salgan nuevos valores, de introducir aire nuevo. En las organizaciones huele demasiado a polil y a naftalina, a gente que no se baja del coche oficial de la institución o del partido desde hace demasiado tiempo y, evidentemente, muchos han convertido su misión de prestar un servicio público en servirse del público (de los votantes) para vivir a cuerpo de rey. Y eso no puede ser. Pero claro, esto es clamar en el desierto, y ya sabemos que ahí hay demasiada Arena(s).

2 comentarios

Máximo Medina -

Completamente de acuerdo en que todos los partidos políticos, empezando por el PP y no digamos nada del PSOE, deben renovar sus cúpulas dirigentes, pero son esos mismos aparatos los que no permiten que nadie se mueva, no sea que no salga en la foto. Lo mismo los actuales dirigentes pretenden ser relevados por sus hijos, con lo cual se constituiría una saga. Si miramos en la adecuada dirección veremos que el poder está en muy pocas manos. El preguntarse por qué y resolver la situación es imperioso para la representatividad de los españoles en el Parlamento. Y es que si no hay renovación, no nos están representando a nosotros, sino a sí mismos. La democracia no es eso.

Maria hernandez -

Seguramente irá al cementerio para elefantes, al Senado, para tener tiempo de escaparse a la playa...a nuestra salud. (tambien hay "arenas" y no son movedizas...)