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Desde mi escaño

¡Qué se jorobe ella!

¡Qué se jorobe ella!

Y digo que se jorobe ella, la señora Andrea Fabra (PP), por no utilizar la misma y malsonante expresión que ella utilizó en el Congreso de los Diputados para referirse, según ella, el PSOE o, según la mayoría de los ciudadanos que han podido contemplar las imágenes en la televisión o en los diversos vídeo de Youtube, para dirigirse a los parados que veían recortados un poco más si cabe sus derechos laborales y hasta su dignidad como personas.

Esta diputada, enganchada desde sus tiernos 27-28 años en el mundo de la alta política, primero como senadora y luego como diputada en el Congreso, donde ya enfrenta y afronta su segunda legislatura, tendría que haber dado ya el paso definitivo que todo el mundo espera y entregar su acta en la Cámara Baja y que sea otra persona con mejor criterio y más sensibilidad social la que ocupe su puesto. No puede ser que la señora Fabra, después de su salida de pata de banco, aún permanezca atrincherada en su escaño esperando a ver si escampa el temporal mediático y la oposición se olvida del incidente de la pasada semana, en el pleno de los recortazos.

De todas maneras, uno no es ingenuo y sabe a ciencia cierta que, salvo presión de Génova y con el beneplácito, claro está, del PP de Valencia, la señora Fabra seguirá en su asiento de la Carrera de San Jerónimo porque se sabe que los populares levantinos mandan y mucho dentro del partido a nivel nacional, amén de que aún no se olvidan los agravios por dejar al de "la chupadita al botecito de la medicina", es decir el señor Esteban González Pons, fuera de toda responsabilidad en esta legislatura. Es más, veo más fácil que a la filtradora de los ERE y experta jugadora a un jueguito de disparar bolas, la señora Fátima Báñez, salga antes del Gobierno para dejar entrar a Javier Arenas en la corte de Camelot de ’Merlín’ Rajoy, que se produzca la salida de la señora Fabra.

Desde luego y pesar de que el famoso "que se jodan" aún retumba en la cabeza de casi seis millones de ciudadanos, no puedo estar en absoluto de acuerdo con aquellas personas que, a pesar de la razonable indignación que llevaban en el cuerpo, publicaron teléfonos y direcciones que se correspondían con lugares que ella suele frecuentar (desconozco si alguno coincidía con su domicilio particular). Una cosa es la crítica y pedir, por los cauces que tenemos establecidos, que esta persona ofrezca las disculpas pertinentes e inmediatamente anuncie que deja el acta de diputada, y otra entrar ya en cuestiones de confrontación o poner en peligro la seguridad de una persona. El "que se jodan" debería tener sus consecuencias (no sé a qué esperan Rajoy o su padre, el señor Alberto Fabra, presidente de la Generalitat Valenciana para pedirle que se largue), pero no vayamos a convertirnos en ciudadanos de la Francia de Robespierre y María Antonieta. Tenemos armas más poderosas, más contundentes, pero nada mortales, que la ’igualitaria’ guillotina.

2 comentarios

Maria Hernandez -

Una vez más aciertas, Juan, cómo los conoces.
Nada, palmadita en la espalda, pórtate bien, y ya está, todos tan contentos.
Si hay que ir se va, pero ir pa ná...
A mi me da vergüenza ajena que permitan ese tipo de expresiones en todo un señor Congreso, que debería ser ejemplo de buena educación de todo país que se precie. En fin, lo dicho, vergüenza ajena.

Se cumple, una vez más el tópico, por desgracia para las mujeres: guapa y rubia es igual a tonta, mejor dicho, maleducada, porque tonta lo que se dice tonta no es...

@MMariaHs

Máximo Medina -

Se nota amigo Velarde que la pluma está afinada, porque la señora en cuestión tuvo un desliz que en política se paga muy caro, siempre y cuando, claro, el partido en el que milita tomara cartas en asunto. No es así, por el momento, y caben dos opciones: 1) que está de acuerdo con su expresión, aunque no dicha de esa manera, y 2) que no hay bemoles para dar una reprimenda a una individua que está muy bien apadrinada. Y de eso, de apadrinamiento, saben y mucho en el PP, que desde que ha llegado al Gobierno ha pegado un cambio que no lo conoce ni la madre que lo parió. Aquella formación moderada y en cierta medida espejo de muchos españoles se ha convertido en un recortador de derechos a troche y moche y así es difícil ejercitar una labor, como tres cuartas partes de la sociedad y de toda la oposición en contra. La señora Fabra, política profesional donde las allá, no renunciará a nada. Otra cosa es que su partido ponga a cada cual en sitio. Cosa que dudo.